“El día que una mujer pueda no amar desde su debilidad sino desde su fortaleza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal.”
Variante: El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal".
Fuente: Espín, Manuel. Los años rebeldes: España 1966-1969. Kailas Editorial, 2018. ISBN 9788417248284.
Fuente: El segundo sexo.
Fuente: El segundo sexo. Simone de Beauvoir. Editorial Cátedra, 2005. ISBN 9788437622330.
Citas similares

“Lo difícil no es intentar algo arriesgado sino escapar del peligro al llevarlo a buen término.”
Fígaro, I, 1.
Las bodas de Fígaro (Le mariage de Figaro), PRIMER ACTO

“Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito.”
Espurios
Original: «We are what we repeatedly do. Excellence, then is not an act but a habit».
Fuente: Will Durant, The Story of Philosophy: The Lives and Opinions of the World's Greatest Philosophers (1926) [Simon & Schuster/Pocket Books, 1991, ISBN 0-671-73916-6]. El error de atribución deriva de la explicación ofrecida por este autor en el capítulo II (Aristóteles y la Ciencia Griega) en la parte VII (La Ética y la Naturaleza de la Felicidad) donde, al sumar ideas y citas del propio Aristóteles conforma, como resultado la frase, atribuida por error al filósofo griego. En castellano se ha traducido como se indica desde la correspondiente en inglés reflejada en la variante.

“Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito.”
Espurios
Original: «We are what we repeatedly do. Excellence, then is not an act but a habit».
Fuente: Will Durant, The Story of Philosophy: The Lives and Opinions of the World's Greatest Philosophers (1926) [Simon & Schuster/Pocket Books, 1991, ISBN 0-671-73916-6]. El error de atribución deriva de la explicación ofrecida por este autor en el capítulo II («Aristóteles y la ciencia griega») en la parte VII («La Ética y la naturaleza de la felicidad») donde, al sumar ideas y citas del propio Aristóteles conforma, como resultado la frase, atribuida por error al filósofo griego. En español se ha traducido como se indica desde la correspondiente en inglés reflejada en la variante.