Frases sobre salvadoreño

Una colección de frases y citas sobre el tema del salvadoreño, pueblo, país.

Frases sobre salvadoreño

Schafik Handal Foto
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“He sido frecuentemente amenazado de muerte. Debo decirle que, como cristiano, no creo en la muerte sin resurrección: Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño.”

Óscar Romero (1917–1980) IV Arzobispo de San Salvador entre 1977 y 1980

en una entrevista concedida al periodista guatemalteco José Calderón Salazar, corresponsal del Diario Excelsior en Guatemala, 2 semanas antes de su muerte

Mauricio Funes Foto
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“El pueblo salvadoreño pidió un cambio. Y el cambio comienza ahora.”

Mauricio Funes (1959) periodista y político salvadoreño

Sin fuentes

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“Yo me debo al pueblo salvadoreño y el pueblo salvadoreño mayoritariamente ni entiende, ni sabe lo que es el socialismo del Siglo XXI, porque el pueblo salvadoreño lo que quiere es que haya más democracia, que haya más justicia social, que se paguen mejores salarios, que haya más trabajo.”

Mauricio Funes (1959) periodista y político salvadoreño

Fuente: Divergencias con FMLN marcan el año de gobierno de Funes en El Salvador http://ecodiario.eleconomista.es/internacional/noticias/2175139/05/10/Divergencias-con-FMLN-marcan-el-ano-de-gobierno-de-Funes-en-El-Salvador.html

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“El pueblo salvadoreño tiene el cielo por sombrero.”

Alí Primera (1942–1985) músico venezolano

Fragmentos de las letras de sus canciones

“Vivo en los Estados Unidos y soy chilena, sangre, voluntad y memoria. Al llegar a este país me obligaron a llenar un formulario en el cual había una casilla referente a la raza: la primera alternativa era blanca, la cual iba a automáticamente yo a marcar, cuando leí más abajo la palabra “Hispanic”. Me pareció una enorme incultura por parte de los funcionarios gringos ya que lo hispano no se refiere a una raza, pero abismada comprendí que por primera vez en mi vida me expulsaban de mi propio nicho, de lo que creía mi identidad natural y objetiva, aunque entre una norteamericana y yo no mediase la más mínima diferencia física ( más aún en este caso específico: soy pelirroja, hasta me parezco a ellos ). Ni que decirlo, marqué con saña el segundo cuadrado y cada día transcurrido de estos seis años me he ido apegando más y más a él. Cuando camino por las calles de la ciudad, a veces me da la impresión de que todos mis antepasados están allí, en la pulcra e impersonal boca del metro, con la esperanza de llegar a alguna parte. Todo chicano o salvadoreño despreciable es mi tío, el hondureño que retira la basura es mi novio. Cuando Reina se declara a sí misma una desclasada, sé exactamente a que se refiere.
Toda mi vida ha corrido por este lado del mundo. Mi cuna real y ficticia, el lugar donde nací y el otro que fui adquiriendo, lucen oropeles muy americanos ( ¡ no acepto que ese adjetivo se lo atribuyan los del norte! América es tanto la de arriba como la de abajo, norte y sur tan americanos uno como el otro). Trazo los dos puntos del continente para señalar los míos y agrego un tercero, éste. Dos de ellos resultan razonablemente cercanos, y luego, inevitable, la línea larga baja y baja hasta llegar al sur, hasta lo que, a mi pesar, debo reconocer como el fin del mundo. Sólo los hielos eternos más allá de esa tierra. Allí nací. Mapuches o españoles, fluidas, impredecibles, vigorosas, allí están mis raíces.”

Lo que está en mi corazón