Frases sobre vivacidad

Una colección de frases y citas sobre el tema del vivacidad, momento, fin, cuerpo.

Frases sobre vivacidad

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“¿Somos siempre dueños de no contrariar? Soy mujer por propia elección, Álvaro, pero mujer al fin, expuesta a sentir todo género de impresiones; no soy de mármol. He escogido entre las zonas la materia elemental que compone mi cuerpo: es muy susceptible; si no lo fuese, carecería de sensibilidad, no me harías sentir nada y me volvería insípida para ti. Perdóname por haber corrido el riesgo de tomar todas las imperfecciones de mi sexo para reunir, si podía, todas sus gracias; pero la locura ya está hecha y, constituida como lo estoy ahora, mis sensaciones son de una vivacidad a la que nada se acerca: mi imaginación es un volcán. Tengo, en una palabra, pasiones de una violencia tal que debería asustarte, si no fueses el objeto de la más arrebatada de todas y si no conociésemos mejor los principios y efectos de esos impulsos naturales de lo que se los conoce en Salamanca. Allí les dan nombres odiosos; hablan, por lo menos, de reprimirlos. ¡Reprimir una llama celeste, resorte único mediante el cual el alma y el cuerpo pueden actuar recíprocamente uno sobre otro y forzarse a colaborar en el mantenimiento necesario de su unión! ¡Es una completa idiotez, mi querido Álvaro! Debemos controlar esos impulsos, pero de cuando en cuando debemos ceder ante ellos; si los contrariamos, si los sublevamos, escapan todos a la vez y la razón no sabe ya dónde sentarse para gobernar. Cuida de mí en estos momentos, Álvaro; no tengo más que seis meses, estoy entusiasmada con todo lo que siento; piensa que una de tus negativas, una palabra que me digas desconsideradamente, indignan al amor, rebelan al orgullo, despiertan el desprecio, la desconfianza, el temor.”

Jacques Cazotte (1719–1792) escritor francés

The Devil In Love

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“Carta a James Sandoe, 14 de octubre de 1949.

Ahora estoy leyendo “So little time”, de Marquand. Recuerdo, o creo recordar, que fue bastante maltratada cuando apareció, pero a mí me parece llena de ingenio agudo y vivacidad, y en general mucho más satisfactoria que “Point of no return”, que me resultó aburrida en su impacto total, aunque no aburrida mientras se la lee. También empecé “A sea change”, de Nigel Demis, que parece bien. Pero siempre me gustan los libros equivocados. Y las películas equivocadas. Y la gente equivocada. Y tengo la mala costumbre de empezar un libro y leer sólo lo necesario para asegurarme de que quiero leerlo, y ponerlo a un lado mientras rompo el hielo con otros dos. De ese modo, cuando me siento aburrido y deprimido, cosa que pasa con demasiada frecuencia, sé que tengo algo para leer tarde en la noche, que es cuando más leo, y no ese horrendo sentimiento desolador de no tener a nadie con quien hablar o a quien escuchar.
¿Por qué diablos esos idiotas de editores no dejan de poner fotos de escritores en sus sobrecubiertas? Compré un libro perfectamente bueno… estaba dispuesto a que me gustara, había leído sobre él, y entonces le echo una mirada a la foto del tipo y es obviamente un completo imbécil, una basura realmente abrumadora (fotogénicamente hablando) y no puedo leer el maldito libro. El hombre probablemente no tiene nada malo, pero para mí esa foto, esa tan espontánea foto con la corbata chillona desajustada, el tipo sentado en el borde de su escritorio con los pies en la silla (siempre se sienta así, piensa mejor). He pasado por esta comedia de la foto, sé lo que hace con uno.”

Raymond Chandler (1888–1959)

Selected Letters

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