“Si la culebra pudiese hablar, sería el mayor calumniador del león. Los hombres reptiles por eso persiguen con su lengua a las almas superiores.” Ignacio Manuel Altamirano (1834–1893) escritor, periodista, abogado, maestro y político De hombres
“El oso Matías, la gamba berebere, la culebra Virtuitas e incluso el borrico Isaías son mis bestias.” Paco Collado (1960) actor y humorista español La Hora de José Mota, El Aberroncho
“Para echar abajo a un león basta herirlo con una bala o con un dardo; pero una vez que un reptil se ha enredado a la punta de una roca o al tronco de un árbol, hay que arrancarlo a pedazos. En la política es lo mismo; los ministros orgullosos caen al primer tiro; culebras se pegan mucho.” Ignacio Manuel Altamirano (1834–1893) escritor, periodista, abogado, maestro y político De vejez , Árbol
“La idea de la muerte llega siempre con paso de lobo, con andares deculebra, como todas las peores imaginaciones. Nunca de repente lleganlas ideas que nos trastornan; lo repentino ahoga unos momentos, peronos deja, al marchar, largos años de vida por delante. Los pensamientosque nos enloquecen con la peor de las locuras, la de la tristeza, siemprellegan poco a poco y como sin sentir, como sin sentir invade la niebla loscampos, o la tisis los pechos. Avanza, fatal, incansable, pero lenta,despaciosa, regular como el pulso. Hoy no la notamos; a lo mejormañana tampoco, ni pasado mañana, ni en un mes entero. Pero pasa esemes y empezamos a sentir amarga la comida, como doloroso elrecordar, ya estamos picados. Al correr de los días y las noches nosvamos volviendo huraños, solitarios; en nuestra cabeza se cuecen lasideas, las ideas que han de ocasionar el que nos corten la cabeza dondese cocieron, quién sabe si para que no siga trabajando tan atrozmente.Pasamos a lo mejor hasta semanas enteras sin variar; los que nosrodean se acostumbraron ya a nuestra adustez y ya ni extrañan siquieranuestro extraño ser. Pero un día el mal crece, como los árboles, yengorda, y ya no saludamos a la gente; y vuelven a sentirnos como rarosy como enamorados. Vamos enflaqueciendo, enflaqueciendo, y nuestrabarba hirsuta es cada vez más lacia. Empezamos a sentir el odio que nosmata; ya no aguantamos el mirar; nos duele la conciencia, pero ¡noimporta!, ¡más vale que duela! Nos escuecen los ojos, que se llenan deagua venenosa cuando miramos fuerte. El enemigo nota nuestro anhelo,pero está confiado; el instinto no miente. (…) Cuando huimos como lascorzas, cuando el oído sobresalta nuestros sueños, estamos ya minadospor el mal; ya no hay solución, ya no hay arreglo posible. Empezamos acaer, vertiginosamente ya, para no volvernos a levantar de vida. Quizáspara levantarnos un poco a última hora, antes de caer de cabeza hastael infierno… Mala cosa.” Camilo José Cela libro La familia de Pascual Duarte The Family of Pascual Duarte De gente , Agua , De tristeza , De comida