Citas del libro
Antes que anochezca

El 7 de diciembre de 1990 el escritor cubano Reinaldo Arenas, en fase terminal del SIDA, se suicidaba en Nueva York dejando este estremecedor testimonio personal y político, que terminó apenas unos días antes de poner fin a su vida. Arenas, en efecto, reunía las tres condiciones más idóneas para convertirse en uno de los muchos parias engendrados por el infierno inquisitorial y carcelario de la Cuba castrista : ser escritor, homosexual y disidente. Silencien o no la presencia de este libro los interesados en perpetuar el engaño, deseamos que sean cada vez menos los que aún digan que ignoran qué encubría, y encubre, el célebre «paraíso caribeño» del patriarca Fidel Castro. De los bajos fondos de la Habana, donde reptan los excluidos del sistema, a la dificultad de vivir, una vez en el exterior, negándose a la discreta neutralidad que la izquierda bien pensante espera de un exiliado cubano, la vida de Arenas fue, muy a pesar suyo, una continua peripecia vital e intelectual.

“Los árboles tienen una vida secreta que sólo les es dado conocer a los que se trepan a ellos.”
Antes que anochezca (1992)

“Pero todo lo que uno desea, parace que por un burocratismo diabólico, se demora, aún la muerte.”
Antes que anochezca (1992)

“Si alguna fidelidad le ha tenido Fidel Castro a alguien, es a Fidel Castro.”
Antes que anochezca (1992)

“Siempre las madres tienen ese encanto secreto de tratarlo a uno como un niño.”
Antes que anochezca (1992)