Chris Amon fue piloto de Fórmula 1 durante las décadas de 1960 y 1970.
Es considerado como uno de los mejores pilotos de entre los que nunca consiguieron ganar una carrera. Su reputación de mala suerte era tan fuerte que Mario Andretti bromeó sobre él diciendo que "si fuera un enterrador, la gente dejaría de morir".
Se desplazó hasta Inglaterra en 1963 para participar en su primer Gran Premio a la edad de 19 años. Durante el periodo de 1963 a 1966 corrió para Lola, Lotus, Brabham y Cooper, pero su trabajo consistía en llenar los huecos sobrantes.
Al mismo tiempo, compitió en otras modalidades y consiguió atraer una gran atención sobre él al ganar, en 1966, las 24 horas de Le Mans, al volante de un Ford GT-40, junto con su compatriota Bruce McLaren. Corrió su última carrera en 1976.