Roberto Alifano: Citas de tendencias

“Los ojos no sirven de nada en un cerebro ciego. También está el corazón ¿Por qué no ver con los ojos del corazón?”

“En el cielo la luna bellamente / fija en tus ojos su tristeza altiva, / y es a un tiempo beatífica y silente. / ¡Oh, la noche que deja que recorra / con mi mano tu piel suave y preciosa, / y en mis sueños ardiente te aprisione!”

“La persona justa no es aquella que no comete injusticias, sino aquella que pudiendo ser injusta evita serlo por medio de la sentatez. (…) Quizá para ser justo el hombre necesite acabar con el egoísta deseo de bienestar propio a expensas de todo. La justicia es una asignatura que la raza humana tiene pendiente.”

“A toda alma cautivada de amador
ofrezco aquí mi corazón doliente;
humilde soy en el amar presente.
¡Salud gran Caballero del Amor!”

“El tiempo implica un pasado, un futuro y un presente. Pero el pasado ya no existe y el futuro aún no es. En cuanto al presente, no es más que un continuo dejar de ser, un continuo andar hacie el no ser.”

“A la inversa de los intereses, para el hombre cabal los principios y el honor no son negociables.”

“Me veo a mí mismo, débil e influenciable aquellos días, cediendo a sus deseos de libertinaje, buscando la invención de una nueva intimidad a través del compañero de orgía que, más que amigo, era el cómplice del desborde. (…) Todo lo creo permitido entre el hombre y la mujer, en un lecho de intimidad, entre cuatro paredes.”

“A veces pienso que el la faz de esta tierra que pisamos sufrimos el contagio de esa peste moral que es el afán de destruirnos los unos a los otros.”

“Con el tiempo, estoy seguro, el toscano será un lenguaje natural y nacional, ideal y normal, y habrá de pertenecer a cada cuidad de Italia, lo cual es como decir que no pertenecerá a ninguna en particular. (…) Yo me he propuesto perfeccionar este idioma vulgar que habla la gente común y fijar mi escritura en esa lengua.”

“Este que oprime el corazón dormido / con la tenaza de sus dedos yertos / reposa con los ojos entreabiertos. / Tú, feliz pasajero que has de hablarla, / dile que venga y calme con mirarla / la pena que en el alma nos destruye.”

“Se sabe que, llegado a Buenos Aires, Sarmiento recurrió al general Bartolomé Mitre, también masón (con el grado de Gran Maestre de la Logia Argentina), apasionado estudioso del poeta florentino y primer traductor en el continente americando de la Divina Comedia.
Debido a los enfrentamientos civiles y militares que envolvían a la Argentina, con la declarada Guerra al Paraguay, el general Mitre no consideró oportuno dar a conocer al manuscrito en ese conflictivo momento y, de acuerdo con Sarmientom dicidieron disimularlo entre los miles de volúmenes que alberga la Biblioteca Nacional de la Argentina.”

“Sentía una extraño equilibrio entre el mundo de abajo y el de arriba, pero también la atención que se debe prestar para seguir sobreviviendo, y que no habrá de cesar seguramente hasta mi muerte; aunque la palabra "muerte" era para mí tan sólo una palabra. La niñez no imagina la muerte. Uno es inmortal, o se cree inmortal, en esa época maravillosa de la vida.”

“He indagado con renovada frecuencia en algunos escritos sobre el error que se comete al suponer que un hombre o familia deciden sobre los acontecimientos de la época que les toca vivir. El culto a los héroes es una equivocación; la historia es una decisión de los procesos sociales y no de los hombres.”

“Poco importa del tiempo que ha pasado / crepuscular cuando llegó tu hora; / buscaste nuestros ojos implorando / un consuelo o algún fulgor del cielo… / Ya estás muerto y apenas se te nombra. / No lo quisimos ver y no lo vimos, / para siempre se fue y no hay regreso. / No vuelvas más, ya no te quiere nadie / en la tierra que altivo fatigaste.”

“El temperamento es independiente de nuestra voluntad; pienso que no sucede lo mismo con el carácter, que depende en buena medida del alma y del corazón; también de la culpa que nos impuso la educación adquirida.”

“El amplio y modesto apartamento que ocupaba casi carecía de muebles; los libros, desordenados, se apilaban en los rincones. Ese ámbito, desmesuradamentle bibliófilo y sorpresivo, me llevó a entender de inmediato que estaba ante un extraordinario lector.
- ¡Ah, mi querido amigo, a todo devoto de los libros nos ocurre lo mismo; cuando estos señores con vida propia invaden nuestra casa es imposible detenerlos! - justificó, irónico, con una sonrisa -. Uno no sabe que hacer con ellos y empiezan a desalojarte. Ya me ocurrió en otro apartamento. Llegó a estar tan repleto de libros que un día cerré la puerta, escapé por la ventana y nunca más regresé.”

“Pero la filosofía no había de ser por largo tiempo mi único consuelo. Mi naturaleza no era de esas que pueden vivir sin amor y nutrirse de pensamientos únicamente. Llegó la tentación de la carne, y muy poco puede el hombre cuando llega ese momento”

“Yo estoy convencido de que nos ocurre aquello que creemos. Mi pobre abuela Nina vería realmente esos seres sobrenaturales y, en ocasiones, obraban sobre su voluntad. Por ella tuve noticias de esos muertos vivientes que se alimentan de sangre y cuyo origen, mucho después, habría de encontrar en el relato Ansino Aureo, de Lucio Apuleyo, donde se cuenta la historia de dos hermanas malignas, Meloe y Phantia, chupadoras de sangre de un pobre infeliz llamado Sócrates, sin ninguna relación, por supuesto, con el afamado filósofo griego.”

“Me exalta el hecho de que el tiempo sea un proceso mental. (…) Si supiéramos qé es el tiempo, probablemente lo sabríamos todo.”