Frases de Friedrich August von Hayek

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“"Mientras que la creencia en la "justicia social" rija la acción política, el proceso deberá aproximarse cada vez más a un sistema totalitario" El espejismo de la justicia social 1976”

“No podemos censurar a nuestros jóvenes porque prefieran una posición asalariada segura mejor que el riesgo de la empresa, cuando desde su primera juventud han visto aquélla considerada como ocupación superior, más altruista y desinteresada. La generación más joven de hoy ha crecido en un mundo donde, en la escuela y en la prensa, se ha representado el espíritu de la empresa comercial como deshonroso y la consecución de un beneficio como inmoral, y donde dar ocupación a cien personas se considera una explotación, pero se tiene por honorable el mandar a otras tantas.”

“Está enteramente de acuerdo con el espíritu del totalitarismo la condenación de toda actividad humana realizada por puro placer y sin ulterior propósito. La ciencia por el placer de la ciencia, el gusto del arte por el arte, son igualmente aborrecibles para los nazis, nuestros intelectuales socialistas y los comunistas.”

“Todo el aparato (colectivista) para difundir conocimientos: las escuelas y la prensa, la radio y el cine se usarán exclusivamente para propagar aquellas opiniones que, verdaderas o falsas, refuercen la creencia en la rectitud de las decisiones tomadas por la autoridad; se prohibirá toda la información que pueda engendrar dudas o vacilaciones.”

“Totalitarismo es la nueva palabra que hemos adoptado para describir las inesperadas pero inseparables manifestaciones de lo que en teoría llamamos socialismo.”

“[D]onde unos cuantos fines específicos dominan la sociedad entera es inevitable que la crueldad pueda convertirse ocasionalmente en un deber, que los actos que sublevan todos nuestros sentimientos, tales como el fusilamiento de los rehenes o la matanza de los viejos o los enfermos, sean tenidos como meras cuestiones de utilidad, que el desarraigo y traslado forzoso de cientos de miles de personas llegue a ser un instrumento político aprobado por casi todos, excepto las víctimas, o que sugestiones como la de un «reclutamiento de mujeres con fines de procreación» puedan ser consideradas seriamente. Ante los ojos del colectivista hay siempre un objetivo superior a cuya consecución sirven estos actos y que los justifican para aquél, porque la prosecución del fin común de la sociedad no puede someterse a limitaciones por respeto a ningún derecho o valor individual.”

“En un Estado totalitario la situación es, permanentemente y en todos los campos, la misma que en los demás países domina algunos ámbitos en tiempos de guerra. Se ocultará a la gente todo lo que pueda provocar dudas acerca de la competencia del Gobierno o crear descontento. Las bases de comparación desfavorable con las condiciones de otro lugar; el conocimiento de las posibles alternativas frente a la dirección efectivamente tomada; la información que pueda sugerir el fracaso del Gobierno en el cumplimiento de sus promesas o en aprovechar las oportunidades de mejorar la situación, todo se suprimirá. Por consecuencia, no habrá campo donde no se practique una intervención sistemática de la opinión y no se fuerce a una uniformidad de criterios.”

“Que en un sistema totalitario no se consienta la investigación desinteresada de la verdad y no haya otro objetivo que la defensa de los criterios oficiales, es fácil de comprender, y la experiencia lo ha confirmado de modo amplio en cuanto a las disciplinas que tratan directamente de los negocios humanos y, por consiguiente, afectan de manera más inmediata a los criterios políticos, tales como la Historia, el Derecho o la Economía. En todos los países totalitarios estas disciplinas se han convertido en las más fecundas fábricas de mitos oficiales, que los dirigentes utilizan para guiar las mentes y voluntades de sus súbditos. No es sorprendente que en estas esferas se abandone hasta la pretensión de trabajar en busca de la verdad y que las autoridades decidan qué doctrinas deben enseñarse y publicarse.”

“…El error característico de los racionalistas constructivistas a este respecto estriba en que intentan basar sus argumentos en lo que se ha denominado la ilusión sinóptica, es decir, en la ficción de que todos los hechos relevantes son conocidos por alguna mente, y de que es posible construir a partir de este conocimiento de los particulares un orden social deseable. A veces la ilusión se expresa con un toque de conmovedora ingenuidad en los entusiastas de una sociedad deliberadamente planificada, como cuando alguno de ellos sueña con el desarrollo del “arte del pensar simultáneo: la capacidad de abordar a un tiempo una multitud de fenómenos interrelacionados, y de integrar en un solo esquema los atributos tanto cuantitativos como cualitativos de estos fenómenos”(Lewis Mumford). Tales sujetos parecen ignorar completamente que este sueño esquiva el problema central que plantea cualquier esfuerzo por comprender o conformar el orden de la sociedad: nuestra incapacidad para reunir como conjunto abarcable todos los datos que integran el orden social. Todos aquellos que están fascinados por los bellos planes que resultan de tal planteamiento porque son “tan ordenados, tan visibles y tan fácilmente comprensibles”(Jane Jacobs), son víctimas de la ilusión sinóptica y desconocen que estos planes deben su aparente claridad al hecho de que el planificador deja a un lado todos los hechos que desconoce”…”

“Seguimos siendo libres en la medida en que efectivamente lo somos porque ciertos prejuicios tradicionales, a pesar de estar en rápido proceso de disolución, han impedido que la lógica subyacente a los cambios que se han producido dejara sentir su influencia en otros campos más amplios. (…) La definitiva victoria del totalitarismo no sería sino el triunfo final de las ideas que ya dominan la esfera intelectual sobre una resistencia meramente tradicionalista.”

“La sociedad simplemente se ha convertido en la nueva divinidad ante la cual se protesta y se pide reparación si no satisface las expectativas que ha creado.”

“Los ideales del socialismo y la “justicia social” “no ofrecen una nueva moral, sino que tan sólo apelan a instintos heredados de un tipo de sociedad más antiguo. […] Moral tribal: no sólo destruiría la Gran Sociedad, sino que además amenazaría la supervivencia de la gran población que la humanidad ha alcanzado gracias a tres siglos de orden de mercado. […] No es una nueva moral “sino que se trata únicamente de individuos que no han aprendido los principios de la civilización, las reglas de conducta en que se basa la Sociedad abierta, y quieren imponerle sus propias concepciones instintivas y “naturales” que derivan de la sociedad tribal.”

“No puede decirse de la democracia”

“El principio de que el fin justifica los medios se considera en la ética individualista como la negación de toda moral social. En la ética colectivista se convierte necesariamente en la norma suprema; no hay, literalmente, nada que el colectivista consecuente no tenga que estar dispuesto a hacer si sirve «al bien del conjunto», porque el «bien del conjunto» es el único criterio, para él, de lo que debe hacerse.”

“[…] la superstición de que el gobierno (normalmente llamado ‘Estado’ para que suene mejor) tiene que definir lo que es dinero, como si lo hubiera creado y no pudiera existir al margen de los poderes públicos, se originó en la ingenua creencia de que dinero debió ser ‘inventado’ por alguien y que un inventor original nos lo proporcionó. Esta creencia ha sido totalmente desplazada por el conocimiento de la generación de semejantes instituciones involuntarias a través de un proceso de evolución social del que el dinero es el principal paradigma”

“El concepto de “justicia social” es por fuerza un concepto vacío y carente de significado, porque en él no hay ninguna voluntad que pueda determinar los ingresos relativos de las distintas personas, o evitar el hecho de que dependan en parte de la casualidad.”

“En un orden espontáneo no pueden evitarse las frustraciones inmerecidas.”

“Tal vez el mayor descubrimiento jamás hecho por el género humano fue la posibilidad de que los hombres vivieran juntos, en paz y con beneficio mutuo, sin tener que ponerse de acuerdo sobre fines comunes y concretos, sólo vinculados por normas de comportamiento abstractas. El sistema “capitalista”, surgido de este descubrimiento, sin duda no satisfizo plenamente los ideales del liberalismo, porque se desarrolló sin que los legisladores y los gobernantes hubieran aferrado el modus operandi del mercado, y en gran medida a pesar de las políticas realmente perseguidas.”

“El hombre no se ha desarrollado en libertad. Como miembro de aquella pequeña tribu a la que tenía que pertenecer para sobrevivir, el hombre era todo menos libre. La libertad es una construcción de la civilización, que ha liberado al hombre de los obstáculos del pequeño grupo y de sus humores momentáneos, a los que incluso el jefe tenía que obedecer. Lo que hizo posible la libertad fue la gradual evolución de la disciplina de la civilización que es al mismo tiempo la disciplina de la libertad.”

“En un Estado totalitario la situación es, permanentemente y en todos los campos, la misma que en los demás países domina algunos ámbitos en tiempos de guerra. Se ocultará a la gente todo lo que pueda provocar dudas acerca de la competencia del Gobierno o crear descontento.”

“El fatal punto crítico en la evolución moderna se produjo cuando el gran movimiento que solo podía servir a sus fines originarios luchando contra todo privilegio, el movimiento obrero, cayó bajo influencia de las doctrinas contrarias a la libre competencia y se vio él mismo mezclado en las pugnas por los privilegios.”

“La curiosa tarea de la ciencia económica es demostrar a los hombres lo poco que realmente saben de lo que imaginan que pueden diseñar. Para la mente ingenua que puede concebir al orden sólo como el producto de una ordenación deliberada, puede parecer absurdo el hecho de que en condiciones complejas, el orden y la adaptación a lo desconocido se pueden lograr de manera más efectiva mediante la descentralización de las decisiones y que una división de la autoridad en realidad extenderá la posibilidad de orden general. Que la descentralización en realidad conduce a que se tome en cuenta una mayor cantidad de información.”

“I believe you will be shocked by my stating this so bluntly because we are still guided instinctively by those inherited "natural" emotions… in a sense we are all socialist.”

“Justice, like liberty and coercion, is a concept which, for the sake of clarity, ought to be confined to the deliberate treatment of men by other men.”

“There is no salvation for Britain unless the special privileges granted to the trade unions in 1906 are revoked. The average level of real wages of British workers would undoubtedly be higher, and their chances of finding employment better, if the wages of different occupations were again determined by the market and all limitations on the work an individual is allowed to do were removed.”

“We have found a method of creating an order of human co–operation which far exceeds the limits of our knowledge. We are led to do things by circumstances of which we are largely unaware. We do not know the needs which we satisfy, nor do we know the sources of the things which we get. We stand in an enormous framework into which we fit ourselves by obeying certain rules of conduct that we have never made and never understood, but which have their reason.”

“She was a very good-looking woman, and extremely intelligent. But she wasn’t really very female; she had too much of a male intelligence.”

“The reasons why the adoption of a system of central planning necessarily produces a totalitarian system are fairly simple. Whoever controls the means must decide which ends they are to serve. As under modern conditions control of economic activity means control of the material means for practically all our ends, it means control over nearly all our activities. The nature of the detailed scale of values which must guide the planning makes it impossible that it should be determined by anything like democratic means. The director of the planned system would have to impose his scale of values, his hierarchy of ends, which, if it is to be sufficient to determine the plan, must include a definite order of rank in which the status of each person is laid down. If the plan is to succeed or the planner to appear successful, the people must be made to believe that the objectives chosen are the right ones. Every criticism of the plan or the ideology underlying it must be treated as sabotage. There can be no freedom of thought, no freedom of the Press, where it is necessary that everything should be governed by a single system of thought. In theory Socialism may wish to enhance freedom, but in practice every kind of collectivism consistently carried thought must produce the characteristic features which Fascism, Nazism, and Communism have in common. Totalitarianism is nothing but consistent collectivism, the ruthless execution of the principle that 'the whole comes before the individual' and the direction of all members of society by a single will supposed to represent the 'whole.”

“The misconception that costs determined prices prevented economists for a long time from recognizing that it was prices which operated as the indispensable signals telling producers what costs it was worth expending on the production of the various commodities and services, and not the other way around. It was the costs which they had expended which determined the prices of things produced.It was this crucial insight which finally broke through and established itself about a hundred years ago through the so-called marginal revolution in economics.The chief insight gained by modern economists is that the market is essentially an ordering mechanism, growing up without anybody wholly understanding it, that enables us to utilize widely dispersed information about the significance of circumstances of which we are mostly ignorant. However, the various planners (and not only the planners in the socialist camp) and dirigists have still not yet grasped this.”

“My whole concept of economics is based on the idea that we have to explain how prices operate as signals, telling people what they ought to do in particular circumstances. The approach to this problem has been blocked by a cost or labor theory of value, which assumes that prices are determined by the technical conditions of production only. The important question is to explain how the interaction of a great number of people, each possessing only limited knowledge, will bring about an order that could only be achieved by deliberate direction taken by somebody who has the combined knowledge of all these individuals. However, central planning cannot take direct account of particular circumstances of time and place. Additionally, every individual has important bits of information which cannot possibly be conveyed to a central authority in statistical form. In a system in which the knowledge of relevant data is dispersed among millions of agents, prices can act to coordinate the separate actions of different individuals.
Given this context, it is intellectually not satisfactory to attempt to establish causal relations between aggregates or averages in the manner in which the discipline of macroeconomics has attempted to do. Individuals do not make decisions on the basis of partial knowledge of magnitudes such as the total amount of production, or the total quantity of money. Aggregative theorizing leads nowhere.”

“I mean, it became particularly acute because Keynes, against his intentions, had stimulated the development of macroeconomics. And I was convinced that not only his particular conclusions, but the whole foundation of macroeconomics was wrong.
So I wanted to demonstrate that we had to return to microeconomics, that this whole prejudice supported by the natural scientists that could deduce anything from measurable magnitudes, the effects of aggregates and averages, came to fascinate me much more. I felt in a way, that the thing which I am now prepared to do, I don’t know as there’s anybody else who can do this particular task. And I rather hoped that what I had done in capital theory would be continued by others. This was a new opening which was much more fascinating. The other would have meant working for a result which I already knew, but had to prove it. Which was very dull.
The other thing was an open problem: How does economics really look like when you recognize it as the prototype of a new kind of science of complex phenomena which could not employ the simple model of mechanics or physics, but had to deal with what then I described as mere pattern predictions, certain limited prediction. That was so much more fascinating as an intellectual problem.”

“I am now profoundly convinced of what I had only hinted at before, namely, that the struggle between the advocates of a free society and the advocates of the socialist system is not a moral but an intellectual conflict. Thus socialists have been led by a very peculiar development to revive certain primitive instincts and feelings which in the course of hundreds of years had been practically suppressed by commercial or mercantile morals, which by the middle of the last century had come to govern the world economy.”

“There is no doubt, and in this I agree with Milton Friedman, that once the Crash had occurred, the Federal Reserve System pursued a silly deflationary policy. I am not only against inflation but I am also against deflation! So, once again, a badly programmed monetary policy prolonged the depression! So, once again, a badly programmed monetary policy prolonged the depression. One consequence of this policy was, of course, the fact that confidence was destroyed.”

“I suggested before that the whole of economic history could be rewritten in terms of this gradual suppression of the primitive in­stincts by what we very mistakenly call “artificial” rules. Of course, they are not in the strict sense artificial. Nobody ever invented them. They were not the result of design. The new manners of conduct were not adopted because anybody thought they were better. They were adopted because somebody who acted on them profited from it and his group gained from it, and so these rules, without anybody under­ standing them—that is very important for the later part of my argu­ment—without anybody understanding in what way they benefited their community, gradually came to be generally accepted.”

“The mechanism by which the interaction of democratic decisions and their implementation by the experts often produces results which nobody has desired is a subject which would deserve much more careful attention than it usually receives.”

“When I look at the world, I sometimes feel that here in Germany one may still be in some sort of lifeboat that can hope to keep afloat when the rest of the world goes bust. German and Switzerland and perhaps Austria and Belgium have the few relatively stable currencies in the world.”

“It seems to me that the future of peaceful international relations and the safety of persons in foreign countries would have been much better served if, after the Iranian Government placed itself outside the community of nations by approving the holding captive of the personnel of the United States embassy, the United States Government had at once sent an ultimatum saying that, unless every single member of the embassy staff were within 48 hours handed over unharmed to representatives of the United States Government at some place outside Iran, bombs would be falling at an increasing rate at the seat of the Iranian Government.”

“The assurance of a certain minimum income for everyone, or a sort of floor below which nobody need fall even when he is unable to provide for himself, appears not only to be a wholly legitimate protection against a risk common to all, but a necessary part of the Great Society in which the individual no longer has specific claims on the members of the particular small group into which he was born.”

“The treatment of the South Tirolese by the Italians, even before the advent of Fascism worse than anything known until then in modern times in any part of Western or Central Europe, has made the population more unwilling than ever to endure it further.”

“I don't believe we shall ever have a good money again before we take the thing out of the hands of government, that is, we can't take it violently out of the hands of government, all we can do is by some sly roundabout way introduce something that they can't stop.”