Frases sobre monarca

Una colección de frases y citas sobre el tema del monarca, rey, hombres, democracia.

Frases sobre monarca

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“En una Democracia, los líderes deben parecerse a personas, no a monarcas.”

José Baroja (1983) Escritor y editor chileno

Fuente: Rock&Pop 1480AM. La Otra Historia. Guadalajara, México.

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“¿Es que acaso se conoce de algún monarca que haya perecido ahogado?”

Juana I de Castilla (1479–1555) Reina de Castilla, y de Aragón y Navarra

Antes de emprender un viaje en barco.
Citas de Juana
Fuente: Biografía por José Luis Olaizola.

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“El primado del papa no puede entenderse de acuerdo con el modelo de una monarquía absoluta, como si el obispo de Roma fuera el monarca sin limitaciones de un organismo estatal sobrenatural llamado Iglesia y de constitución centralista.”

Benedicto XVI (1927) papa Nº 265 de la Iglesia católica

Catolicismo e Iglesia
Fuente: Ratzinger, Joseph. El nuevo pueblo de Dios: Esquemas para una eclesiología. Traducido porDaniel Ruiz Bueno. Edición reimpresa. Herder Editorial, 1972. ISBN 9788425405884, p. 51.
Fuente: El nuevo pueblo de Dios, 1969

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“Nada más peligroso para los hombres comunes que la flatulencia de los monarcas.”

Fuente: N: revista de cultura, números 240-252. Colaborador Clarin (Firm). Editorial Clarin, 2008. p. 141.
Fuente: Anatomía de la Melancolía.

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“La razón es un monarca condenado a luchar de continuo con las pasiones sublevadas.”

Jaime Balmes (1810–1848) filósofo y teólogo español

Fuente: Pensamientos y máximas filosófico-católicas de los inmortales genios y profundos pensadores: Jaime Balmes, P. Ráulica, P. Félix, Marqués de Valdegamas, Vizconde de Bonald, Conde de Maistre, etc. Editor Pascual Conesa, 1863. Página 131. https://books.google.es/books?id=i1ueOsZ7rz8C&pg=PA131&dq=La+raz%C3%B3n+es+un+monarca+condenado+a+luchar+de+continuo+con+las+pasiones+sublevadas&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwivkaWXo53gAhWh6uAKHc65CN4Q6AEIKDAA#v=onepage&q=La%20raz%C3%B3n%20es%20un%20monarca%20condenado%20a%20luchar%20de%20continuo%20con%20las%20pasiones%20sublevadas&f=false

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“Tenemos 500 años aquí y nunca nos callaremos, mucho menos ante un monarca.”

Hugo Chávez (1954–2013) político venezolano y expresidente de Venezuela

10 de noviembre de 2007, después de que el rey de España le mandase callar porque interrumpía el turno del presidente de España.
Fuente: Radio Nacional de Venezuela http://www.rnv.gov.ve/noticias/index.php?act=ST&f=3&t=55949

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“La calle del Faubourg Saint-Antoine era muy larga. Comenzaba en lo que antes había sido un faubourg, un barrio de las afueras, situado al este de la ciudad antigua. Mucho antes de la Revolución, ya era una zona de artesanos, donde se encontraban la mayoría de los carpinteros y ebanistas. Pese a las ideas republicanas, y a veces radicales, que en general defendían, muchos de aquellos hábiles artesanos y pequeños comerciantes eran, como Petit, muy conservadores en lo que concernía al núcleo familiar. No obstante, más de un monarca había podido comprobar en el pasado que, cuando se echaban a la calle, eran implacables. Petit emprendió la caminata con paso febril. La nieve se había fundido y las calles estaban secas. Al cabo de poco, llegó al lugar donde antes se alzaba la fortaleza de la Bastilla y que entonces no era más que un gran espacio vacío sobre el que flotaba un cielo gris de negros presagios. Allí comenzaba la ciudad antigua. A partir de ese punto, la calle ya no se denominaba faubourg, sino simplemente calle Saint-Antoine. Al cabo de un centenar de metros, volvía a cambiar de nombre, adoptando el de Rivoli. Con aquel prestigioso nombre, conducía a la antigua plaza del mercado de la Grève, contigua al río, donde habían reconstruido el ayuntamiento, el Hôtel de Ville, al que le habían conferido un aspecto de enorme y ornamentado castillo. Después pasó por el antiguo Châtelet, donde en la Edad Media administraba justicia el preboste. Aunque había aminorado el paso, Petit todavía caminaba deprisa y, pese al frío, sudaba un poco. Finalmente, se cepilló con gesto inconsciente las mangas del abrigo cuando entró en la zona más regia de la calle de Rivoli, con la larga serie de arcadas que se sucedían frente al solemne palacio del Louvre y los jardines de las Tullerías, hasta que llegó al vasto espacio despejado de la plaza de la Concordia. Llevaba caminando más de una hora. Su ira se había transformado en una sombría y amarga rabia impregnada de desesperación. Torció hacia el bonito templo clásico de la Madeleine. Justo al oeste de la Madeleine, empezaba otro de los grandes bulevares residenciales proyectados por el barón Haussmann. El bulevar de Malesherbes partía de allí en diagonal para acabar en una de las puertas noroccidentales de la ciudad, más allá del final del parque Monceau. El serio carácter del bulevar adquiría un aire más moderno en los sectores próximos a la Madeleine, precisamente en la zona donde se encontraba, en un gran edificio de la Belle Époque, el piso de Jules Blanchard.”

Edward Rutherfurd (1948) escritor británico

París

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