
„Mejor se habría obrado imputando totalmente la culpa al enemigo, aun en el caso de que esto no hubiese sido verdad, como en realidad lo era. ¿Cuál fue la consecuencia de esta indecisión? La gran masa de un pueblo no se compone de diplomáticos o sólo de catedráticos de Derecho, ni siquiera de personas capaces de pensar con acierto, y sí de criaturas propensas a la duda y a las incertidumbres. Cuando se verifica en una propaganda el menor indicio de reconocer un derecho a la parte contraria, se crea inmediatamente la duda en cuanto al derecho propio. La masa del pueblo es incapaz de distinguir dónde acaba la injusticia ajena y dónde comienza la suya propia. Ella, en un caso como éste, se vuelve indecisa y desconfiada, sobre todo cuando el adversario no comete la misma cretinez, sino, por el contrario, lanza todas las culpas sobre el enemigo. Nada más natural, pues, que finalmente el pueblo termine creyendo más en la propaganda enemiga que en la propia, dada la uniformidad y coherencia de aquélla.“
— Adolf Hitler Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi 1889 - 1945
Mi Lucha