Citas del libroImitación de Cristo

La Imitación de Cristo [a] es un libro de devoción y ascética católico escrito en forma de consejos breves cuyo objetivo, según el propio texto, es «instruir al alma en la perfección cristiana, proponiéndole como modelo al mismo Jesucristo»,[1] según la escuela de la devotio moderna.[2] El libro también es conocido simplemente como Kempis, Contemptus mundi , derivado del título del primer capítulo de la obra, o Librito de la reformación del hombre. Se considera uno de los libros cristianos más influyentes después de la Biblia y con mayor número de lectores,[1][3] por lo que se trata de un clásico de la literatura mística.[4]

„Atajar al principio el mal procura; si llega a echar raíz, tarde se cura (1): Porque primeramente se ofrece al alma el pensamiento sencillo; después, la importuna imaginación; luego, la delectación y el torpe movimiento y el. Consentimiento. Y así se entra poco a poco el maligno enemigo, y se apodera de todo, por no resistirle al principio.“
— Tomás de Kempis, libro Imitación de Cristo
Imitación de Cristo

„No hay cosa más dulce que el amor; nada más fuerte, nada más alto, nada más ancho, nada más alegre, nada más lleno, ni mejor en el cielo ni en la tierra; porque el amor nació de Dios, y no puede aquietarse con todo lo criado, sino con el mismo Dios.“
— Tomás de Kempis, libro Imitación de Cristo
Imitación de Cristo

„Se hallaba uno lleno de congoja luchando entre el temor y la esperanza; y un día cargado de tristeza entró en la iglesia y se postró delante del altar en oración, y meditando en su corazón varias cosas, dijo: ¡Oh! ¡Si supiese que había de perseverar! Y luego oyó en lo interior la divina respuesta: ¿Qué harías si eso supieses? Haz ahora lo que entonces quisieras hacer, y estarás seguro. Y en aquel punto, consolado y confortado, se ofreció a la divina voluntad, y cesó su congojosa turbación.“
— Tomás de Kempis, libro Imitación de Cristo
Imitación de Cristo

„3. ¿Quién eres tú para que temas al hombre mortal? Hoy es, y mañana no parece. Teme a Dios, y no te espantes de los hombres. ¿Qué te puede hacer el hombre con palabras o injurias? Más bien se daña a sí mismo que a ti; y cualquiera que sea, no podrá huir el juicio de Dios. Ten presente a Dios, y no contiendas con palabras de queja. Y si ahora quedas debajo, al parecer, y sufres la humillación que no mereciste, no te indignes por eso, ni por la impaciencia disminuyas tu victoria. Sino mírame a Mí en el cielo, que puedo librar de toda confusión e injuria, y dar a cada uno según sus obras.“
— Tomás de Kempis, libro Imitación de Cristo
Imitación de Cristo

„6. Mas considera, hijo, el fin cercano de estos trabajos, el fruto de ellos y su grandísimo premio, y no te serán pesados, sino muy gran consuelo de tu paciencia.
Pues por esta poca voluntad que ahora dejas de grado poseerás para siempre tu voluntad en el cielo, pues allí hallarás todo lo que quisieres y cuanto pudieres desear… Allí tu voluntad unida con la mía para siempre, no apetecerá cosa alguna extraña o propia.
Allí ninguno te resistirá, ninguno se quejará de tí, nadie te impedirá, nada se te opondrá, sino que todas las cosas que deseares las disfrutarás juntas, y llenarán y colmarán todos tus deseos.“
— Tomás de Kempis, libro Imitación de Cristo
The Imitation of Christ