Frases de Margaret Atwood

página 12

“Tal vez la vida que yo creo vivir es una ilusión paranoica.”

“Nadie muere por falta de sexo. Es por falta de amor por lo que morimos”

“Los hombres temen que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres temen que los hombres las maten.”

“Una palabra tras palabra tras palabra es poder.”

“Ignorar no es lo mismo que ignorancia, tienes que trabajar en ello.”

“Vivíamos, como era normal, haciendo caso omiso de todo. Hacer caso omiso no es lo mismo que ignorar, hay que trabajar para ello.”

“Mejor nunca significa mejor para todos, comenta. Para algunos siempre es peor. Me”

“todos tenemos guardadas distintas versiones de nuestras vidas, aunque nos las contemos solo a nosotros mismos, en silencio. Y las corregimos a medida que avanzamos. En”

“En un día como éste, podemos hacer lo que queremos.

Rectifico: dentro de ciertos límites”

“El invierno no es tan peligroso. Necesito la insensibilidad, el frío, la rigidez; no esta pesadez, como si yo fuera un melón sobre un tallo, esta madurez líquida.”

“Una rata que está dentro de un laberinto es libre de ir a cualquier sitio, siempre que permanezca dentro del laberinto.”

“Me gustaría ser el aire que te habita por un momento. Me gustaría pasar desapercibido y ser tan necesario.”

“Pero, ¿Quién puede recordar el dolor, una vez que termina? Todo lo que queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente, en la carne. El dolor te marca, pero demasiado profundo para verlo. Fuera de la vista, fuera de la mente.”

“En la primavera, al final del día, debe oler a tierra.”

“¿Quién puede resistirse a la tentación de ser considerado indispensable?”

“Después de tanto tiempo juntos, ambos tenemos la cabeza atiborrada de esas advertencias menores, esas pistas útiles sobre la otra persona: lo que le gusta y lo que le disgusta, sus preferencias y sus tabúes. No te pongas detrás de mí cuando estoy leyendo. No uses mis cuchillos de cocina. No desordenes. Cada cual cree que el otro debería respetar esa serie frecuentemente repetida de instrucciones de uso, pero el caso es que se anulan las unas a las otras: si Tig debe respetar mi necesidad de remolonear sin pensar en nada, libre de malas noticias, antes de la primera taza de café ¿no debería yo respetar su necesidad de escupir catástrofes para librarse cuanto antes de ellas?
-Oh, lo siento- dice, y me dirige una mirada de reproche.
¿Por qué tengo que decepcionarlo de ese modo? ¿No sé acaso que si no puede contarme las malas noticias de inmediato, alguna glándula biliar o alguna úlcera de las malas noticias estallará en su interior y le producirá una peritonitis del alma? Entonces quien lo sentirá seré yo.
Tiene razón, debería sentirlo. No me queda nadie más cuyo pensamiento pueda leer.”

“Siempre es una imprudencia interponerse entre un hombre y el reflejo de su propia inteligencia”

“Me gustaría que algo fuera verdadero. No todo, eso es imposible, pero sí al menos una o dos cosas. Vaya, que el doctor Johnson refutó la teoría de la irrealidad de la materia arreándole una patada a una piedra, pero yo no puedo ir por ahí pateando a mis compañeros de piso, o a los profesores. Además, ¿y si mi pie tampoco es real?. Me parecía que a lo mejor tu lo serías. Bueno, si nos acostábamos. Pero ahora mismo eres totalmente irreal, sólo puedo pensar en todas esas capas de ropa que llevas, abrigos y suéters y esas cosas. A veces me pregunto si habrá más capas debajo, a lo mejor eres toda de lana. Y sería bonito, bueno, digo que sería bonito que no lo fueras.”

“Una proporción de fallos está integrado en el proceso de escritura. La papelera ha evolucionado por una razón”

“Podríamos convocar a Eurídice desde el mundo de los muertos, pero no podríamos lograr que respondiera; y cuando nos giramos para mirarla, la divisamos sólo un momento, antes de que se nos deslice de las manos y se desvanezca. Como todos los historiadores sabemos, el pasado es una gran tiniebla llena de resonancias. Desde ellas pueden llegarnos algunas voces; pero lo que nos dicen está imbuido de la oscuridad de la matriz de la cual salen. Y por mucho que lo intentemos, no siempre podemos descifrarlas e iluminarlas con la luz prístina de nuestro propio tiempo.”

“Me estiro, pues, dentro de la habitación, bajo el ojo de escayola del techo, detrás de las cortinas blancas, entre las sábanas, y me deslizo dentro de mi propio tiempo, abandonando el ritmo que nos marcan. Aunque esto también forma parte del ritmo, y yo no estoy fuera de él.”

“Finge, me grito mentalmente. Debes recordar cómo hacerlo. Acaba con esto de una vez o te pasarás aquí toda la noche. Muévete. Respira pesadamente. Es lo menos que puedes hacer.”

“Incluso puedes hacer un Cielo para ellos. Para eso Te necesitamos. El infierno podemos hacerlo nosotros mismos.”

“No sabía que sería la última vez que nos veríamos; de lo contrario la habría recordado mejor. Ni siquiera recuerdo lo que dijimos.”

“Vosotros los jóvenes no sabéis apreciar las cosas, proseguía. No sabéis lo que hemos tenido que pasar para lograr que estéis donde estáis. Míralo, es él quien pela las zanahorias. ¿Sabéis cuántas vidas de mujeres, cuántos cuerpos de mujeres han tenido que arrollar los tanques para llegar a esta situación?
La cocina es mi pasatiempo predilecto, decía Luke. Disfruto cocinando.
Un pasatiempo muy original, replicaba mi madre. No tienes por qué darme explicaciones. En otros tiempos no te habrían permitido tener semejante pasatiempo, te habrían llamado marica.
Vamos, madre, le decía yo. No discutamos por tonterías.
Tonterías, repetía amargamente. Las llamas tonterías. Veo que no entiendes. No entiendes nada de lo que estoy diciendo.”

“Jamás creerían que esto es solo una mujer natural, un estado de la naturaleza, eso se lo parece un cuerpo moreno en la playa, con pelo ondeando como pañuelos al viento; no esto, cara con barro seco y manchada, piel sucia y costrosa, pelo como una alfombrilla deshilachada llena de hojas y ramas.”

“No dejes que los bastardos te aplasten.”
Nolite te bastardes carborundorum.

“Trump consiguió que la gente tuviera más miedo a Hillary que a él. Y lo consiguió con el simple método de no decir nunca qué iba a hacer, más allá de cinco conceptos muy básicos y de aplicación imposible.”

“Es verdad, escribo un poco a salto de mata.”

“No es que no me guste este género. Lo que no me gusta es que a las manzanas les llamen calabazas. Todas estas historias o han ocurrido ya o pueden ocurrir. No son como La guerra de las galaxias, que cuenta algo que no puede suceder, que es imposible. Además, yo no soy buena para la fantasía pura, no se me da bien.”

“Bueno, en realidad era una broma. Estaba ya un poco cansada de que me preguntaran lo mismo. Uno no sabe bien nunca por qué se ha hecho escritor. Yo sólo tengo claro que una de las razones es porque fui desde muy pequeña una lectora voraz. Y lo sigo siendo. Lo leo todo: las revistas de los aviones, las cajas de cereales, las pintadas de las calles…”

“As for my birth month, a detail of much interest to poets, obsessed as they are with symbolic systems of all kinds: I was not pleased, during my childhood, to have been born in November, as there wasn't much inspiration for birthday party motifs. February children got hearts, May ones flowers, but what was there for me? A cake surrounded by withered leaves? November was a drab, dark and wet month, lacking even snow; its only noteworthy festival was Remembrance Day. But in adult life I discovered that November was, astrologically speaking, the month of sex, death and regeneration, and that November First was the Day of the Dead. It still wouldn't have been much good for birthday parties, but it was just fine for poetry, which tends to revolve a good deal around sex and death, with regeneration optional.”

“"Well, maybe I'm a latent homosexual." He considered that for a moment. "Or maybe I'm a latent heterosexual. Anyway, I'm pretty latent. I don't know why. Of course, I've taken a number of stabs at it, but then I start thinking about the futility of it all and I give up. Maybe it's because you're expected to do something and after a certain point all I want to do is lie there and stare at the ceiling."”

“After I wrote Handmaid’s Tale, people came up to me and asked why weren’t there any protests. And I said, “You don’t understand totalitarianism.” A real totalitarianism doesn’t fool around with protests in the streets.”

“In the interests of research
I have walked on many battlefields
that once were liquid with pulped
men’s bodies and spangled with exploded
shells and splayed bone.
All of them have been green again
by the time I got there.
Each has inspired a few good quotes in its day.
Sad marble angels brood like hens
over the grassy nests where nothing hatches.”

“I’m just as human as you. But it’s no use asking me for a final statement.
As I say, I deal in tactics.
Also statistics:
for every year of peace there have been four hundred
years of war.”

“You must cultivate poverty of spirit. Blessed are the meek. She didn’t go on to say anything about inheriting the earth.”

“NOTES: Jean Cololère, a drummer in the colonial troops at Québec, was imprisoned for duelling in 1751. In the cell next to his was Françoise Laurent, who had been sentenced to hang for stealing. Except for letters of pardon, the only way at the time for someone under sentence of death to escape hanging was, for a man, to become a hangman, or, for a woman, to marry one. Françoise persuaded Cololère to apply for the vacant (and undesirable) post of executioner, and also to marry her.
—Condensed from the Dictionary of Canadian Biography, Volume III, 1741-1770”

“If I roll my eyes and mutter,
if I clutch at my heart and scream in horror
like a third-rate actress chewing up a mad scene,
I do it in private and nobody sees
but the bathroom mirror.”

“In order to avoid her death, her particular death, with
wrung neck and swollen tongue, she must marry the
hangman.”

“The one good thing to be said about announcing yourself as a writer in the colonial Canadian fifties is that nobody told me I couldn't do it because I was a girl. They simply found the entire proposition ridiculous. Writers were dead and English, or else extremely elderly and American; they were not sixteen years old and Canadian. It would have been worse if I'd been a boy, though. Never mind the fact that all the really stirring poems I'd read at that time had been about slaughter, mayhem, sex and death — poetry was thought of as existing in the pastel female realm, along with embroidery and flower arranging. If I'd been male I would probably have had to roll around in the mud, in some boring skirmish over whether or not I was a sissy.”

“When you hear me singing
you get the rifle down
and the flashlight, aiming for my brain,
but you always miss and when you set out the poison
I piss on it
to warn the others.”

“A lot of poets published their own work then; unlike novels, poetry was short, and therefore cheap to do. We had to print each poem separately, and then disassemble it, as there were not enough a's for the whole book; the cover was done with a lino-block. We printed 250 copies, and sold them through bookstores, for 50 cents each. They now go in the rare book trade for eighteen hundred dollars a pop. Wish I'd kept some.”

“As I was writing about Grace Marks, and about her interlude in the Asylum, I came to see her in context — the context of other people's opinions, both the popular images of madness and the scientific explanations for it available at the time. A lot of what was believed and said on the subject appears like sheer lunacy to us now. But we shouldn't be too arrogant — how many of our own theories will look silly when those who follow us have come up with something better? But whatever the scientists may come up with, writers and artists will continue to portray altered mental states, simply because few aspects of our nature fascinate people so much. The so-called mad person will always represent a possible future for every member of the audience — who knows when such a malady may strike? When "mad," at least in literature, you aren't yourself; you take on another self, a self that is either not you at all, or a truer, more elemental one than the person you're used to seeing in the mirror. You're in danger of becoming, in Shakespeare's works, a mere picture or beast, and in Susanna Moodie's words, a mere machine; or else you may become an inspired prophet, a truth-sayer, a shaman, one who oversteps the boundaries of the ordinarily visible and audible, and also, and especially, the ordinarily sayable. Portraying this process is deep power for the artist, partly because it's a little too close to the process of artistic creation itself, and partly because the prospect of losing our self and being taken over by another, unfamiliar self is one of our deepest human fears.”

“My friends, who are both women, tell me their stories,
which cannot be believed and which are true. They
are horror stories and they have not happened to me,
they have not yet happened to me, they have
happened to me but we are detached, we watch our
unbelief with horror.”

“The sitting room is subdued, symmetrical; it’s one of the shapes money takes when it freezes.”

“Everybody knew. Nobody admitted to knowing. If other people began to discuss it, you tuned them out, because what they were saying was both so obvious and so unthinkable. We are using up the Earth. It is almost gone.”

“Furthermore, I believe that in order to have civil and human rights for women there have to be civil and human rights, period …”