Frases sobre cuerno

Una colección de frases y citas sobre el tema del cuerno, blanco, años, vida.

Frases sobre cuerno

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“«Venían del muelle Morland, sin corbatas, sin sombreros, sofocados, mojados por la lluvia, con los ojos brillantes. Gavroche les abordó con calma.
- ¿Adónde vamos? - preguntó.
- Ven - contestó Courfeyrac.
Detrás de Feuilly marchaba, o más bien saltada Bahorel, como un pez en el agua del motín. Llevaba un chaleco carmesí y profería palabras de esas que lo rompen todo. Su chaleco impresionó a un transeúnte, que gritó asustado:
- ¡Aquí están los rojos!
- ¡El rojo, los rojos! - replicó Bahorel -. ¡Vaya un temor gracioso, burgués! Por lo que a mí respecta, no tiemblo ante una amapola, la caperucita roja no me inspira pavor alguno. Créame, burgués, dejemos el miedo al rojo para los animales con cuernos.»”

Les Misérables
Variante: Venían del muelle Morland, sin corbatas, sin sombreros, sofocados, mojados por la lluvia, con los ojos brillantes. Gavroche les abordó con calma.
- ¿Adónde vamos? - preguntó.
- Ven - contestó Courfeyrac.
Detrás de Feuilly marchaba, o más bien saltada Bahorel, como un pez en el agua del motín. Llevaba un chaleco carmesí y profería palabras de esas que lo rompen todo. Su chaleco impresionó a un transeúnte, que gritó asustado:
- ¡Aquí están los rojos!
- ¡El rojo, los rojos! - replicó Bahorel -. ¡Vaya un temor gracioso, burgués! Por lo que a mí respecta, no tiemblo ante una amapola, la caperucita roja no me inspira pavor alguno. Créame, burgués, dejemos el miedo al rojo para los animales con cuernos.

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“La inactividad sexual es peligrosa, produce cuernos.”

Woody Allen (1935) director de cine estadounidense

Atribuidas

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“Después del recorrido que he hecho por España, después del recorrido que he hecho por la Guerra Civil, he llegado a una conclusión y tengo que decirla. Ya se que se me va a atacar por esto, pero escribir es un oficio de samuráis que consiste en poner las tripas, en negro sobre blanco, encima de la mesa y lo digo: Lamento profundamente haber nacido español. Lamento haber nacido en un país donde la envidia es pecado capital. Lamento haber nacido en un país donde cada 30 o 40 años a lo largo de muchos siglos ha habido una guerra civil, donde los hermanos se han masacrado entre ellos, no por grandes causas, sino por una herencia, por una cuestión de cuernos, por una mujer,… por una pasión. Lamento haber nacido en un país tan mal educado. Lamento haber nacido en un país donde existe la telebasura. Lamento haber nacido en un país tan zafio, tan vulgar, tan encanallado. […] En España se ha asumido el modelo del pícaro. Cuando el pícaro es un delincuente y lo que tendría que hacer es estar entre barrotes, en este país el pícaro es un héroe y eso crea el mayor número de sinvergüenzas por metro cuadrado del mundo. […] Vivir en un país donde estamos todos con la mosca detrás de la oreja, donde creemos que el fontanero, el pintor, el de la tienda de ultramarinos, el periodista, el colega… te están engañando, eso genera una tensión, un estrés, una infelicidad, que es lo que me lleva a mi a decir que lamento profundamente haber nacido español.”

Fernando Sánchez Dragó (1936) escritor español

“Ya se ha echado encima el calor y con él comienza de nuevo a florecer la cultura del desolladero, la sangre, los cuernos, los puyazos, las cuchilladas, los vómitos, los aplausos. […] En el palacio de falso mudéjar de Las Ventas empiezan las corridas de San Isidro.”

Manuel Vicent (1936) escritor español

Fuente: [Vicent], Manuel. «Tabú.» https://elpais.com/diario/1995/05/07/ultima/799797601_850215.html El País. Consultado el 13 de noviembre de 2019.

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“Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto que lo blanco es negro y lo negro es blanco, según para lo que se les paga. El resto de las gentes son esclavas de esta sociedad. Por ejemplo: si mi vecino quiere mi vaca, asalaria un abogado que pruebe que debe quitarme la vaca. Entonces yo tengo que asalariar otro para que defienda mi derecho, pues va contra todas las reglas de la ley que se permita a nadie hablar por si mismo. Ahora bien; en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, tengo dos desventajas. La primera es que, como mi abogado se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad, cuando quiere abogar por la justicia -oficio que no le es natural- lo hace siempre con gran torpeza, si no con mala fe. La segunda desventaja es que mi abogado debe proceder con gran precaución, pues de otro modo le reprenderán los jueces y le aborrecerán sus colegas, como a quien degrada el ejercicio de la ley. No tengo, pues, sino dos medios para defender mi vaca. El primero es ganarme al abogado de mi adversario con un estipendio doble, que le haga traicionar a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo procedimiento es que mi abogado dé a mi causa tanta apariencia de injusticia como le sea posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; y esto, si se hace diestramente, conquistará sin duda, el favor del tribunal. Ahora debe saber su señoría que estos jueces son las personas designadas para decidir en todos los litigios sobre propiedad, así como para entender en todas las acusaciones contra criminales, y que se los saca de entre los abogados más hábiles cuando se han hecho viejos o perezosos; y como durante toda su vida se han inclinado en contra de la verdad y de la equidad, es para ellos tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y la vejación, que yo he sabido de varios que prefirieron rechazar un pingüe soborno de la parte a que asistía la justicia a injuriar a la Facultad haciendo cosa impropia de la naturaleza de su oficio.

Es máxima entre estos abogados que cualquier cosa que se haya hecho ya antes puede volver a hacerse legalmente, y, por lo tanto, tienen cuidado especial en guardar memoria de todas las determinaciones anteriormente tomadas contra la justicia común y contra la razón corriente de la Humanidad. Las exhiben, bajo el nombre de precedentes, como autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces no dejan nunca de fallar de conformidad con ellas.
Cuando defienden una causa evitan diligentemente todo lo que sea entrar en los fundamentos de ella; pero se detienen, alborotadores, violentos y fatigosos, sobre todas las circunstancias que no hacen al caso. En el antes mencionado, por ejemplo, no procurarán nunca averiguar qué derechos o títulos tiene mi adversario sobre mi vaca; pero discutirán si dicha vaca es colorada o negra, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde la llevo a pastar es redondo o cuadrado, si se la ordeña dentro o fuera de casa, a qué enfermedades está sujeta y otros puntos análogos. Después de lo cual consultarán precedentes, aplazarán la causa una vez y otra, y a los diez, o los veinte, o los treinta años, se llegará a la conclusión.
Asimismo debe consignarse que esta sociedad tiene una jerigonza y jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han dejado mis antecesores de seis generaciones me pertenece a mí o pertenece a un extraño que está a trescientas millas de distancia.”

Los viajes de Gulliver

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“«El maldito Bonaparte la embarró al mejor tiempo: expiró su imperio y nos dejó en los cuernos del toro».”

Jorge Fernández Díaz (1950) ingeniero industrial e inspector de trabajo español, aunque se dedica a la política desde los 28 años, habiendo …

La logia de Cádiz

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