Gaston Bachelard: Ser

Gaston Bachelard era Filósofo francés. Explorar las citas interesantes en ser..
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“¿Acaso el sueño no es el testimonio del ser perdido, de un ser que se pierde, de un ser que huye de nuestro ser, incluso si podemos repetirlo, volver a encontrarlo en su extraña transformación?”

Fuente: La poética de la ensoñación. Bachelard, Gaston. Traducido por Vitale, Ida. Editorial Fondo de Cultura Económica, 2013. ISBN 9786071614582. https://books.google.es/books?id=g6hDAwAAQBAJ&printsec=frontcover&dq=La+po%C3%A9tica+de+la+enso%C3%B1aci%C3%B3n+Escrito+por+Bachelard,+Gaston&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwji6tucnMPgAhUMoRQKHZmwD0MQ6AEIKDAA#v=onepage&q=%C2%BFAcaso%20el%20sue%C3%B1o%20no%20es%20el%20testimonio%20del%20ser%20perdido%2C%20de%20un%20ser%20que%20se%20pierde%2C%20de%20un%20ser%20que%20huye%20de%20nuestro%20ser%2C%20incluso%20si%20podemos%20repetirlo%2C%20volver%20a%20encontrarlo%20en%20su%20extra%C3%B1a%20transformaci%C3%B3n%3F&f=false

“En efecto, soy un soñador de palabras, un soñador de palabras escritas. Creo leer. Una palabra me detiene. Dejo la página. Las sílabas de la palabra empiezan a agitarse. Los acentos tónicos se invierten. La palabra abandona su sentido como una sobrecarga demasiado pesada que impide soñar. Las palabras toman entonces otros significados como si tuviesen el derecho de ser jóvenes. Y las palabras van, entre las espesuras del vocabulario, buscando nuevas, malas compañías. Muchos conflictos menores hay que resolver cuando, de la ensoñación vagabunda, se vuelve al vocabulario razonable.

Y es peor cuando en vez de leer me pongo a escribir. Bajo la pluma, la anatomía de las sílabas se despliega lentamente. La palabra vive sílaba por sílaba, en peligro de ensoñaciones internas. ¿Cómo mantenerla unida obligándola a sus habituales servidumbres dentro de la frase esbozada, frase que quizás vamos a tachar del manuscrito? ¿No ramifica la ensoñación la frase comenzada? La palabra es un brote que pretende dar una ramita. Cómo no soñar mientras se escribe. La pluma sueña. La página blanca da el derecho a soñar. Si tan sólo se pudiera escribir para uno mismo. ¡Qué duro es el destino del hacedor de libros! Hay que cortar y volver a coser para tener continuidad en las ideas. Pero, cuando se está escribiendo un libro sobre la ensoñación, ¿no habrá llegado el momento de dejar correr la pluma, de dejar hablar a la ensoñación y mejor aún, de soñar la ensoñación en el mismo momento que uno cree estarla transcribiendo?”

The Poetics of Reverie