
“¿Por qué crees que pueda temer a los hombres buenos?”
En una disputa entre Castruccio con un embajador del rey de Nápoles por cuestiones de prisioneros, en la que el embajador le dijo: «Entonces, ¿no temes al rey?» a lo que repuso: «¿Vuestro rey es bueno o malvado?» cuando le respondió el embajaro que era bueno, Castruccio replicó con la frase.