Frases sobre ración

Una colección de frases y citas sobre el tema del ración, tan, vida, cambio.

Frases sobre ración

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“El estómago agradecido antes se debatía entre la sardina y el arenque; hoy, la ideología tiene menos valor que una ración de gambas.”

Manuel Vicent (1936) escritor español

Fuente: [Vicent], Manuel. «Sin historia.» 7 de febrero de 1999. https://elpais.com/diario/1999/02/07/ultima/918342003_850215.html El País. Consultado el 13 de noviembre de 2019.

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“Estas cosas son fáciles de decir, pues las palabras no sienten vergüenza y nunca se sorprenden (14)

Imágenes del pasado remoto se agolpan en mi cabeza, y la mitad de las veces soy incapaz de distinguir si son recuerdos o invenciones. Tampoco es que haya mucha diferencia, si es que hay alguna (14)

Hay quien afirma, que sin darnos cuenta, nos lo vamos inventando todo, adornándolo y embelleciéndolo, y me inclino a creerlo, pues Madame Memoria es una gran y sutil fingidora (14)

Me la debo de estar inventando (14)

En mi opinión, los nombres de las mujeres casadas nunca suenan bien. ¿Es porque todas se casan con los nombres equivocados, o, en cualquier caso, con los apellidos equivocados? (17)

…y en mi oído resonaban los tins y los plofs de sus tripas en su incesante labor de transubstanciación (18)

Ahora me pregunto si ella también estaba enamorada de mí, y esas muestras de gracioso desdén eran una manera de ocultarlo ¿O todo esto no es más que vanidad por mi parte? (25)

…y al presenciar todas aquellas cosas sentí el dolor dulce y agudo de la nostalgia, sin objeto pero definida, como el dolor fantasma de un miembro amputado (27)

…permanecimos echados boca arriba durante mucho tiempo, como si practicáramos para ser los cadáveres que seríamos algún día (34)

…y yo me quedé en medio de la sala, sin ser gran cosa, a duras penas yo mismo. Había momentos como ése, en los que uno estaba en punto muerto, por así decir, sin preocuparse de nada, a menudo sin fijarse en nada, a menudo sin ser realmente en ningún sentido vital (42)

El Tiempo y la Memoria son una quisquillosa empresa de decoradores de interiores, siempre cambiando los muebles y rediseñando y reasignando habitaciones (43)

En lugar de los tonos de color rosa y melocotón que había esperado –Rubens es en gran parte responsable de ello-, su cuerpo, de manera desconcertante, mostraba una variedad de tonos apagados que iban del blanco magnesio al plata y al estaño, un matiz mate de amarillo, ocre pálido, e incluso una especie de verde en algunos lugares y, en los recovecos, una sombra de malva musgoso (45)
¿Era eso estar enamorado, me pregunté, ese repentino y plañidero viento que te atravesaba el corazón? (62)

…no estaba acostumbrado todavía al abismo que se abre entre la comisión de un hecho y el recuerdo de lo cometido (65)

…la noche del último día ella ya me había dejado para siempre (75)

No todo significa algo (100)

Cómo anhelábamos en aquellos años, pasar aunque sólo fuera un día normal, un día en el que pudiéramos levantarnos por la mañana y desayunar sin preocuparnos por nada, leernos fragmentos del periódico el uno al otro y planear hacer cosas, y luego dar un paseo, y contemplar las vistas con una mirada inocente, y luego compartir un vaso de vino y por la noche irnos juntos a la cama (102)

Debe de ser difícil acostumbrarse a que no haya nada que hacer (107)

A lo largo de los años, los vagabundos, los auténticos vagabundos, han disminuido constantemente en calidad y cantidad (107)

Qué frágil resulta este absurdo oficio en el que me he pasado la vida fingiendo ser otras personas, y sobre todo fingiendo no ser yo mismo (119)

…tan sólo vulgarmente humana (123)

El quinto de los seis cigarrillos que según ella son su ración diaria (143)

…participar en una película es algo extraño, y al mismo tiempo no lo es en absoluto; se trata de una intensificación, una diversificación de lo conocido, una concentración en el yo ramificado; y todo eso es interesante, y confuso, y emocionante y perturbador (143)

El hecho es que me echó a perder a otras (157)

Era, como ya he dicho, todo un género en sí misma (158)

Los cisnes, con su belleza estrafalaria y sucia, siempre me dan la impresión de mantener una fachada de indiferencia tras la cual realmente viven una tortura de timidez y duda (173)”

John Banville (1945) escritor irlandés
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“En un servicio honrado la ración es corta, la paga pequeña y el trabajo mucho; en éste en cambio hay abundancia y hartazgo, placer y comodidad, libertad y poder.”

Bartholomew Roberts (1682–1722)

Fuente: Daniel Defoe (1999): Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, pp. 287. ISBN 84-7702-263-1.

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“Una vez fui testigo del estrecho nexo entre la pérdida de la fe en el futuro y este peligroso darse por vencido. F., el jefe de mi barracón, compositor y libretista famoso, me confió un día: «Me gustaría contarle algo, doctor. He tenido un extraño sueño. Una voz me invitaba a desear cualquier cosa, bastaba con preguntar lo que quería conocer y mis preguntas serían satisfechas de inmediato. ¿Sabe qué pregunté? Cuándo terminaría la guerra para mí. Ya sabe lo que quiero decir, doctor, ¡para mí! Conocer cuándo seríamos liberados los de este campo y cuándo terminarían nuestros sufrimientos». «¿Y cuándo tuvo usted ese sueño?», le pregunté. «En febrero de 1945», contestó. Por entonces estábamos a principios de marzo. «¿Qué respondió la voz en su sueño?» En voz baja, casi furtivamente, me susurró: «El treinta de marzo.» Cuando F. me contó aquel sueño todavía se encontraba rebosante de esperanza y convencido de la certeza y veracidad del oráculo de la voz. Sin embargo, a medida que se acercaba el día prometido, las noticias que recibíamos sobre la guerra menguaban las esperanzas de ser liberados en la fecha indicada. El veintinueve de marzo, de repente, F. cayó enfermo con una fiebre muy alta. El treinta de marzo, el día en que según su profecía terminaría la guerra y el sufrimiento para él, empezó a delirar y perdió la conciencia. El treinta y uno de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de tifus… Los que conocen la estrecha relación entre el estado de ánimo de una persona su valor y su esperanza, o su falta de ambos y el estado de su sistema inmunológico comprenderán cómo la pérdida repentina de la esperanza y el valor pueden desencadenar un desenlace mortal. La causa última de la muerte de mi amigo fue la honda decepción que le produjo no ser liberado en el día señalado. De pronto se debilitó la resistencia de su organismo y sus defensas disminuyeron, dejándole a merced de la infección tifoidea latente. Su esperanza en el futuro y su voluntad de vivir se paralizaron, y su cuerpo sucumbió víctima de la enfermedad. Después de todo, la voz de sus sueños se hizo realidad. La observación de este caso, y sus consecuencias psicológicas, concuerda con un hecho que el médico del campo me hizo notar: la tasa de mortandad semanal durante las Navidades de 1944 y el Año Nuevo de 1945 superó en mucho las estadísticas habituales del campo. En su opinión, la explicación de este aumento de mortalidad no había que buscarla en el empeoramiento de las condiciones de trabajo, ni en una disminución de la ración alimenticia, ni en un cambio climatológico, ni en el brote de nuevas epidemias. A su entender, se trataba sencillamente de la ingenua esperanza que abrigaron la mayoría de los presos de ser liberados por las fiestas navideñas. Según se acercaba esa fecha, y al no recibir ninguna noticia alentadora, los prisioneros perdieron su valor y les venció el desaliento. Muchos de ellos murieron al debilitarse su capacidad de resistencia. Ya advertimos”

El hombre en busca de sentido

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“se torció el tobillo dejó a un lado el ibuprofeno y confió su tratamiento al acónito y potentes raciones de ajo y jengibre. «Por”

Nacidos para correr: La historia de una tribu oculta, un grupo de superatletas y la mayor carrera de la historia

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