Frases de Yasunari Kawabata

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“Me temo que no es tan sencillo. Haces demasiado caso de tu propio sentimentalismo y de tu descontento por no ser capaz de morir.”

“Un dia, mientras escribia una carta, Otoko abrio el diccionario para consultar el ideograma 'pensar'. Al repasar los restantes significados (añorar, ser incapaz de olvidar, estar triste) sintio que el corazon se le encogia. Tuvo miedo de tocar el diccionario… Aun ahi estaba Oki. Innumerables palabras se lo recordaban. Vincular todo lo que veia y oia con su amor equivalia a estar viva. La conciencia de su propio cuerpo era inseparable del recuerdo de aquel abrazo.”

“No me importa que sólo dure cinco o diez días, pero necesito a alguien que pueda hacerme olvidar completamente de mí misma.”

“Quiero que nos abramos paso a través de nuestro destino y que flotemos sobre las aguas. El mañana siempre se nos escapa.”

“¿Por qué florecía aquel loto en medio de una hoguera? ¿Por qué no se marchitaba?”

“Los viejos tienen la muerte, y los jóvenes el amor, y la muerte viene una sola vez y el amor muchas.”

“Se preguntó si era su juventud y su inocencia lo que habían dado tanta intensidad a ese amor. Quizás eso explicara su pasión ciega e insaciable. Cuando en un espasmo mordía el hombro de Oki, ni siguiera advertía la sangre que manaba de la herida.”

“Eguchi sintió una oleada de compasión por ella. Se le ocurrió una idea: los viejos tienen la muerte, y los jóvenes el amor, y la muerte viene una sola vez y el amor muchas.”

“¡El hombre es la medicina que da vida a la mujer! Todas las mujeres tienen que consumirla.”

“Si Fusako y las niñas hubiesen sido abandonadas, no les habría quedado otra salida que el suicidio. Pero los hombres, aunque se encuentren en una situación muy difícil, siempre tendrán una mujer que quiera morir con ellos.”

“Era el cuerpo de mujer que invitaba al hombre a los círculos inferiores del infierno.”

“Su angustia no era común a todas las mujeres en el acto de la entrega. Y con ella ocurrió solamente en aquella única vez. El hilo de plata estaba cortado, la taza de oro destruida.”

“Esperar a Oki es lo mismo que esperar el pasado… El tiempo y los ríos no corren para atrás.”

“Con el correr del tiempo, el recuerdo de aquel abrazo se fue purificando dentro de Otoko; fue dejando de ser algo físico para convertirse en algo espiritual. Ahora ella ya no era pura y sin duda Oki tampoco lo era. Y sin embargo, su antiguo abrazo, tal como lo veía ahora, parecía puro. Aquel recuerdo —en el que ella intervenía y no intervenía, que parecía real e irreal— era una visión sagrada, una visión sublimada del abrazo de antaño.”

“El tiempo pasó. Pero el tiempo se divide en muchas corrientes. Como en un rio, hay una corriente central rapida en algunos sectores y lenta, hasta inmóvil, en otros. El tiempo cósmico es igual para todos, pero el tiempo humano difiere con cada persona. El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo.”

“La conciencia de su propio cuerpo era inseparable del recuerdo de aquel abrazo.”

“Siempre recordaré que estuve en tus brazos frente a una antigua sepultura, en una mañana como ésta. Es muy extraño que una tumba cree un recuerdo.”

“Estoy intentando pensar como los ancianos que están más tristes que yo”

“Una poetisa muerta de cáncer en su juventud había dicho en uno de sus poemas que para ella, en las noches de insomnio, la noche ofrece sapos, perros negros y cadáveres de ahogados”

“El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo.”

“Pasaban los años, y la única persona que no cambiaba era la joven de su libro”

“No pienso que estoy tejiendo obis que serán usados y transmitidos por generaciones. En este momento, tejo obis que una muchacha pueda usar, feliz, apenas un año. (Hideo a Takichiro)”

“Una de las muchachas era hermosa. Llevaba un bulto envuelto en un pañuelo con un diseño blanco de mil grullas sobre un fondo rosado de crespón”

“En el mundo de los juegos de competencia, los espectadores no pueden evitar erigir héroes más allá de los reales poderes que tengan sus elegidos.”

“Tu cara es como una buena espada.
En ocasiones, a Shin'ichi otras personas le habían dicho lo mismo, pero era la primera vez que lo oía de los labios de Chieko.
Cuando algo violento estaba por desencadenarse en su interior, la gente describía en esos términos la cara de Shin'ichi.
- Las buenas espadas no matan a la gente. Además, aquí estamos bajo las flores.”

“Un demonio vendrá a buscarte -dijo, arrimándose a la notable piel de la muchacha.”

“A no ser por la mirada melancólica de sus ojos, cuando pensaba en Oki, nadie habría advertido su tristeza. Y hasta esa ocasional sombra sólo contribuía a acentuar su belleza.”

“¿Hay por aquí algún demonio intentando reírse de mi?”

“El tiempo pasó. Pero el tiempo se divide en muchas corrientes. Como en un río, hay una corriente central rápida en algunos sectores y lenta, hasta inmóvil, en otros. El tiempo cósmico es igual para todos, pero el tiempo humano difiere con cada persona. El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo. Al aproximarse a los cuarenta, Otoko se preguntaba si el hecho de que Oki siguiera dentro de ella significaba que esa corriente del tiempo se había estancado, en lugar de seguir su curso. ¿O acaso la imagen que ella conservaba de él había flotado con ella a través del tiempo como una flor que avanza aguas abajo? Ella ignoraba cómo había flotado su propia imagen en la corriente de Oki. No podía haberla olvidado; pero, sin duda, el tiempo había corrido de manera diferente para él. Las corrientes del tiempo nunca son iguales para dos personas, ni siquiera cuando son amantes.”

“¿Qué eran, para un hombre de sesenta y siete años junto a una muchacha de una sola noche, la inteligencia, la cultura, la barbarie?”

“The Tale of Genji in particular is the highest pinnacle of Japanese literature. Even down to our day there has not been a piece of fiction to compare with it. That such a modern work should have been written in the eleventh century is a miracle, and as a miracle the work is widely known abroad.”

“That spirit, that feeling for one's comrades in the snow, the moonlight, under the blossoms, is also basic to the tea ceremony. A tea ceremony is a coming together in feeling, a meeting of good comrades in a good season. I may say in passing, that to see my novel Thousand Cranes as an evocation of the formal and spiritual beauty of the tea ceremony is a misreading. It is a negative work, and expression of doubt about and warning against the vulgarity into which the tea ceremony has fallen.”

“The winter moon becomes a companion, the heart of the priest, sunk in meditation upon religion and philosophy, there in the mountain hall, is engaged in a delicate interplay and exchange with the moon; and it is this of which the poet sings.”

“Ikenobo Sen'o, a master of flower arranging, once said (the remark is to be found in his Sayings): "With a spray of flowers, a bit of water, one evokes the vastness of rivers and mountains." The Japanese garden too, of course symbolizes the vastness of nature. The Western garden tends to be symmetrical, the Japanese garden asymmetrical, and this is because the asymmetrical has the greater power to symbolize multiplicity and vastness. The asymmetry, of course, rests upon a balance imposed by delicate sensibilities. Nothing is more complicated, varied, attentive to detail, than the Japanese art of landscape gardening. Thus there is the form called the dry landscape, composed entirely of rocks, in which the arrangement of stones gives expression to mountains and rivers that are not present, and even suggests the waves of the great ocean breaking in upon cliffs.”

“Maybe vagueness has been good for me. The word means two different things in Tokyo and Osaka, you know. In Tokyo it means stupidity, but in Osaka they talk about vagueness in a painting and in a game of Go.”

“Seeing the moon, he becomes the moon, the moon seen by him becomes him. He sinks into nature, becomes one with nature. The light of the "clear heart" of the priest, seated in the meditation hall in the darkness before the dawn, becomes for the dawn moon its own light.”

“In the depths of the mirror the evening landscape moved by, the mirror and the reflected figures like motion pictures superimposed one on the other. The figures and the background were unrelated, and yet the figures, transparent and intangible, and the background, dim in the gathering darkness, melted into a sort of symbolic world not of this world. Particularly when a light out in the mountains shone in the center of the girl's face, Shimamura felt his chest rise at the inexpressible beauty of it.”

“From the way of Go, the beauty of Japan and the Orient had fled. Everything had become science and regulation. The road to advancement in rank, which controlled the life of a player, had become a meticulous point system. One conducted the battle only to win, and there was no margin for remembering the dignity and the fragrance of Go as an art.”

“Ikenobo Sen'o remarked on another occasion (this too is in his Sayings) that "the mountains and strands should appear in their own forms". Bringing a new spirit into his school of flower arranging, therefore, he found "flowers" in broken vessels and withered branches, and in them too the enlightenment that comes from flowers. "The ancients arranged flowers and pursued enlightenment." Here we see awakening to the heart of the Japanese spirit, under the influence of Zen. And in it too, perhaps, is the heart of a man living in the devastation of long civil wars.”

“Among flower vases, the ware that is given the highest rank is old Iga, from the sixteenth and seventeenth centuries, and it commands the highest price. When old Iga has been dampened, its colors and its glow take on a beauty such as to awaken on afresh. Iga was fired at very high temperatures. The straw ash and the smoke from the fuel fell and flowed against the surface, and as the temperature dropped, became a sort of glaze. Because the colors were not fabricated but were rather the result of nature at work in the kiln, color patterns emerged in such varieties as to be called quirks and freaks of the kiln. The rough, austere, strong surfaces of old Iga take on a voluptuous glow when dampened. It breathes to the rhythm of the dew of the flowers.”

“Wistaria sprays, as they trail in the breeze, suggest softness, gentleness, reticence. Disappearing and then appearing again in the early summer greenery, they have in them that feeling for the poignant beauty of things long characterized by the Japanese as mono no aware.”

“The train came out of the long border tunnel — and there was the snow country. The night had turned white.”

“"Among those who give thoughts to things, is there one who does not think of suicide?" With me was the knowledge that that fellow Ikkyu twice contemplated suicide. I have "that fellow", because the priest Ikkyu is known even to children as a most amusing person, and because anecdotes about his limitlessly eccentric behavior have come down to us in ample numbers. It is said of him that children climbed his knee to stroke his beard, that wild birds took feed from his hand. It would seem from all this that he was the ultimate in mindlessness, that he was an approachable and gentle sort of priest. As a matter of fact he was the most severe and profound of Zen priests. Said to have been the son of an emperor, he entered a temple at the age of six, and early showed his genius as a poetic prodigy. At the same time he was troubled with the deepest of doubts about religion and life. "If there is a god, let him help me. If there is none, let me throw myself to the bottom of the lake and become food for fishes." Leaving behind these words he sought to throw himself into a lake, but was held back. … He gave his collected poetry the title "Collection of the Roiling Clouds", and himself used the expression "Roiling Clouds" as a pen name. In his collection and its successor are poems quite without parallel in the Chinese and especially the Zen poetry of the Japanese middle ages, erotic poems and poems about the secrets of the bedchamber that leave one in utter astonishment. He sought, by eating fish and drinking spirits and having commerce with women, to go beyond the rules and proscriptions of the Zen of his day, and to seek liberation from them, and thus, turning against established religious forms, he sought in the pursuit of Zen the revival and affirmation of the essence of life, of human existence, in a day civil war and moral collapse.”