Piotr Kropotkin:
Hombro
Piotr Kropotkin era geógrafo, naturalista y pensador político ruso.
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Piotr Kropotkin:
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“Mientras nuestros oponentes parecen admitir que hay una especie de sal de la tierra: los gobernantes, los patronos, los líderes, que, afortunadamente, impiden que esos malos hombres: los gobernados, los explotados, los dirigidos, se hagan mucho peores de lo que son, hay una diferencia, una muy importante. Nosotros reconocemos las imperfecciones de la naturaleza humana, pero no exceptuamos a los que mandan. Ellos los exceptúan, aunque a veces inconscientemente.”
“Para que el bienestar se transforme en realidad, se necesita que el capital deje de ser considerado como propiedad privada del acaparador. El instrumento de producción debe ser la propiedad común para que el espíritu colectivo saque los máximos beneficios para todos. Hay que expropiar. El bienestar de todos es el fin. La expropiación, el medio. El problema de la expropiación no se resuelve por la vía legislativa. Pobres y ricos saben que los gobiernos actuales ni los por venir, puede resolverlo. Se siente la necesidad de una revolución social, y ni a unos ni a otros se les oculta que esta revolución está próxima. ¿De dónde vendrá la revolución?, ¿Cómo se anunciará? Incógnita. Pero los observadores y quienes meditan no lo dudan: trabajadores, explotadores, revolucionarios, conservadores, pensadores y hombres prácticos, todos afirman que está llamando a nuestras puertas.”
“El orden es la servidumbre, embotamiento de la inteligencia, el envilecimiento de la raza humana, mantenido por el hierro, por el látigo y el fuego; es la muerte contínua por el grisú, sepultando a miles de desventurados mineros, destrozados, convertidos en piltrafas por la rapacidad de los patrones o ametrallados, acribillados a bayonetazos, si intentan quejarse de su suerte negra. El orden, en fin, es el lago de sangre en que ahogaron a la Comune de París; es la muerte de treinta mil hombres, mujeres y niños, destrozados por las bombas y la metralla, enterrados con el blanco sudario de cal viva en las calles de París; es el destino de la juventud rusa condenada a pudrirse en las cárceles y a ser sepultada en las nieves de la Siberia, y los mejores, los más enérgicamente puros, los más heroicos, a morir ahorcados por la cuerda del verdugo. ¡He ahí el orden!.”