Frases sobre diluvio

Una colección de frases y citas sobre el tema del diluvio, amor, amor, entonces.

Frases sobre diluvio

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“Primero está Aries o el carnero, representa la lujuria de la cual todos fuimos engendrados. Después sigue Taurus o el toro, que nos muestra como vamos creciendo y volviéndonos fuertes. Luego viene Géminis o los mellizos, o sea, la Virtud y el Vicio; en la juventud tratamos de alcanzar la Virtud pero llega Cáncer, o el cangrejo, y nos arrastra hacia atrás. Cuando vamos dejando detrás la Virtud nos encuentra Leo, un rugiente león, que nos marca ya la mitad de la senda. Da unas cuántas dentelladas y zarpazos, creemos que no seguiremos adelante, pero llega Virgo, la virgen, el amor de nuestra vida. Nos casamos, pensamos en ser felices juntos por siempre, pero llega Libra, la balanza que todo lo mide. Pondera nuestra felicidad y la encuentra deficitaria, y cuando nos hayamos tristes a causa de esta cuestión… ¡Señor! Escorpio, o escorpión, nos hace dar un salto repentino, pues nos pincha por detrás. Todavía nos estamos curando de la herida cuando llega el flechazo, es Sagitario, el arquero, que se está divirtiendo. Mientras estamos arrancándonos el dardo llega Capricornio, o el macho cabrío. Completamente lanzado, llega como un huracán y nos hecha de cabeza lejos de nuestro hogar. Luego Acuario, o el portador de agua, nos arroja su diluvio ahogándonos. Y damos la vuelta completa con Piscis, o los peces, que finalmente nos llevan a descansar.”

Fuente: Moby-Dick. Cap. «El doblón», 1851.

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“Pero ahora bien: Puede usted mil veces golpear en sueños que puertas del diluvio no hay.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Invisible

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“Madre de los juegos latinos y los deleites griegos,
Lesbos, donde los besos, lánguidos o gozosos,
cálidos como soles, frescos como las sandías,
son el adorno de noches y días gloriosos;
madre de los juegos latinos y los deleites griegos.

Lesbos, donde los besos son como cascadas
que se arrojan sin miedo en las simas sin fondo,
y fluyen, entrecortados de sollozos y risas,
tormentosos y secretos, hormigueantes y profundos;
¡Lesbos, donde los besos son como las cascadas!

Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí,
donde nunca un suspiro dejó de hallar un eco,
las estrellas te admiran tanto como a Pafos,
¡y Venus con razón puede envidiar a Safo!
Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí,

Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas,
que hacen que en sus espejos, ¡infecundo deleite!
las niñas de ojos hundidos, enamoradas de sus cuerpos,
acaricien los frutos ya maduros de su nubilidad;
Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas,

deja al viejo Platón fruncir su ceño austero;
obtienes tu perdón del exceso de besos,
reina del dulce imperio, tierra noble y amable,
y de refinamientos siempre sin agotar,
deja al viejo Platón fruncir su ceño austero.

Obtienes tu perdón del eterno martirio,
infligido sin tregua a los corazones ambiciosos,
que atrae lejos de nosotros la radiante sonrisa,
¡vagamente entrevista al borde de otros cielos!
¡Obtienes tu perdón del eterno martirio!

¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos?,
y a condenar tu frente pálida por penosas labores,
si sus balanzas de oro no han pesado el diluvio,
de lágrimas que en el mar vertieron tus arroyos?
¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos?

¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto?
Vírgenes de corazón sublime, honra del Archipiélago,
vuestra religión es augusta como cualquiera,
¡y el amor se reirá del Infierno y del Cielo!
¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto?

Pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todos,
para cantar el secreto de sus floridas vírgenes,
y desde la infancia que inicié en el negro misterio,
de las risas sin freno mezcladas con los llantos sombríos;
pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todos

y desde entonces velo en la cumbre del Léucato,
igual que un centinela de mirada segura y penetrante,
que vigila noche y día,, tartana o fragata,
cuyas formas a lo lejos se agitan en el azul;
y desde entonces velo en la cumbre del Léucato,

para saber si el mar es indulgente y bueno,
y si entre los sollozos que en la roca resuenan,
un día llevará a Lesbos, que perdona,
el cadáver adorado de Safo, que partió,
¡para saber si el mar es indulgente y bueno!

De Safo la viril, la amante y la poetisa,
¡por su palidez triste más hermosa que Venus!
—Al ojo azul venció el negro que mancilla
el tenebroso círculo trazado por las penas
¡de Safo la viril, la amante y la poetisa!

Presentándose al mundo más hermosa que Venus
y vertiendo el tesoro de su serenidad
y el brillo de su rubia juventud,
sobre el viejo Océano prendado de su hija;
¡presentándose al mundo más hermosa que Venus!

—De Safo, que murió el día de su blasfemia,
cuando, insultando el rito y el culto establecido,
convirtió su hermoso cuerpo en pasto supremo
de un bruto cuyo el orgullo castigó la impiedad
de aquella que murió el día de su blasfemia,

y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones,
y, pese a los honores que le tributa el mundo,
cada noche le embriaga la voz de la tormenta,
¡que elevan hacia el cielo sus orillas desiertas!
¡y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones!”

Les Fleurs du Mal

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