William Crookes: Puede

Explorar las citas interesantes en puede..
William Crookes: 63   frases 5   Me gusta

“Ningún incidente en mi carrera científica es más ampliamente conocido que la participación que tomé hace muchos años en ciertas investigaciones psíquicas. Treinta años han pasado desde que publiqué un informe de los experimentos que demostraron que fuera de nuestro conocimiento científico existe una fuerza ejercida por la inteligencia que difiere de la inteligencia común de los mortales comunes. Este hecho en mi vida es, por supuesto, bien entendido por aquellos que me han honrado con la invitación para convertirme en su presidente. Tal vez entre mi audiencia haya algunos que puedan sentir curiosidad por saber si he de hablar o callar. Yo elijo hablar, aunque brevemente… Pasar por alto el tema sería un acto de cobardía - un acto de cobardía que no siento la tentación de cometer.
Detenerse poco en cualquier investigación que asuste por ensanchar las puertas del conocimiento, recular ante el temor a la dificultad o la crítica adversa, es traer el reproche a la ciencia. No hay nada que el investigador deba hacer sino ir de frente, "explorar de arriba a abajo, centímetro a centímetro, con el filo de la razón, seguir la luz dondequiera que pueda conducir, incluso en caso de que a veces se asemeje a una quimera. No tengo nada de que retractarme. Me adhiero a mis declaraciones ya publicadas. De hecho, podría añadir mucho a esto. Lamento sólo una cierta crudeza en los planteamientos iniciales que, sin duda con justicia, militaban contra de su aceptación por el mundo científico. Mi propio conocimiento en ese momento apenas se extendía más allá del hecho de que ciertos fenómenos nuevos para la ciencia se habían producido con certeza, y fueron atestiguados por mis propios sentidos sobrios y, mejor aún, registrados de modo automático. Yo era como un ser de dos dimensiones, que podría estar situado en un punto singular de una superficie de Riemann, y por lo tanto encontrarse a sí mismo en contacto infinitesimal e inexplicable con un plano de existencia que no es el suyo propio.
Me parece ver un poco más lejos ahora. Tengo atisbos de algo así como la coherencia entre los fenómenos esquivos extraños; de algo así como la continuidad entre esas fuerzas inexplicables y las leyes ya conocidas. Este avance se debe principalmente a los trabajos de otra asociación, de la cual tengo también este año el honor de ser presidente - la Sociedad para la Investigación Psíquica. Y se me presentan ahora por primera vez estas preguntas al mundo de la ciencia que debe elegir un punto de partida diferente al de antaño. Sería bueno comenzar con la telepatía, con la ley fundamental, ya que creo que lo sea, que los pensamientos y las imágenes pueden ser transferidos de una mente a otra sin la intervención de los órganos reconocidos de los sentidos - que el conocimiento puede entrar en la mente humana sin ser comunicado en cualquier forma hasta ahora conocida o reconocida.”

Disertación ante la British Association for the Advancement of Science (1898)

“Siendo similares la estructura del cerebro y los nervios, es concebible que pueda haber masas de cohesores nerviosos en el cerebro cuya función especial puede ser la de recibir impulsos llegados sin conexión a través de secuencias de ondas del éter de un orden de magnitud apropiado. Röntgen nos ha familiarizado con un orden de vibraciones de extrema pequeñez en comparación con las más pequeñas ondas que hasta ahora hayamos conocido, y de dimensiones comparables a las distancias entre los centros de los átomos que componen el universo material, y no hay razón para suponer que aquí hayamos alcanzado el límite de frecuencia. Sabemos que la acción del pensamiento va acompañada de ciertos movimientos moleculares en el cerebro, y aquí tenemos vibraciones físicas capaces, desde su extrema pequeñez, de actuar directamente sobre las moléculas individuales, mientras que su rapidez se aproxima a la de los movimientos internos y externos de los mismos átomos.
La confirmación de los fenómenos telepáticos fue dada por muchos experimentos convergentes y por muchas ocurrencias espontáneas solo hasta entonces inteligibles. La prueba más variada, tal vez, se extrae del análisis de los procesos de la mente subconsciente, cuando éstos, ya sea por accidente o por diseño, son traídos al plano consciente.”

Disertación ante la British Association for the Advancement of Science (1898)

“Un punto de vista sobre la constitución de la materia que recomendé a Faraday como preferible al que habitualmente se tiene me parece que sería exactamente el punto de vista que trato de imaginar sobre la constitución de los seres espirituales. Los centros de la inteligencia, voluntad, energía y potencia, todos son mutuamente penetrables, mientras que al mismo tiempo impregnan lo que llamamos el espacio, pero cada centro mantiene su propia individualidad, persistencia de sí mismo, y memoria. Si estos centros inteligentes de la diversas fuerzas espirituales que, en conjunto, van a constituir el carácter del hombre o karma también están asociados de alguna manera con las formas de energía que, centradas, forman el átomo material - si estas entidades espirituales son materiales, no en el sentido crudo, bruto de Lucrecio, sino el material que sublima a través del intelecto penetrante de Faraday - es uno de esos misterios que para nosotros los mortales, tal vez siempre siga siendo un problema sin resolver. Mi especulación siguiente es más difícil, y está dirigida a aquellos que no sólo toman un punto de vista demasiado terrestre, sino que niegan la verosimilitud - es más, la posibilidad - de la existencia de un mundo invisible en absoluto. Yo respondo que se puede demostrar que estamos a punto de, como sea, descubrir un mundo invisible. No hablo aquí de un mundo inmaterial o espiritual. Me refiero al mundo de lo infinitamente pequeño, que debe todavía ser llamado un mundo material, aunque la materia en él existente o perceptible, es algo que no nos permiten concebir nuestras limitadas facultades. Es el mundo - no digo de las fuerzas moleculares en contraposición a molares, sino de las fuerzas cuya acción se encuentra principalmente fuera del límite de la percepción humana, a diferencia de las fuerzas evidentes para la percepción bruta de los organismos humanos.”

Disertación ante la Society for Psychical Research (1897)