Frases sobre modestia

Una colección de frases y citas sobre el tema del modestia, ser, sentido, mejora.

Frases sobre modestia

Fidel Castro Foto
Gabriel García Márquez Foto
Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
Téano Foto
David Hume Foto
Sócrates Foto
Ignacio de Loyola Foto
Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
Clive Staples Lewis Foto

“La humildad perfecta prescinde de la modestia.”

Clive Staples Lewis (1898–1963) medievalista, apologista cristiano, crítico literario, académico, locutor de radio y ensayista británico
Alessandro Manzoni Foto

“La modestia es una de las cualidades más estimables del hombre superior.”

Alessandro Manzoni (1785–1873) poeta y escritor italiano

Sin fuentes

Alessandro Manzoni Foto

“Se observa comúnmente que la modestia crece en proporción de la superioridad.”

Alessandro Manzoni (1785–1873) poeta y escritor italiano

Sin fuentes

Fidel Castro Foto
Keith Richards Foto
Nicolás Eyzaguirre Foto

“Creo que cuando logras una votación unánime; es que he sido, discúlpenme la falta de modestia, un maestro.”

Nicolás Eyzaguirre (1953) político chileno

Nicolás Eyzaguirre en entrevista con Economía y Negocios refiriéndose a la nominación de Marshall como consejero del Central.

José Mourinho Foto

“Estoy agradecido a Dios por no tener modestia porque es una cualidad que no ayuda en nada.”

José Mourinho (1963) entrenador de fútbol portugués

Fútbol/ Filosofía de juego

Erwin Schrödinger Foto

“Tras una actitud de cierta modestia se esconde, a menudo, una verdadera arrogancia. Me gustaría librarme de ella.”

Erwin Schrödinger (1887–1961) físico austríaco, nacionalizado irlandés

Mi concepción del mundo

Nicolae Iorga Foto
Fabrizio Mejía Madrid Foto
Christopher Paolini Foto
Mario Benedetti Foto
Orhan Pamuk Foto
Gabriel García Márquez Foto
B. Traven Foto
Anna Gavalda Foto
Fernando Savater Foto

“En uno de sus poemas –Contribución a la estadística- Wislawa Szymborska enumera cuántas de cada cien personas son las dispuestas a admirar sin envidia –dieciocho-, las capaces de ser felices –como mucho, ventitantas-, las que de la vida no quieren más que cosas –cuarenta, aunque quisiera equivocarse-, las inofensivas de una en una pero salvajes en grupo –más de la mitad seguro-, las dignas de compasión –noventa y nueve- y acaba: “Las mortales: cien de cien. Cifra que por ahora no sufre ningún cambio”. Y sigue sin cambiar porque ayer la propia autora del poema acaba de confirmar la estadística con su fallecimiento.

En otros muchos aspectos, por el contrario, fue la excepción que desafía lo probable y rutinario. Su poesía es reflexiva sin engolamiento ni altisonancia, de forma ligera y fondo grave, directa al sentimiento pero sin chantaje emocional. Breve y precisa, escapa a ese adjetivo alarmante que tanto satisface a los partidarios de que importe el tamaño: torrencial. Sobre todo nos hace a menudo sonreír, sin incurrir en caricaturas ni ceder a la simpleza satírica. Lo más trágico de la poesía contemporánea no es lo atroz de la vida que deplora o celebra, sino la falta de sentido del humor de los poetas. Se les nota especialmente a los que quieren ser festivos y son sólo grotescos o lúgubres (aunque los entierros también son fiestas, claro y más precisamente fiestas de guardar).

De esta frecuente maldición escapa, risueña y agónica, Szymborska: ¿cómo podría uno renunciar a ella? Hija –y luego, con los años, algo así como hada madrina poética- de un país europeo que apuró el siglo XX hasta las heces y padeció dos totalitarismos sucesivos, en su caso la duradera atrocidad jugó a favor de su carácter: le dio modestia, le dio recato, le dio perspicacia y le permitió distinguir entre lo que cuenta y lo que nos cuentan. Carece de retórica enfática pero eso no disminuye su expresividad, sino que la hace más intensa por inesperada. Cuando comenzamos a leer uno de sus diáfanos poemas nos ponemos a favor del viento, para recibir la emoción de cara, pero nos llega por la tangente y no para derribarnos sino para mantenernos en pié. Confirma nuestros temores sin pretender desalentarnos: sabe por experiencia que todo puede ser política pero también nos hace experimentar que la política no lo es todo. Se mantiene fiel, aunque con ironía y hasta con sarcasmo, a la pretendida salvación por la palabra y sin embargo nunca pretende decir la última palabra: porque en ese definitivo miramiento estriba lo que nos salva.

Nadie ha sabido conmemorar con menos romanticismo y con mayor eficacia el primer amor, cuya lección inolvidable se debe a no ser ya recordado…y por tanto acostumbrarnos a la muerte. Se dedicó a las palabras con delicadeza lúdica, jugando con ellas y contra ellas pero sin complacerse en hacerlas rechinar. Como todo buen poeta, fue especialmente consciente de su extrañeza y hasta detalló las tres más raras de todas, las que se niegan a sí mismas al afirmar: “Cuando pronuncio la palabra Futuro, la primera sílaba pertenece ya al pasado. / Cuando pronuncio la palabra Silencio, lo destruyo. / Cuando pronuncio la palabra Nada, creo algo que no cabe en ninguna no-existencia”.”

Fernando Savater (1947) filósofo español
Roberto Ampuero Foto
Daniel Defoe Foto
Isabel Allende Foto
Jean Jacques Rousseau Foto
Jean de La Bruyere Foto

“La falsa modestia es el último refinamiento de la vanidad.”

Jean de La Bruyere (1645–1696)

Fuente: [Ingenieros] (2014), p. 63.

Ricardo Olivós Foto
Salvador Dalí Foto
Mao Zedong Foto

“La modestia contribuye al progreso, y el engreimiento conduce al atraso.”

Mao Zedong (1893–1976) Presidente del Partido Comunista de China

Discurso de apertura en el VIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China. (15 de septiembre de 1956)
1957

Antoine de Rivarol Foto