“No puede haber ninguna duda que desconfiar de las palabras es menos nocivo que la confianza injustificada en ellas. Además, desconfiar de las palabras, y acusarlas de los horrores que podrían hibernar discretamente dentro de ellas - ¿no es esto, después de todo, la verdadera vocación del intelectual?”
Fuente: Discurso de octubre de 1989, aceptando el premio de la paz, citado en The Independent, Londres (9 de diciembre de 1989)