“Su intención era bersarle en la mejilla, pero cuando ella se aupó y él se agachó un poco y se acercaron sus caras, él giró la cabeza y sus labios se juntaron. Ella podría haber retrocedido, podría haberse apartado inmediatamente. Pero se entretuvo, indefensa ante la situación. La sensación de una piel sobre la otra no daba ninguna posibilidad de elegir. Si era posible besar castamente de lleno en los labios, fue lo que ella hizo. Un contacto fugaz, pero fue algo más que la idea de un beso…” Ian McEwan libro The Children Act The Children Act