Frases de Friedrich Nietzsche
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Friedrich Wilhelm Nietzsche fue un filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores contemporáneos más influyentes del siglo XIX.

Realizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidental, mediante la genealogía de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales hacia la vida. Este trabajo afectó profundamente a generaciones posteriores de teólogos, antropólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, politólogos, historiadores, poetas, novelistas y dramaturgos.

Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración, expresada en su observación «Dios ha muerto», de una manera que determinó la agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su muerte.

Si bien hay quienes sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la temática que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un autor que introdujo, como ningún otro, una cosmovisión que ha reorganizado el pensamiento del siglo XX, en autores tales como Martin Heidegger, Michel Foucault, Jacques Derrida, Gilles Deleuze, Gianni Vattimo o Michel Onfray, entre otros.

Nietzsche recibió amplio reconocimiento durante la segunda mitad del siglo XX como una figura significativa en la filosofía moderna. Su influencia fue particularmente notoria en los filósofos existencialistas, críticos, fenomenológicos, postestructuralistas y posmodernos, y en la sociología de Max Weber. Es considerado uno de los tres «maestros de la sospecha» , junto a Karl Marx y Sigmund Freud.

✵ 15. octubre 1844 – 25. agosto 1900   •   Otros nombres Friedrich Wilhelm Nietzsche
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Friedrich Nietzsche Frases y Citas

“Se remitirá a su instinto para expresarse.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“Es necesario tener necesidad de ingenio para poseerle.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“EL juicio de lo bello del hombre es producto de la vanidad que posee como especie.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“¿Es que la facultad de poder del artista no es la condición primera del arte?”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“[A los débiles] La queja, el mero hecho de quejarse, le da a su vida un aliciente que la hace soportable.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“Las lamentaciones no valen nada, proceden de la debilidad.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“Cuando se llega a cierto estado no es conveniente vivir más tiempo.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“La obstinación en vegetar cobardemente debería inspirar a la sociedad un desprecio profundo.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“Morir altivamente cuando no es posible vivir altivamente. Morir cuando todavía es posible un adiós real.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“Se muere siempre porque uno mismo quiere.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“Las épocas vigorosas vieron en la falta de egoísmo algo despreciable.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“La voluntad de ser cada uno algo, de distinguirse, es lo propio de las épocas fuertes.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“La libertad es tener voluntad para responder sí.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“Es preciso tener necesidad de ser fuerte, si no, no se llega jamás a serlo.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“¿Quién sabe si yo deseo ser leído hoy?”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“Jamás he sido lo bastante modesto como para exigirme menos a mi mismo.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)

“El psicólogo que llevo dentro me ha librado de la gran tontería de mi país.”

El crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889)