“Si los pecadores serán condenados, al menos que salten al infierno por sobre nuestros cuerpos. Y si perecen, que perezcan con nuestros brazos en torno a sus rodillas, implorando por que se queden. Si el infierno ha de ser llenado, al menos que lo sea con nuestras exhortaciones y que nadie vaya allí sin haber sido avisado y sin que nadie haya orado por esa persona.” Charles Spurgeon (1834–1892) Predicador Infierno
“Hombres de Atenas, no tenemos mucho tiempo para la exhortación, pero para los valientes valen lo mismo pocas palabras que muchas.” Hipócrates (-460–-370 a.C.) médico griego, considerado el padre de la Medicina De hombres
“Si los veintitantos que esta vez han conseguido escabullirse sienten en los próximos tiempos el acoso no solo del GAL, sino también de la Gendarmería, va a ser muy difícil seguir planeando atentados al otro lado de la frontera. Por fin los hechos demuestran que hay alternativas eficaces a la frustrante exhortación a la paciencia que era endémica en nuestra clase política". 15 de enero de 1984” Pedro José Ramirez (1952) periodista español Diario 16 Paciencia
“Esa noche, perdida entre noches y noches, de eso estaba segura, la chiquilla la pasó en ese barcoy estuvo allí cuando se produjo el estallido de la música de Chopin bajo el cielo iluminadode brillanteces. No había un soplo de viento y, en el paquebote negro, la música se propaló por todas partes, como una exhortación del cielo de la que no se supiera de qué trataba,como una orden de Dios de la que se ignoraba el contenido. Y la joven se levantó como para ir a su vez a matarse, a arrojarse a su vez al mar y después lloró porque pensó en elhombre de Cholen y no estaba segura, de repente, de no haberle amado con un amor que lehubiera pasado inadvertido por haberse perdido en la historia como el agua en la arena y que lo reconocía sólo ahora en este instante de la música lanzada a través del mar.” Marguerite Duras (1914–1996) Agua , Pérdida , De música , Mar
“¡Viva la intensidad!“¡No os durmáis, espabilad, acelerad, pisotead, lanzaos!” Como expresa tan poéticamente esta canción de rap, la exhortación “¡vivid intensamente!” se ha convertido en el leitmotiv del hombre moderno. Una hiperactividad compulsiva en la que no debe haber el menor “blanco”, el menor vacío, por miedo a encontrarse con uno mismo. El sentido es lo de menos, con tal de que haya intensidad. De ahí el gusto y la fascinación por la violencia, las proezas, la excitación máxima de los sentidos, los deportes de riesgo. Hay que bajar las cataratas del Niágara dentro de un barril, abrir el paracaídas a unos metros escasos del suelo, bucear sin oxígeno a una profundidad de cien metros. Hay que exponerse a morir por algo que no vale la pena ser vivido, acelerar para no ir a ningún sitio, cruzar la barrera del sonido de lo inútil y poner de relieve el vacío. Así que pongamos a todo volumen cinco radios y diez televisores al mismo tiempo, démonos cabezazos contra la pared y revolquémonos en la grasa. ¡Eso es vivir plenamente!.” Matthieu Ricard (1946) Biólogo molecular y monje budista En defensa de la felicidad De miedo , Sentido , De hombres , Deporte