Citas del libro

Rayuela

“El desaparesido kreía en la bida futura. Si lo konfirmó, ke aya en eya la felisidad ke, aunke kon distintas karakterísticas, anelamos todos los umanos.”

“como casi siempre, cerrar los ojos y volverse atrás, al mundo algodonoso de cualquier otra noche escogida atentamente de entre la baraja abierta.”

“Sólo en sueños, en la poesía, en el juego nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos.”

“«Un amor como el fuego, arder eternamente en la contemplación del Todo. Pero en seguida se cae en un lenguaje desaforado.»”

“Lo que pasa —dijo la Maga, — es que la felicidad es solamente de uno y en cambio la desgracia parecería de todos.”

“Oliveira ya lo sabía pero de otra manera, y fue necesario que Talita se lo dijese desde su punto de vista para que de las dos cosas naciera como un tiempo nuevo, un presente”

“Ah –dijo Oliveira. –Tiene un gato y muchísimos libros.”

“se había apersonado a comprar unos supositorios contra la bronquitis”

“Nunca nos quisimos —le dijo besándola en el pelo. —No hablés por mí —dijo la Maga cerrando los ojos—. Vos no podés saber si yo te quiero o no. Ni siquiera eso podés saber. —¿ Tan ciego me creés?”

“Nadie se aguanta aquí mucho tiempo, ni siquiera tú y yo, hay que vivir combatiéndose, esa es la ley, la única manera que vale la pena pero duele”

“No te imaginás el miedo que tengo de que se pierda el paquete con Rayuela. Tengo una copia, pero sería trágico tener que volver a sacar otra copia de ésa. Estoy averiguando si algún conocido va en estos días para confiarle el paquete, pero me temo que habrá que mandarlo por avión. Se me ha ocurrido que con los líos que hay en la Argentina el correo podría andar medio dislocado. ¿Qué te parece a vos? A lo mejor se te ocurre algún procedimiento; en ese caso escribime en seguida, aunque no sean más que dos líneas.   De una carta a Paco Porrúa, 19 de mayo de 1962”

“La técnica consistía en citarse vagamente en un barrio a cierta hora. Les gustaba desafiar el peligro de no encontrarse, de pasar el día solos, enfurruñados en un café o en un banco de plaza, leyendo-un-libro-más.”

“Sólo esa vez, excentrado como un matador mítico para quien matar es devolver el toro al mar y el mar al cielo”

“es mucho más fácil hablar de las cosas tristes que de las alegres.”

“París es una enorme metáfora.”

“con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.”

“Lo absurdo no son las cosas, lo absurdo es que las cosas estén ahí y las sintamos como absurdas.”

“Qué raro, verdad, que una mujer no pueda olerse como la huele el hombre.”

“Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra.”