Citas del libro

La caída de los gigantes

“Y aquello, también, había sido idea de Ethel.”

“«Ya está —pensó Grigori—. Esto es una revolución.»”

“era mejor morir que renunciar a la esperanza de una vida mejor.”

“y eso le hacía sentirse un hombre nuevo, una criatura diferente, un ave del cielo.”

“El flanco de un ejército era más vulnerable que su cabecera.”

“con las manos metidas en los bolsillos; tenía un enorme reloj de oro cuya cadena asomaba por el ancho bolsillo de su chaleco.”

“Dupuys abrazó a Fitz, luego le plantó dos besos en las mejillas; y, por una vez, al conde no le molestó en absoluto. —Los hemos detenido —dijo Galliéni y, ante el asombro de Fitz, unas lágrimas asomaron tras los quevedos del viejo general—.”

“Era fácil pronunciar palabras valientes en la oscuridad. La luz del día podía contar una historia muy diferente.”

“Ludendorff quiere un armisticio.”

“Por desgracia, Jesús se aparecía a los chicos con imaginaciones febriles, no a hombres sobrios y racionales.”

“La opinión pública puede equivocarse.”

“Lenin también ha anunciado una jornada de ocho horas para los trabajadores y educación universal y gratuita para sus hijos.”

“Supongo que me pregunto si la política podría separarnos.”

“La capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo contigo es un talento difícil de encontrar…”

“«Lo hemos conseguido —pensó—. Hemos organizado una revolución.» «Hemos derrocado al zar.»”

“lo mucho que anhelaba la llegada de aquel día. «No —pensó—; no permitiré que ocurra.»”

“hemos ganado —se dijo—. Somos los vencedores. El pueblo ha derrocado a sus opresores.»”

“los hombres deberían ser ascendidos en virtud de su inteligencia, no de su cuna.”

“Llevaba años hablando de desafiar a la autoridad del régimen, pero ese día lo estaba haciendo realidad”