Frases sobre impaciencia

Una colección de frases y citas sobre el tema del impaciencia, vida, vida, ser.

Frases sobre impaciencia

Amado Nervo Foto
Fernando González Ochoa Foto
Frédéric Chopin Foto
Milan Kundera Foto
André Comte-Sponville Foto
John Ruskin Foto

“La misma esperanza deja de ser felicidad cuando va acompañada de la impaciencia.”

John Ruskin (1819–1900) Escritor inglés

Variante: La propia esperanza deja de ser una felicidad cuando va acompañada de la impaciencia.
Fuente: [Palomo Triguero], Eduardo. Cita-logía. Editorial Punto Rojo Libros, S.L. ISBN 978-84-16068-10-4, p. 120.

Pachacútec Foto

“La impaciencia es señal de ánimo vil y bajo, mal enseñado y peor acostumbrado.”

Pachacútec (1380–1460) Emperador Inca

Sin fuentes

Jane Austen Foto

“morir de impaciencia.”

Jane Austen (1775–1817) novelista británica

Orgullo y Prejuicio

Tomás de Kempis Foto
Eckhart Tolle Foto
Francisco de Quevedo Foto
Franz Kafka Foto

“Tal vez existe un solo pecado, la impaciencia. Por impacientes fuimos arrojados del paraíso, y por impacientes nos es prohibido retornar a él.”

Franz Kafka (1883–1924) escritor praguense de lengua alemana

Fuente: “Consideraciones Sobre El Pecado, El Sufrimiento, La Esperanza Y El Camino Verdadero” – Franz Kafka – 1917

Eleanor Roosevelt Foto
Franz Kafka Foto
Arthur Schnitzler Foto
José Díaz Ramos Foto
Carl Sagan Foto

“Consideremos nuevamente este punto. Eso es aquí, Es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él están todos los que amamos, todo los que conoces, todos de quiénes haz oído hablar, y todos los seres humanos, quiens fueran que han vivido sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja de enamorados, cada madre y padre, cada esperanzado niño, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí: en una mota de polvo suspendida en un rayo de Sol.

La Tierra es un muy pequeño escalón en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre derramados por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueles visitas que los habitantes de una esquina de ese pixel hicieron contra los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina; la frecuencia de sus malentendidos, la impaciencia por matarse unos a otros, la generación de fervientes odios. Nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia, la falsa ilusión de tener una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este pálido punto de luz.

Nuestro planeta es una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que la ayuda llegará desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro cercano, al cual nuestra especie pudiera migrar. ¿Visitar?, Sí. Establecerse, ¿aún no?. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad y construcción de carácter. Quizá no hay mejor demostración de la tontería de la soberbia humana que ésta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amablemente, y de preservar y cuidar el pálido punto azul, el único hogar que jamás hemos conocido”

Carl Sagan (1934–1996) astrofísico, cosmólogo y divulgador científico estadounidense
Haruki Murakami Foto
Mario Vargas Llosa Foto
Woody Allen Foto

“Para acabar con el ajedrez
Correspondencia


Metí la pata. Perdóneme. El hecho de que usted no se percatara de que faltaba una carta indica igualmente cierto despiste por su parte, que yo, por la mía, atribuyo a su impaciencia, pero Dios sabe que todos cometemos errores. Así es la vida. Y el ajedrez”

Without Feathers
Variante: Metí la pata. Perdóneme. El hecho de que usted no se percatara de que faltaba una carta indica igualmente cierto despiste por su parte, que yo, por la mía, atribuyo a su impaciencia, pero Dios sabe que todos cometemos errores. Así es la vida. Y el ajedrez.

Alexandre Dumas (padre) Foto

“Las respuestas que se esperan con impaciencia siempre llegan cuando uno no está en casa.”

Alexandre Dumas (padre) (1802–1870) novelista y dramaturgo francés

La Dama de las Camelias

Benito Pérez Galdós Foto
Gabriel García Márquez Foto
Paulo Coelho Foto
Adolf Hitler Foto

“Véase la preocupación de uno de esos salteadores políticos en obtener a ruegos el asentimiento de la mayoría para, en cualquier momento, poder alienar la responsabilidad. Pues ésta una de las principales razones por las que esa especie de actividad política es despreciable y odiosa a todo hombre de sentimientos decentes y, por tanto, también de valor, al tiempo que atrae a todos los caracteres miserables - aquellos que no quieren asumir la responsabilidad de sus acciones, sino que antes procuran huir, no pasando de cobardes villanos. Las consecuencias se dejarán sentir tan pronto como tales mediocres formen el gobierno de una Nación. Faltará entereza para obrar y se preferirá aceptar las más vergonzosas humillaciones antes de erguirse para adoptar una actitud resuelta, pues nadie habrá allí que por sí solo esté personalmente dispuesto a arriesgarlo todo en pro de la ejecución de una medida radical. Existe una verdad que no debe ni puede olvidarse: es la de que tampoco en este caso una mayoría estará capacitada para sustituir a la personalidad en el gobierno. La mayoría no sólo representa siempre la estupidez, sino también la cobardía. Y del mismo modo que de cien cabezas huecas no se hace un sabio, de cien cabezas no surge nunca una decisión heroica. Cuanto menos grave sea la responsabilidad que pese sobre el Jefe, mayor será el número de aquellos que, dotados de ínfima capacidad, se crean igualmente llamados a poner al servicio de la Nación sus "imponderables fuerzas". Con impaciencia esperan que les llegue el turno; forman una larga fila y cuentan, con doloridos lamentos, el número de los que esperan delante de ellos y casi calculan la hora sobre cuándo, posiblemente, alcanzarán su deseo. De ahí que sea para ellos motivo de regocijo el cambio frecuente de funcionarios en los cargos que ellos apetecen y que celebren todo escándalo que reduzca la fila de los que por delante esperan. En el caso de que uno de ellos no quiera dejar la posición alcanzada, casi se considera eso como una quiebra de una combinación sagrada de solidaridad común. Entonces es cuando ellos se vuelven intrigantes y no descansan hasta que el desvergonzado, al final vencido, pone su lugar nuevamente a disposición de todos. Por eso mismo, no alcanzará él tan pronto esa posición. Cuando una de estas criaturas es forzada a desistir de su puesto, procurará inmediatamente entrometerse de nuevo en la hilera de los que están a la expectativa, a no ser que lo impidan, entonces, los gritos y las injurias de los demás. La consecuencia de todo esto es la espeluznante rapidez con que se producen modificaciones en las más importantes jefaturas y oficinas públicas de un organismo estatal semejante, con un resultado que siempre tiene influencia negativa y que muchas veces llega a ser hasta catastrófico, porque no sólo el estúpido y el incapaz son lesionados por esos métodos de proceder, sino incluso los verdaderos jefes, si algún día el Destino los sitúa en esas posiciones de mando. Después que se verifica la aparición de un hombre excepcional, inmediatamente se forma un frente cerrado de defensa, sobre todo si una cabeza tal, no saliendo de las propias filas, osara penetrar en esa sublime sociedad. Lo que ellos quieren fundamentalmente es permanecer entre sí, y es considerado enemigo común todo aquél que pueda sobresalir en medio de tales nulidades. En este sentido, el instinto es tanto más agudo cuanto es inoperante en otros aspectos. El resultado será siempre un creciente empobrecimiento espiritual de las clases dirigentes. Cualquiera, desde el momento que no pertenece a ese clan de `jefes", puede juzgar cuáles serán las consecuencias para la Nación y para el Estado.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

Jane Austen Foto
Francois Fénelon Foto

“El más desgraciado de todos los hombres es el que cree serlo, porque las desgracias penden menos de las cosas que se sufren, que de la impaciencia en sufrirlas, que es lo que aumenta el dolor.”

Francois Fénelon (1651–1715)

Fuente: Colección de fragmentos escogidos de Fenelon: ó de los pasages [sic https://books.google.es/books?id=6tif_X_VDCEC&pg=PA276&dq=El+m%C3%A1s+desgraciado+de+todos+los+hombres+es+el+que+cree+serlo&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjKnoGgzaffAhVHQRoKHXMdDHwQ6AEILjAB#v=onepage&q=El%20m%C3%A1s%20desgraciado%20de%20todos%20los%20hombres%20es%20el%20que%20cree%20serlo&f=false más interesantes por los pensamientos ó por la locución. Biblioteca de educación. François de Salignac de la Mothe Fenelon. Editores Antonio Gil de Zárate, Ignacio Boix (Madrid). Traducido por Francisco Pérez de Anaya. Editorial Boix, 1843. Página 276.]