“Todo el mundo -incluso los japoneses y, si me apuran, los norteamericanos- tiene derecho a viajar y a la cultura, suponiendo que viajar pueda todavía considerarse cultura. […] Mas convendrán conmigo en que asomarse a una ventana del hotel Daniel de Venecia y encontrar los canales literalmente atestados por miles de japoneses en góndola, o vivir en el Crillón de París rodeado de fulanos de Arkansas que hablan por la nariz, llevan gorras de béisbol y preguntan dónde está la fontana de Trevi, le quita el encanto a cualquier cosa” Arturo Pérez-Reverte (1951) escritor y periodista español De mundo , Viajar
“¡Oh, olas del Adriático! ¡Oh Brento! Tal vez no vuelva a veros ni a oír vuestra mágica voz, sagrada para los hijos de Apolo, que me hizo familiar la lira altanera de Albión. En libertad gozaré con indolencia de las noches de la dorada Italia, bogando en una góndola secreta en compañía de una joven veneciana, a veces charlatana, otras silenciosa; con ella mis labios aprenderán el lenguaje de Petrarca y del amor. ¿Llegará la hora de mi libertad? ¡Ya es tiempo, ya es tiempo! La imploro; voy errante por el piélago y la espero; invoco los vientos favorables a la fiera tempestad que empuje mi barco entre las olas por los caminos abiertos del mar. ¿Cuándo empezaré mi libre carrera? Ya es hora de dejar la orilla aburrida; no es hostil el ambiente, y entre las playas del Sur, bajo el cielo de mi África, podré suspirar por la sombría Rusia, en la que sufrí, amé y enterré mi corazón.” Alexander Pushkin Eugene Onegin Libertad , De secreto , De libros , Camino
“Este señor se compone sólo de letras. De muchísimas letras, se entiende, de un número astronómico de letras, pero al fin y al cabo sólo de letras.Aquí está su amiga. Es, como se ve, de carne y hueso. ¡Y de qué carne! Da gusto verla, ¡y no digamos tocarla!Los dos van ahora juntos a la feria. En la góndola y la noria todo va bien todavía. Pero luego llegan a una caseta de tiro al blanco; un tiro al blanco un poco extraño, esa es la verdad.¡Pruébate a ti mismo!, puede leerse en grandes letras en la parte de arriba. Y más abajo figuran las reglas. Sólo son tres:1. Cada tiro es un blanco garantizado.2. Por cada blanco, un tiro gratis.3. El primer tiro es gratuito.El señor que rodea con el brazo la cintura de su amiga estudia atentamente el letrero. Quiere seguir su camino rápidamente, pero ella insiste en que haga uso de la ventajosa oferta. Quiere ver de lo que es capaz.Pero el señor no quiere.-¿Pero por qué no, cariño? ¿Qué tiene de malo?Tiene de malo que hay que disparar sobre un blanco bastante insólito, sobre uno mismo, es decir, sobre la propia imagen reflejada en un espejo de metal. Y el señor de letras no se siente en absoluto lo bastante real para distinguir de una manera tan arriesgada entre sí y su imagen reflejada.-¡O disparas -dice la amiga, por fin, furiosa-, o te dejo!El sacude la cabeza. Entonces ella se va con otro, un carnicero que entiende de carnes y huesos.El señor se queda solo y la sigue con la mirada. Cuando desaparece de su vista en el gentío, él se deshace lentamente en un pequeño montón de diminutas minúsculas y mayúsculas que la multitud pisotea al pasar.La verdad es que para eso podría hacer disparado, ¿verdad?” Michael Ende libro El Espejo en el espejo El espejo en el espejo De verdad , Camino