Frases de Cornelia Funke

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“No te preocupes por no poder hablar -solía decirle Dedo Polvoriento-. La gente no suele prestar atención.”

“A veces, cuando uno no sabe qué hacer, un buen enfado ayuda.”

“Los libros tienen que pesar porque el mundo entero está encerrado en ellos.”

“Farid callaba. Sus oídos amaban la voz de Lengua de Brujo. Era la voz que lo había sacado de su otra vida mísera, pero amaba más a Dedo Polvoriento, sin saber por qué.”

“Una historia es como un laberinto, entras y tienes que tomar un camino. Si éste no es el correcto, te aburres y tienes que tomar otro. Siempre es como una aventura, sabes cómo entras, pero no cómo saldrás.”

“¿No te parece raro el grosor de un libro cuando lo lees varias veces? –le había preguntado Mo en su último cumpleaños, cuando contemplaban cada uno de sus viejos libros-. Parece como si cada vez algo quedara adherido entre las páginas. Sentimientos, pensamientos, sonidos, olores… Y cuando al cabo de los años vuelves a hojear el libro, te descubres a ti misma dentro, un poco más joven y diferente, como si el libro te hubiera conservado igual que una flor prensada, extraña y familiar al mismo tiempo.”

“Si te llevas un libro a un viaje –le había dicho Mo cuando introdujo el primero en la caja- sucede algo muy extraño: el libro empezará a atesorar tus recuerdos. Más tarde, bastará con abrirlo para trasladarte al lugar donde lo leíste por vez primera. Y con las primeras palabras recordarás todo: las imágenes, los olores, el helado que te comiste mientras leías… Créeme, los libros son como esas tiras de papel matamoscas. A nada se pegan tan bien los recuerdos como a las páginas impresas.

Seguramente tenía razón. Pero Meggie se llevaba en cada viaje sus libros también por otro motivo. Eran su hogar cuando estaba fuera de casa: voces familiares, amigos que nunca se peleaban con ella, amigos inteligentes, poderosos, audaces, experimentados, grandes viajeros curtidos en mil aventuras. Sus libros la alegraban cuando estaba triste y disipaban su aburrimiento mientras su padre cortaba el cuero y las telas y encuadernaba de nuevo viejas páginas que se habían tornado quebradizas por los incontables años y dedos que habían pasado por sus hojas.

Algunos libros la acompañaban siempre; otros se quedaban en casa porque no se adecuaban a la finalidad del viaje o porque tenían que dejar sitio para una nueva historia aún desconocida.”

“Es mejor tener mil enemigos fuera de casa que uno dentro. Proverbio árabe”

“¿Ves esos nombres? -preguntó señalando las letras cinceladas que hablaban de personas ya desaparecidas-. Detrás de cada nombre hay una familia, una madre o un padre, hermanos, acaso una esposa. Si uno de ellos averiguara que es capaz de despertar esas letras a la vida, que podría volver a ser de carne y hueso lo que ahora es únicamente un nombre, ¿no crees que él o ella harían todo lo posible por conseguirlo?”

“¡Escucha! –exclamó-. Sé que es difícil de creer, pero si algo puede abrir las puertas de las mazmorras del Castillo de la Noche son las palabras de esta carta… y la lengua de Meggie. Ella es capaz de hacer que la tinta respire, Roxana, igual que tú con tus canciones. Su padre posee el mismo don. Si Cabeza de Víbora lo supiera seguramente lo habría ahorcado hace mucho tiempo. Las palabras con las que el padre de Meggie mató a Capricornio eran tan inofensivas como éstas.

¡Cómo lo miró Roxana! Con la misma incredulidad que antes, cada vez que Dedo Polvoriento había intentado explicarle su ausencia durante semanas.

-¡Hablas de hechicería! –musitó ella.

-No. Hablo de leer.”

“¡No son historias, Lengua de Brujo, es la pura verdad! ¿Es que ya no la reconoces cuando la ves? Cierto: es una chica fea y no es agradable mirarla a la cara.”

“Las malas historias no despiertan a la vida. No hay ningún Dedo Polvoriento en ellas.”

“A nada se pegan tan bien los recuerdos como a las páginas impresas.”

“Apenas sentía el cuerpo en el agua helada, y el humo hacía de la respiración una tortura, pero tenía que encontrarla.
-Jacob- unos brazos mojados le rodearon el cuello; una fría mejilla se unió a la suya. Sus cabellos pelirrojos parecían casi negros, empapados y pegados a la cara, y Jacob la abrazó hasta sentir el latido de su corazón a través de las ropas mojadas. No se atrevía a soltarla, por miedo a que las olas se la llevaran de nuevo.”

“He hablado ex profeso con el viento -anunció-, pues hay una cosa que debes saber: cuando el viento se obstina en jugar con el fuego, ni yo mismo puedo domeñarlo. Pero me ha dado su palabra de honor de que esta noche se mantendrá en calma y no nos estropeará la diversión.”

“¿[Matar] es fácil?
«Sí —pensó Mo—. Sí, lo es… una vez que en tu pecho late un segundo corazón, frío y de aristas duras como la espada que portas. Unas gotas de odio y furia, unas semanas de miedo y de rabia desvalida bastan para que crezca dentro de ti. Te marca el compás cuando llega el momento de matar, salvaje y rápido. Y sólo después vuelves a sentir tu otro corazón, tan blando y cálido. Se estremece ante lo que has hecho al compás del otro. Duele y tiembla… Pero eso acontece después.»
El joven seguía mirándolo.
—Es muy fácil —repuso Mo—. Morir es más difícil.”

“Nobody loves only once.”

“Nothing chased nightmares away faster than the rustle of printed paper.”

“They wouldn't tell Scipio how much of the counterfeit cash was left since, as Riccio put it, 'You're a detective now, after all.”

“Don't let it worry you, not being able to speak,'Dustfinger had often told her. 'People tend not to listen anyway, right?”

“Farid had brought an invisible guest with him.
Fear.”

“He flung his arms around her neck, but only once he saw Silvertoungue's back was turned. He never knew with fathers. "I'll save him, Meggie!" he wispered in her ear. "I'll bring Dustfinger back. This story will have a happy ending. I swear!”

“Beauty and fear make uneasy companions”

“My dear Elinor, you were obviously born into the wrong story,” said Dustfinger at last.”

“What's that sticky stuff called?

Basta: Duct tape.
Yes, duct tape. I love duct tape.”

“Killing is easy," said Mo, "Dying is harder…”

“As Mo had said: writing stories is a kind of magic, too.”

“He wants to be grown-up. How different dreams can be! Nature will soon grant your wish.”

“But after all, the villains are the salt in the soup of a story.”

“He longed for the deep as she longed for the night sky and for white lilies floating on water -- although she still tried to convince herself that love alone could feed her soul.”

“The night belongs to beasts of prey, and always has. It's easy to forget that when you're indoors, protected by light and solid walls.”

“I remember the feeling. Whenever my father got so absorbed in a book that we might have been in visible I felt like taking a pair of scissors and cutting it up.”

“Let's be off before he gets his great horsey teeth into my poor lines of verse!”

“Let's run away to Venice, and hide out in an old movie theater. We can dye our hair blonde, so no one will ever find us!”

“Since when does the butterfly ask about the caterpillar?”

“She had found him and was bringing back his thanks. Nor did she forget to mention that he had assured her that she was indeed the most beautiful fairy he had ever set eyes on.”

“When the heart craved something so forcefully, then reason became nothing but helpless observer.”

“Yes, I do enjoy walking at night. The world’s more to my liking then, not so loud, not so fast, not so crowded, and a good deal more mysterious.”