“¿Qué tenían en común todos esos individuos? «No se distinguían por ningún rango u oficio.» Desempeñaban las más variadas ocupaciones. No eran partidarios fanáticos del régimen. Era la gente que, cuando me sentía perdido y desesperado, hacía que volviera a recuperar la fe en la Unión Soviética. Creaban a su alrededor pequeñas islas de orden y dignidad en medio de un océano de caos y absurdidad. Fuera cual fuese el ámbito en el que trabajaban, su influencia se transmitía a su entorno. Y es el conjunto de esas islas humanas, diseminadas por todo el Imperio soviético, lo que mantiene la coherencia de su estructura e impide que se desintegre.    Esos hombres, sean o no comunistas, son «patriotas soviéticos» en el sentido con que esa palabra se usó al principio en la Revolución francesa. No son ni héroes ni santos, y todas sus virtudes cívicas van siempre en contra del régimen al que sirven. Están motivados por un grave sentido de responsabilidad en un país donde todo el mundo teme y elude la responsabilidad; tienen iniciativa y criterio independiente donde la obediencia ciega es la norma; son leales y entregados a sus semejantes en un mundo donde se espera lealtad solo hacia los superiores y entrega solo al Estado. Tienen honor personal y una dignidad de comportamiento inconsciente donde estas palabras son objeto de escarnio.    Aunque hay miles de ellos, constituyen una pequeña minoría, y son siempre las primeras víctimas de cada nueva purga. Aun así, no desaparecen. Los que conocí en Rusia tenían en su mayoría treinta y poco años, y pertenecían a la generación posrevolucionaria. Actualmente vuelvo a encontrar el mismo tipo de personas entre los emigrados rusos de la posguerra, que pertenecen a una generación posterior. Esos hombres rectos, entregados, enérgicos y audaces fueron y son la columna vertebral de un régimen que niega todos los valores que representan. Como comunista, daba su existencia por sentado, ya que creía que eran el producto de la educación revolucionaria, ese «nuevo tipo de hombre» cuyo advenimiento había predicho Marx. Hoy día me doy cuenta de que su existencia es prácticamente un milagro, de que han llegado a ser lo que son no a causa de, sino a pesar de su educación: un triunfo de la indestructible sustancia humana sobre el entorno deshumanizador.”

Última actualización 4 de junio de 2021. Historia

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“La historia de una batalla, no es diferente a la historia de un baile. Algunos individuos pueden recordar todos los pequeños sucesos de los que el gran resultado es la batalla ganada o perdida, pero ningún individuo puede recordar el orden o el momento exacto en que ocurrieron, lo que marca toda la diferencia en cuanto a su valor o importancia.”

Arthur Wellesley (1769–1852) político, estadista y militar británico (1769-1852)

Original: «The history of a battle, is not unlike the history of a ball. Some individuals may recollect all the little events of which the great result is the battle won or lost, but no individual can recollect the order in which, or the exact moment at which, they occurred, which makes all the difference as to their value or importance».
Fuente: Citado en Thomas Babington Macaulay Macaulay (1st Baron), Elizabeth Trevelyan. The History of England from the Accession of James the Second, Volumen 1. Colaborador Tauchnitz, Karl Christoph Traugott (Leipzig). Editor Tauchnitz, 1849. Procedencia del original: National Library of the Netherlands. Digitalizado: 6 junio 2012, p. 180.
Fuente: Carta a John Croker de 8 de agosto de 1815.

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“Mi escepticismo me salvaguarda de volverme un fanático, algo contra lo que ninguna fe ha conseguido nunca proteger.”

Karlheinz Deschner (1924–2014)

Original: «Meine Skepsis bewahrt mich davor, Fanatiker zu werden wovor noch kein Glaube geschützt hat.»
Fuente: deschner.info http://www.deschner.info/index.htm?/de/person/zitate.htm

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“La unidad de Alemania no es mérito de Kohl; fue posible sólo en colaboración con la Unión Soviética y de ninguna manera en contra de la misma.”

Erich Honecker (1912–1994) político alemán

Declaración en 1992. En Corvalán, L.: La otra Alemania, la RDA. Conversaciones con Margot Honecker, Santiago de Chile: ICAL, 2000, p. 195.

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“… La Unión Soviética, a la que nosotros denominamos Nuestro Hermano Mayor…”

Salvador Allende (1908–1973) médico y político de Chile, presidente de la República entre 1970 y 1973

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