Frases de Adelaide Anne Procter

Adelaide Anne Procter fue una poetisa y filántropa británica. Trabajó en beneficio de un gran número de causas, principalmente para las mujeres sin empleo y para las personas sin hogar, fue activista a favor del feminismo y se desempeñó como periodista en varios periódicos. Procter jamás contrajo matrimonio, y algunas de sus poesías han llevado a pensar que pudo haber sido lesbiana.[1]​ Tuvo una pésima salud, posiblemente debido al trabajo caritativo, falleciendo de tuberculosis a los 38 años de edad.

La carrera literaria de Procter comenzó cuando era adolescente; sus poemas se publicaban principalmente en los periódicos de Charles Dickens, Household Words y All the Year Round, y más tarde en formato de libro. Sus obras de caridad y su conversión al catolicismo parecen haber influenciado fuertemente su poesía, cuyas temáticas solían relacionarse con la condición de vivir en la calle, con la pobreza y con las mujeres perdidas.

Procter era la poetisa favorita de la Reina Victoria. Sus poesías fueron editadas varias veces durante el siglo XIX; Coventry Patmore la describió como la poetisa más popular de la época después de Lord Tennyson.[2]​ A sus poemas se les añadió música y se los convirtió en himnos, y fueron publicados en los Estados Unidos y en Alemania además de Inglaterra. De cualquier manera, a principios del siglo XX su reputación disminuyó considerablemente y pocos críticos modernos han puesto atención a sus obras. Los que lo han hecho, sin embargo, aseguran que son significativas, en parte porque revela la forma en que las mujeres victorianas expresaban sus sentimientos, de otra forma reprimidos. Wikipedia  

✵ 30. octubre 1825 – 2. febrero 1864
Adelaide Anne Procter Foto
Adelaide Anne Procter: 24   frases 0   Me gusta

Adelaide Anne Procter: Frases en inglés

“I do not ask my cross to understand
My way to see:
Better in darkness just to feel Thy hand
And follow Thee.”

Fuente: Dictionary of Burning Words of Brilliant Writers (1895), P. 594.

“Kind hearts are here; yet would the tenderest one
Have limits to its mercy; God has none.”

Fuente: Dictionary of Burning Words of Brilliant Writers (1895), P. 409.