Frases de Eduardo Sacheri
Eduardo Sacheri
Fecha de nacimiento: 1967
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Eduardo Sacheri es un escritor argentino.[1][2] Es principalmente conocido por su novela La pregunta de sus ojos, en la que se basó la película de Juan José Campanella El secreto de sus ojos, cuyo guión coescribió.
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Frases Eduardo Sacheri
„¿Sabe que es lo peor de todo?
Lo miré. No supe qué decir.
- Que la voy olvidando.
Le temblaba la voz. No cometí el desatino de interrumpirlo.
- La pienso, y la pienso todo el día.
Me despierto por la noche y me desvelo recordándola. Pero me pasa que tiendo a recordar siempre las mismas cosas. Las mismas imágenes.
¿Qué es lo que recuerdo, entonces? ¿A ella o al recuerdo que he construido en este año y pico que lleva muerta?“
— Eduardo Sacheri
The Secret in Their Eyes
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„Es ridícula su vergüenza. Sobre todo tratándose de dos personas grandes. ¿Por qué no decirle sencillamente la verdad? Visitarla en su despacho sin pretextos, y darle a entender lo que siente. Son adultos. Debería bastar con algunas medias palabras, algún gesto mundano que a ella le dé a entender su interés, y que Irene se imagine el resto.
¿Por qué no puede hacer eso? Porque no. Por eso. Porque lleva tantos años callándoselo que Chaparro prefiere que lo entierren con la verdad a cuestas antes que soltar de mal modo una versión edulcorada, dietética, digerible de lo que siente por ella.“
— Eduardo Sacheri
The Secret in Their Eyes
„Cuando no se pueden decir las cosas, las miradas se cargan de palabras.“
— Eduardo Sacheri
The Secret in Their Eyes
„Ahora es ella quien lo mira divertida, o tierna, o nerviosa, y finalmente le pregunta: —¿Vas a decirme qué te pasa, Benjamín? Chaparro se siente morir, porque acaba de advertir que esa mujer pregunta una cosa con los labios y otra con los ojos: con los labios le está preguntando por qué se ha puesto colorado, por qué se revuelve nervioso en el asiento o por qué mira cada doce segundos el alto reloj de péndulo que decora la pared próxima a la biblioteca; pero, además de todo eso, con los ojos le pregunta otra cosa: le está preguntando ni más ni menos qué le pasa, qué le pasa a él, a él con ella, a él con ellos dos; y la respuesta parece interesarle, parece ansiosa por saber, tal vez angustiada y probablemente indecisa sobre si lo que le pasa es lo que ella supone que le pasa. Ahora bien —barrunta Chaparro—, el asunto es si lo supone, lo teme o lo desea, porque esa es la cuestión, la gran cuestión de la pregunta que le formula con la mirada, y Chaparro de pronto entra en pánico, se pone de pie como un maníaco y le dice que tiene que irse, que se le hizo tardísimo; ella se levanta sorprendida —pero el asunto es si sorprendida y punto o sorprendida y aliviada, o sorprendida y desencantada—, y Chaparro poco menos que huye por el pasillo al que dan las altas puertas de madera de los despachos, huye sobre el damero de baldosas negras y blancas dispuestas como rombos, y recién retoma el aliento cuando se trepa a un 115 milagrosamente vacío a esa hora pico del atardecer; se vuelve a su casa de Castelar, donde esperan ser escritos los últimos capítulos de su historia, sí o sí, porque ya no tolera más esta situación, no la de Ricardo Morales e Isidoro Gómez, sino la propia, la que lo une hasta destrozarlo con esa mujer del cielo o del infierno, esa mujer enterrada hasta el fondo de su corazón y su cabeza, esa mujer que a la distancia le sigue preguntando qué le pasa, con los ojos más hermosos del mundo.“
— Eduardo Sacheri
El secreto de sus ojos
„A veces es asombroso el daño que podemos causar sin proponérnoslo“
— Eduardo Sacheri
The Secret in Their Eyes