Frases sobre señoría

Una colección de frases y citas sobre el tema del señoría, bien, vida, hombres.

Frases sobre señoría

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“A mí, oír la palabra Cantabria me pone, señorías, que me pone, me pone… pero también me pone oír la palabra España.”

Miguel Ángel Revilla (1943) político español

Tras una intervención en la que Pasqual Maragall afirma que se emocionó al oír la palabra Cataluña.
Debate de las Comunidades Autónomas en el Senado de España, del 7 al 8 de noviembre de 2005

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“Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto que lo blanco es negro y lo negro es blanco, según para lo que se les paga. El resto de las gentes son esclavas de esta sociedad. Por ejemplo: si mi vecino quiere mi vaca, asalaria un abogado que pruebe que debe quitarme la vaca. Entonces yo tengo que asalariar otro para que defienda mi derecho, pues va contra todas las reglas de la ley que se permita a nadie hablar por si mismo. Ahora bien; en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, tengo dos desventajas. La primera es que, como mi abogado se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad, cuando quiere abogar por la justicia -oficio que no le es natural- lo hace siempre con gran torpeza, si no con mala fe. La segunda desventaja es que mi abogado debe proceder con gran precaución, pues de otro modo le reprenderán los jueces y le aborrecerán sus colegas, como a quien degrada el ejercicio de la ley. No tengo, pues, sino dos medios para defender mi vaca. El primero es ganarme al abogado de mi adversario con un estipendio doble, que le haga traicionar a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo procedimiento es que mi abogado dé a mi causa tanta apariencia de injusticia como le sea posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; y esto, si se hace diestramente, conquistará sin duda, el favor del tribunal. Ahora debe saber su señoría que estos jueces son las personas designadas para decidir en todos los litigios sobre propiedad, así como para entender en todas las acusaciones contra criminales, y que se los saca de entre los abogados más hábiles cuando se han hecho viejos o perezosos; y como durante toda su vida se han inclinado en contra de la verdad y de la equidad, es para ellos tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y la vejación, que yo he sabido de varios que prefirieron rechazar un pingüe soborno de la parte a que asistía la justicia a injuriar a la Facultad haciendo cosa impropia de la naturaleza de su oficio.

Es máxima entre estos abogados que cualquier cosa que se haya hecho ya antes puede volver a hacerse legalmente, y, por lo tanto, tienen cuidado especial en guardar memoria de todas las determinaciones anteriormente tomadas contra la justicia común y contra la razón corriente de la Humanidad. Las exhiben, bajo el nombre de precedentes, como autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces no dejan nunca de fallar de conformidad con ellas.
Cuando defienden una causa evitan diligentemente todo lo que sea entrar en los fundamentos de ella; pero se detienen, alborotadores, violentos y fatigosos, sobre todas las circunstancias que no hacen al caso. En el antes mencionado, por ejemplo, no procurarán nunca averiguar qué derechos o títulos tiene mi adversario sobre mi vaca; pero discutirán si dicha vaca es colorada o negra, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde la llevo a pastar es redondo o cuadrado, si se la ordeña dentro o fuera de casa, a qué enfermedades está sujeta y otros puntos análogos. Después de lo cual consultarán precedentes, aplazarán la causa una vez y otra, y a los diez, o los veinte, o los treinta años, se llegará a la conclusión.
Asimismo debe consignarse que esta sociedad tiene una jerigonza y jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han dejado mis antecesores de seis generaciones me pertenece a mí o pertenece a un extraño que está a trescientas millas de distancia.”

Los viajes de Gulliver

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“Estoy sumamente asombrado por lo que se ha escrito sobre el Alexander, el cual está tan bien realizado que debo suponer que en Messina no hay muchos amantes del Arte. Me sorprende también que su Señoría hubiera quejado tanto acerca del precio como de lienzo, pero si su Señoría quisiera devolverlo, como ya hizo con el esbozo de Homero, haré otro Alexander… Si a su Señoría le gusta el Alexander tal cual, muy bien. Si no quiere quedarse con ello, queda por abonar seiscientos florínes. Y para el Homero, quinietos florínes, más el coste del lienzo, entendiéndose que todos los gastos corren al cargo de su Señoría. De estar de acuerdo con ello, le agradecería que me enviara las medidas deseadas. Quedo a su disposición para cerrar el trato.”

Rembrandt (1606–1669) pintor neerlandés del siglo XVII

Original (versión en inglés): I am most astonished by what has been written about the [painting] 'Alexander', which is so well done that I must suppose there are not many lovers of art [amatori] at Messina. I am also surprised that Your Lordship [Don Antonio Ruffo] should complain as much about the price as about the canvas, but if Your Lordship wishes to return it as he did the sketch [schizzo] of Homer, I will do another Alexander... If Your Lordship likes the Alexander as is, very well. If he does not want to keep it, six hundred florins remain outstanding. And for the Homer [painting] five hundred florins plus the expenses of canvas, it being understood that everything is at Your Lordship's expense. Having agreed to it, would he kindly send me his desired measurements. Awaiting the response to settle the matter.
Carta de Rembrandt en noviembre/diciembre de 1662 a Antonio Ruffo, de Messina (citada en Rembrandt's Eyes, de Simon Schama, Alfred A. Knopf, Borzoi Books, NEW YORK 1999, p. 593). La obra Alexander está perdida.
Fuente: [Schama], Simon; Rembrandt [Harmenszoon van Rijn] (en inglés). Rembrandt's Eyes, p. 593. Alfred A. Knopf, 1999. ISBN 0375709819, 9780375709814. https://books.google.es/books?hl=es&id=w6vqAAAAMAAJ&focus=searchwithinvolume&q=Alexander En Google Books. Consultado el 23 de octubre de 2019.