“Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo.
Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?”
Los amorosos: Cartas a Chepita
Temas
tiempo , comida , día , cuerpo , hombre , sueños , mujer , hecho , comida , tarde , boca , mañana , mejora , trabajo , diario , lugar , rodilla , amor , lluvia , amor , hombro , mujeres , hombres , dios , hambre , dios , odio , alma , sueño , alguno , pensar , diez , vientre , pienso , toda , pen , mitad , veces , menos , instante , vuelve , manos , encuentros , guardas , dos , quiera , enter , once , ajeno , horas , doce , diversión , tres , modoJaime Sabines 47
poeta y político mexicano 1926–1999Citas similares

“Pongo el corazón y el alma en mi trabajo, y he perdido la cabeza en el proceso.”

“¡Ay qué trabajo me cuesta, quererte como te quiero!”

Hopscotch
Rayuela
Variante: Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa

“Que hoy el asfalto arde y me siento como un cobarde por decir te quiero demasiado tarde”