“allí. Un gran canchón rodeado de un muro ruin de adobes color caca —el color de Lima, piensa, el color del Perú—, flanqueado por chozas que, a lo lejos, se van mezclando y espesando hasta convertirse en un laberinto de esteras, cañas, tejas, calaminas.” Mario Vargas Llosa libro Conversación en La Catedral Conversación en La Catedral Color
“Doña Flora de Cisniega era una vieja que se empeñaba en permanecer joven: tenía más de cincuenta años; pero ponía en práctica todos los artificios imaginables para engañar al mundo, aparentando la mitad de aquella cifra aterradora. Decir cuánto inventaba la ciencia y el arte en armónico consorcio para conseguir tal objeto, no es empresa que corresponde a mis escasas fuerzas. Enumerar los rizos, moñas, lazos, trapos, adobos, bermellones, aguas y de mas extraños cuerpos que concurrían a la grande obra de su monumental restauración, fatigaría la más diestra fantasía: quédese esto, pues, para las plumas de los novelistas, si es que la historia, buscadora de las grandes cosas, no se apropia tan hermoso asunto. Respecto a su físico, lo más presente que tengo es el conjunto de su rostro, en que parecían haber puesto su rosicler todos los pinceles de las academias presentes y pretéritas.” Benito Pérez Galdós libro Trafalgar Trafalgar De mundo , De arte , Historia , Ciencia
“Los sonidos van y vienen, pero el silencio permanece.>>En cierta ocasión, ta vez cuarenta años atrás, en un hotel mugriento y anónimo al borde del Sahara en la frontera de Mauritania, me depertó el silencio al que se refería el anciano. Pero no fue el silencio, sino la angustia que había adoptado la forma de silencio la que me despertó. No sé cómo explicarlo, yo mismo me transformé, como un animal, en agustia. No sentía miedo de nada, porque me encontraba al límite. Recuerdo el suelo de adobe, el ruido de algo o alguien moviéndose y cómo salí afuera al encuentro del cielo oscuro y la resplandeciente quietud de todas las estrellas. Aquella noche ha quedado escrita en mí con una palabra que ya no soy capaz de leer. A partir de aquel momento opté por una vida que hoy llamo la mía, la existencia del que escribe y describe en el mundo de las apariencias, pero ¿cuántas palabras hay que escribir para ser capaz de leer la única palabra?” Cees Nooteboom (1933) escritor neerlandés Hotel Nómada De mundo , De miedo , Silencio , Noche