“¿a quién debe ser dirigida la propaganda, a los intelectuales o a la masa menos culta? ¡La propaganda siempre deberá dirigirse a la masa! Para los intelectuales, o para aquellos que hoy, lamentablemente, así se consideran, no se debe hablar de propaganda y sí de instrucción científica. Semejantes son las condiciones con las que hoy designamos la palabra propaganda. El fin de la propaganda no es la educación científica de cada cual, y sí llamar la atención de la masa sobre determinados hechos, necesidades, etcétera, cuya importancia sólo de esta forma entra en el círculo visual de la masa. El arte está exclusivamente en hacer esto de una manera tan perfecta que provoque la convicción de la realidad de un hecho, de la necesidad de un procedimiento, y de la justicia de algo necesario. La propaganda no es y no puede ser una necesidad en sí misma, ni una finalidad. De la misma manera como en el supuesto del cartel, su misión es la de llamar la atención de la masa y no enseñar a los cultos o a aquellos que procuran cultivar su espíritu; su acción debe estar cada vez más dirigida al sentimiento y sólo muy condicionalmente a la llamada razón. Toda acción de propaganda tiene que ser necesariamente popular y adaptar su nivel intelectual a la capacidad receptiva del más limitado de aquellos a los cuales está destinada. De ahí que su grado netamente intelectual deberá regularse tanto más hacia abajo, y cuanto más grande sea el conjunto de la masa humana que ha de abarcarse. Mas, cuando se trata de atraer hacia el radio de influencia de la propaganda a toda una Nación, como exigen las circunstancias en el caso del sostenimiento de una guerra, nunca se podrá ser lo suficientemente prudente en lo que concierne a cuidar que las formas intelectuales de la propaganda sean simples en lo posible. Cuanto más modesta sea su carga científica y cuanto más tenga en consideración el sentimiento de la masa, tanto mayor será su éxito. Esto, sin embargo, es la mejor prueba de lo acertado o erróneo de una propaganda, y no la satisfacción de las exigencias de algunos sabios o jóvenes estetas. El arte de la propaganda reside justamente en la comprensión de la mentalidad y de los sentimientos de la gran masa. Ella encuentra, por la forma psicológicamente adecuada, el camino para la atención y para el corazón del pueblo. Que nuestros sabios no comprendan esto, la causa reside en su pereza mental o en su orgullo. Comprendiéndose la necesidad de la conquista de la gran masa, por medio de la propaganda, se saca la siguiente conclusión: es errado querer dar a la propaganda la variedad, por ejemplo, de la enseñanza científica. La capacidad receptiva de la gran masa es sumamente limitada y no menos pequeña su facultad de comprensión; en cambio, es enorme su falta de memoria. Teniendo en cuenta estos antecedentes, toda propaganda eficaz debe concretarse sólo a muy pocos puntos y saberlos explotar como apotegmas hasta que el último hijo del pueblo pueda formarse una idea de aquello que se persigue. En el momento en que la propaganda sacrifique ese principio o quiera hacerse múltiple, quedará debilitada su eficacia por la sencilla razón de que la masa no es capaz de retener ni asimilar todo lo que se le ofrece. Y con esto sufre detrimento el resultado, para acabar a la larga por ser completamente nulo. Cuanto más importante sea el objetivo a alcanzar, tanto más cierta, psicológicamente, debe ser la táctica a emplear.”

—  Adolf Hitler

Mi Lucha

Última actualización 22 de mayo de 2020. Historia

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“Cualquiera que sea el talento que se revele en la dirección de una propaganda, no conseguirá el éxito si no se toma en consideración siempre e intensamente un postulado fundamental: ella tiene que conformarse con poco; sin embargo, ese poco tendrá que ser repetido constantemente. La persistencia, en este caso, es, como en muchos otros de este mundo, la primera y más importante condición para el éxito. Los temas de propaganda, precisamente, no pueden ser dirigidos por estetas, ni por "blasés". Los primeros imprimen, por la forma y por la expresión, un sello a la propaganda que, dentro de poco, sólo tiene poder de atracción en los círculos literarios; los segundos, deben ser cuidadosamente evitados, pues su falta de sensibilidad hace que se busquen constantemente nuevos atractivos. Esas personas se cansan de todo con facilidad; lo que ellos desean es la variedad y son incapaces de una comprensión de las necesidades de sus conciudadanos todavía no contaminados por su pesimismo. Ellos son siempre los primeros críticos de la propaganda, o, mejor dicho, de su contenido, el cual les parece demasiado arcaico, etcétera. Sólo quieren novedades, sólo buscan variedad y se vuelven de esa forma enemigos mortales de una conquista eficiente de las masas, desde el punto de vista político. Después que una propaganda, en su organización y en su contenido, comienza a orientarse por las necesidades de aquéllos, pierde toda unidad y se dispersa completamente. La propaganda, por consiguiente, no fue creada para proporcionar a esos señores blasés una distracción interesante y sí para convencer a la masa. Ésta necesita -por ser de más lenta comprensión- de un determinado período de tiempo, antes de estar en condiciones de tomar conocimiento de un hecho y, solamente después de repetirles millares de veces los conceptos más elementales, es cuando su memoria entrará a retenerlos. La variación en la propaganda no debe alterar jamás el sentido de aquello que es el objeto de esa propaganda, sino que desde el principio hasta el fin debe significar siempre lo mismo. El motivo en cuestión puede ser considerado desde puntos de vista diferentes, mas es condición esencial que toda exposición entrañe en resumen, invariablemente, la misma fórmula. Sólo de esta suerte es posible hacer que la propaganda sea eficaz y uniforme. Sólo la línea maestra, que nunca debe ser abandonada, es capaz, guardando la acentuación uniforme y coherente, de hacer madurar el éxito final. Sólo entonces se podrá constatar con asombro cuán formidables y casi incomprensibles resultados es capaz de producir una persistencia tal. El éxito de toda propaganda, sea en el campo del comercio o en el de la política, supone una acción perseverante y la constante uniformidad de su aplicación. También en esto fue ejemplar la”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

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“Los extremistas en vuestro seno difunden propaganda de que occidente libra una guerra contra el islam. Esta propaganda es falsa y su propósito es confundirlos y justificar actos de terrorismo. Nosotros respetamos el islam.”

George Bush (1946) 43.º presidente de Estados Unidos de América, del 2001 al 2009

19 de septiembre de 2006, discurso en la LXI Asamblea General de las Naciones unidas.
Discurso en la ONU http://www.un.org/webcast/ga/61/pdfs/usa-e.pdf#search=%22bush%20%22we%20respect%20islam%22%20site%3Aun.org%22 y prensa general ( El Universal http://www.eluniversal.com.mx/notas/376177.html, El País http://www.elpais.es/articulo/internacional/Bush/advierte/Iran/habra/consecuencias/frena/plan/nuclear/elpporint/20060920elpepiint_4/Tes/, Clarín http://www.clarin.com/diario/2006/09/19/um/m-01274408.htm)
Etapa como presidente de los Estados Unidos

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“[…]la educación actual, esa es pura propaganda. Condicionan a un hombre a ser un ingeniero, a otro un químico, a otro un físico y luego van a la guerra[…]Si fueran científicos, verdaderos científicos, se preguntarían "¿porqué hay guerras? ¿porqué se matan los unos a los otros? ¿qué es un asesino? ¿qué los hace ser de esa manera? no hacen eso”

Jacque Fresco (1916–2017)

3150kdWM4UY&t=9m24s, 9:24-9:55, 9 abril de 2012]
[...]the education that you get. That's mostly propaganda. They condition a man to become an engineer, another man a chemist, another man a physicist[...]If they were scientists, really scientists, they would wonder what war is, why do people kill each other? What is a serial killer, what makes them that way? They don't fall in line
Conferencia en Lóndres 2009

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“El arte no es un medio de propaganda política, es el resorte supremo de toda creación política.”

Fuente: José María Albaigès Olivart. Un siglo de citas. Planeta, 1997. ISBN 8423992543. p. 394.
Fuente: Trilce (1922).

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“El mayor reto que tiene que afrontar la humanidad es el de distinguir la realidad de la fantasía, la verdad de la propaganda.”

Michael Crichton (1942–2008) escritor estadounidense

Fuente: Conferencia de Michael Crichton en el Commonwealth Club sobre 'Environmentalism as Religion' (El ecologismo como religión), ocurrida en San Francisco, 15 de septiembre de 2005. Traducción de Mariano Bas Uribe. http://www.liberalismo.org/articulo/336/29/comentarios/commonwealth/club/

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