“Este malagradecido, que le dice al Rey de España «Majestad» porque nos restauró un edificio en Cartagena (¿y para qué hicimos la independencia si no era para no tener que decirle «Majestad» a un zángano cobarde cazador de osos indefensos, pero muy bueno para fornicar con las mujeres del prójimo?), en sus discursos ni nos menciona (…) E invoca en sus discursos el nombre de Dios. «¡Que Dios los bendiga!» termina diciéndonos como si fuera cura o Pastranita (…) ¡Ay, Majestad! Hablá como un hombre, marica.”
Revista Soho: "Por el desafuero")
Citas similares

“Entre la majestad y un hombre oscuro, no hay otra diferencia que la pompa visible.”
Sin fuentes

“Está usted en todo, Majestad, en el balandro y en la Literatura.”
Sin fuentes
Al Rey Juan Carlos I mientras éste le felicitaba por teléfono tras recibir el Premio Cervantes.

“Guíe su Majestad por donde quisiere. Ya no somos nuestros, sino suyos.”

“Majestad, llevamos quinientos años esperando”

“«Cada ser humano es su propia majestad»”
Fuente: https://pasteboard.co/Kj5oEdg.jpg

“Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.”
La reina era coja, y nadie en la corte se atrevía a nombrar siquiera el tema. Sin embargo, Quevedo apostó con sus amigos a que se lo diría en público y en la corte. Entonces cogió un ramo de claveles blancos y otro de rosas rojas y se dirigió a la reina con la mencionada frase. Por supuesto ganó la apuesta.[Sin fuentes]
Fuente: VV. AA. Curiosidades históricas de España. Editorial Litres, 2017. ISBN 978-5-17-085099-0, p. 38.