Frases sobre armaduro

Una colección de frases y citas sobre el tema del armaduro, carrillo, justicia, justicia.

Frases sobre armaduro

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“Ayúdalo a entender que “nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Efesios 6:12). Oro para que esté fuerte en el Señor y que se ponga toda la armadura de Dios, para que pueda hacer frente a las artimañas del diablo en el día malo. Ayúdalo a ceñir sus lomos con el cinturón de la verdad y protegerse con la coraza de justicia, calzados sus pies con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Ayúdalo a tomar el escudo de la fe, con el cual pueda apagar todas las flechas encendidas del maligno. Oro para que tome el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios, orando siempre en el Espíritu con toda oración y súplica, vigilando y manteniéndose”

Stormie Omartian (1942) escritora estadounidense

El Poder de la Esposa que Ora
Variante: Ayúdalo a entender que “nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Efesios 6:12). Oro para que esté fuerte en el Señor y que se ponga toda la armadura de Dios, para que pueda hacer frente a las artimañas del diablo en el día malo. Ayúdalo a ceñir sus lomos con el cinturón de la verdad y protegerse con la coraza de justicia, calzados sus pies con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Ayúdalo a tomar el escudo de la fe, con el cual pueda apagar todas las flechas encendidas del maligno. Oro para que tome el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios, orando siempre en el Espíritu con toda oración y súplica, vigilando y manteniéndose fuerte hasta el fin (Efesios 6:13-18).

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“Jaiva

La Jaiva color de violeta
acecha en un rincon del mar:
sus tenazas son dos enigmas:
su apetito es un agujero.

Luego agoniza su armadura
en la sopera del infierno
y ahora no es mas que una rosa:
la rosa roja comestible.”

Pablo Neruda (1904–1973) poeta

Maremoto, Aun, La Espada Encendida, Las Piedras del Cielo / Seaquake, Still, The Flaming Sword, The Stones of the Sky

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“Veréis, mi espectacular llegada a la Universidad había causado un revuelo considerable. Había entrado en el Arcano en tres días en lugar de en tres bimestres, que era lo habitual. Era el miembro más joven, con casi dos años de diferencia. Había desafiado abiertamente a un maestro delante de toda la clase y me había salvado de la expulsión. Me habían azotado y no había llorado ni sangrado.
Por si eso fuera poco, había conseguido enfurecer al maestro Elodin hasta el punto de que él me había empujado desde el tejado de las Gavias. Dejé que esa historia circulara sin corregirla, pues era preferible a la bochornosa verdad.
Todo eso era suficiente para generar un constante flujo de rumores sobre mí, y decidí aprovecharme de ello. La reputación es como una especie de armadura, o un arma que puedes blandir en caso de necesidad. Decidí que, ya que iba a ser arcanista, ¿por qué no ser un arcanista famoso?
Así que solté unas cuantas informaciones: me habían admitido sin carta de recomendación. Los maestros me habían dado tres talentos en lugar de cobrarme la matrícula. Había sobrevivido varios años en las calles de Tarbean, viviendo de mi ingenio.
Incluso lancé unos cuantos rumores que eran auténticas sandeces, mentiras descaradas que la gente repetía pese a que resultaba evidente que no eran ciertas. Tenía sangre de demonio en las venas. Veía en la oscuridad. Solo dormía una hora todas las noches. Cuando había luna llena, hablaba en sueños, en un idioma extraño que nadie entendía.
Basil, mi antiguo compañero de litera de las Dependencias, me ayudó a propagar esos rumores. Yo me inventaba la historia, él se la contaba a unos cuantos, y juntos veíamos cómo se extendían como el fuego por un campo. Era un pasatiempo muy entretenido.”

The Name of the Wind