Frases sobre médula

Una colección de frases y citas sobre el tema del médula, hecho, lugar, ser.

Frases sobre médula

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“901Le dolía su país como si le hubiera podrido la sangre. Le dolía afuera y en la médula, en la raíz del pelo, bajo las uñas, entre los dientes.”

El Señor Presidente
Variante: Le dolía su país como si le hubiera podrido la sangre. Le dolía afuera y en la médula, en la raíz del pelo, bajo las uñas, entre los dientes.

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“Si alguien disfruta marchando al ritmo de la música, en fila y al unísono, ya le desprecio simplemente por el hecho de que le han dado un cerebro erróneamente. Con la médula espinal habría bastado.”

Fuente: «Wie ich die Welt sehe.» Living Philosophies, 1931.
Fuente: «Wie ich die Welt sehe.» Living Philosophies, Tomo. 13, Nueva York 1931. EN: [Seelig], Carl (editor): Albert Einstein. Mein Weltbild. editorial Ullstein, Ulm 2005, ISBN 978-3-548-36728-6, página 11.

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“Somos discretos, genuinos y británicos hasta la médula.”

Ringo Starr (1940) músico británico, miembro de The Beatles
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“Realicemos nuestro día con el mismo propósito que anima a la Naturaleza, y no nos dejemos apartar del camino por cascara alguna o por ala de mosquito que puedan caer en él. Levantémonos temprano, ayunemos o desayunémonos pausadamente y sin perturbaciones; que venga y vaya la compañía, que tañan las campanas o lloren los niños; sigamos, determinados a hacer de ello un día. ¿Por qué habríamos de someternos e ir con la corriente? No nos sintamos perturbados y vencidos en ese terrible rápido arremolinado que llamamos almuerzo, sito en los bajíos del mediodía. Sortead este peligro, y estaréis a salvo para el resto de la jornada, que discurrirá luego cuesta abajo. Con nervios templados y vigor matinal, dejadlo atrás, y como Ulises atado al mástil, poned la mirada en otra parte. Si silba el motor, que lo haga hasta enronquecer de insistencia. Si tañe la campana ¿por qué hemos de apresurarnos? Consideremos qué música nos ofrecen. Resolvámonos a hacer nuestro camino, llevando adelante nuestros pasos a través del barro y lodo de la opinión, prejuicios, tradición, engaño y apariencias que, cual tierra de aluvión, cubren el globo entero desde París a Londres, Nueva York, Bostón y Concord, a través de Iglesia y Estado, a través de la poesía, la filosofía y la religión, hasta que alcancemos un suelo duro y rocoso, al que podemos llamar realidad, y digamos: «Héla aquí, no hay duda». Y entonces, comencemos, contando con un point d’appui, bajo crecidas, heladas o fuego; un lugar donde se pueda encontrar un muro o una propiedad, donde se pueda erigir sin problemas un farol, o acaso un medidor, no un Nilómetro sino un Realímetro, para que las generaciones futuras sepan qué caudal llegaban a alcanzar de vez en cuando las riadas de engaños y apariencias. Si os enfrentáis cara a cara con un hecho, veréis brillar el sol en sus dos facetas, como si fuera una cimitarra, y sentiréis su suave filo, que os divide por el corazón y la médula, concluyendo así vuestra carrera mortal. Trátese de vida o muerte, nosotros ansiamos sólo la realidad. Si en verdad morimos, que oigamos el estertor en nuestras gargantas y sintamos el frío de nuestras extremidades; si estamos vivos, vayamos a lo nuestro. El tiempo no es sino el río donde voy a pescar. Bebo en él, y mientras lo hago, veo su lecho arenoso y descubro cuán cerca se encuentra de mí. Su fina corriente discurre incansable, pero la eternidad permanece. Yo quisiera beber de más hondo; y pescar en el cielo, cuyo cauce está tachonado de estrellas. No puedo contarlas. Ignoro la primera letra del alfabeto. Siempre he lamentado no ser tan sabio como el día en que nací. La inteligencia es un hendedor; discierne y saja su camino en el secreto de las cosas. No deseo ocupar mis manos más de lo necesario. Mi cabeza es manos y pies. Siento concentradas en ella mis mejores facultades. Mi instinto me dice que aquélla es un órgano excavador, como los hocicos y garras de algunos animales, y con ella minaría y horadaría yo mi camino a través de estas colinas. En algún lugar de estos alrededores se encuentra, creo, la vena más rica; me lo dicen mi varita mágica y los mágicos vapores que ascienden serpenteando. Aquí comenzaré a minar.”

Walden, la vida en los bosques

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“Cuando participo en peleas de taberna me llaman irlandés, pero cuando recibo un premio soy británico hasta la médula.”

Richard Harris (1930–2002) actor irlandés

Fuentes, notas o referencias que ofrezcan veracidad.

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“San Francisco, creo, tiene el clima y el lugar más desagradable de cualquier ciudad del mundo. Si el invierno no es inusualmente húmedo, hay cierto tiempo encantador que disfrutar. Si es así, estás anegado, y la temporada de lluvias se cierra para dar lugar a lo que se llama equivocadamente verano, una temporada tan fría que requieres más ropa de lo que necesitaste en enero; tan húmedo que las brumas y nieblas te penetran hasta la médula; tan ventoso que si estás en el exterior por la tarde es una lucha continua. Tus ojos están cegados, tus dientes ajustados al borde, y toda tu persona tan incómoda por la arena que se ha introducido en tu ropa, que no puedes concebir que puedas sentir una sensación de comodidad que no sea un baño caliente y una ducha… Qué tipo de final pueden esperar los desgraciados que pasan allí sus vidas, en tales circunstancias, no se prevé fácilmente.”

Eliza Farnham (1815–1864) médica estadounidense

Original: «San Francisco, I believe, has the most disagreeable climate and locality of any city on the globe. If the winter be not unusually wet, there is some delightful weather to be enjoyed. If it be, you are flooded, and the rainy season closes to give place to what is miscalled summer — a season so cold that you require more clothing than you did in January; so damp with fogs and mists that you are penetrated to the very marrow; so windy that if you are abroad in the afternoon it is a continual struggle. Your eyes are blinded, your teeth set on edge, and your whole person made so uncomfortable by the sand that has insinuated itself through your clothing, that you could not conceive it possible to feel a sensation of comfort short of a warm bath and shower... What sort of end the unfortunates, who spend their lives there, can expect under such circumstances, one does not easily foresee».
Fuente: [Farnham], Eliza. California, In-doors and Out: Or, How We Farm, Mine, and Live Generally in the Golden State. Editor Dix, Edwards, 1856, p. 77.
Fuente: California, In-doors and Out (California, desde dentro y desde fuera) (1856).