Frases sobre restaurante

Una colección de frases y citas sobre el tema del restaurante, vida, tiempo, vida.

Frases sobre restaurante

Carlos Cuauhtémoc Sánchez Foto
Sylvia Plath Foto
Yogi Berra Foto

“Ya nadie va a ese restaurante porque está siempre demasiado lleno.”

Yogi Berra (1925–2015) jugador y entrenador estadounidense de béisbol
Arturo Pérez-Reverte Foto
Andy Warhol Foto

“Lo más hermoso de Florencia es el restaurante McDonald's.”

Andy Warhol (1928–1987) pintor, director cinematográfico y publicista estadounidense
David Fincher Foto
Fernando Vallejo Foto
José Mourinho Foto

“Yo no tengo un restaurante con nadie. Pero tal vez Pep Guardiola tiene un restaurante en Oslo.”

José Mourinho (1963) entrenador de fútbol portugués

21 de abril de 2010, después de ganar por 3–1 al FC Barcelona en Milán con un arbitraje polémico. Mourinho se refirió con esto al árbitro Tom Henning Øvrebø, responsable de un polémico arbitraje en la vuelta de semifinales de la UEFA Chamipons League 2008-2009 entre Barcelona y Chelsea.
Respondiendo a las provocaciones del FC Barcelona para el partido de vuelta de las semifinales de la Champions League 2010

“Es más peligroso que Rambo en un restaurante chino.”

Héctor del Mar (1942–2019) locutor de radio y televisión español de origen argentino
Arturo Pérez-Reverte Foto
Rick Astley Foto
Juan Verdaguer Foto
Luca Prodan Foto
Wafa Sultan Foto
John Perkins Foto

“Hoy esos hombres y mujeres van a Tailandia, a Filipinas, a Botswana, a Bolivia y a cualquier parte donde esperan encontrar gentes que necesitan con desesperación un trabajo. Van a esos países con la intención deliberada de explotar a los desdichados, a seres que tienen hijos desnutridos o famélicos, que viven en barrios de chabolas y que han perdido toda esperanza de una vida mejor; que incluso han dejado de soñar en un futuro. Esos hombres y mujeres salen de sus fastuosos despachos de Manhattan, de San Francisco o de Chicago, se desplazan entre los continentes y los océanos en lujosos jets, se alojan en hoteles de primera categoría y se agasajan en los mejores restaurantes que esos países puedan ofrecer. Luego salen a buscar gente desesperada.
Son los negreros de nuestra época. Pero ya no tienen necesidad de aventurarse en las selvas de África en busca de ejemplares robustos para venderlos al mejor postor en las subastas de Charleston, Cartagena o La Habana. Simplemente reclutan a esos desesperados y construyen una fábrica que confeccione las cazadoras, los pantalones vaqueros, las zapatillas deportivas, las piezas de automoción, los componentes para ordenadores y los demás miles de artículos que aquéllos saben colocar en los mercados de su elección. O tal vez prefieren no ser los dueños de esas fábricas, sino que se limitan a contratar con los negociantes locales, que harán el trabajo sucio por ellos.
Esos hombres y mujeres se consideran gente honrada. Regresan a sus países con fotografías de lugares pintorescos y de antiguas ruinas, para enseñárselas a sus hijos. Asisten a seminarios en donde se dan mutuas palmadas en las espaldas e intercambian consejos sobre cómo burlar las arbitrariedades aduaneras de aquellos exóticos países. Sus jefes contratan abogados que les aseguran la perfecta legalidad de lo que ellos y ellas están haciendo. Y tienen a su disposición un cuadro de psicoterapeutas y otros expertos en recursos humanos, para que les ayuden a persuadirse de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas.
El esclavista a la antigua usanza se decía a sí mismo que su comercio trataba con una especie no del todo humana, a cuyos individuos ofrecía la oportunidad de convertirse al cristianismo. Al mismo tiempo, entendía que los esclavos eran indispensables para la supervivencia de su propia sociedad, de cuya economía constituían el fundamento. El esclavista moderno se convence a sí mismo (o a sí misma) de que es mejor para los desesperados ganar un dólar al día que no ganar absolutamente nada. Y además se les ofrece la oportunidad de integrarse en la más amplia comunidad global. Él o ella también comprenden que esos desesperados son esenciales para la supervivencia de sus compañías, y que son los fundamentos del nivel de vida que sus explotadores disfrutan. Nunca se detienen a reflexionar sobre las consecuencias más amplias de lo que ellos y ellas, su nivel de vida y el sistema económico en que todo eso se asienta están haciéndole al planeta, ni sobre cómo, finalmente, todo eso repercutirá en el porvenir de sus propios hijos.”

Confesiones de un gángster económico

Roberto Arlt Foto

“Nunca entres al restaurante de un chino. Será un misterio para ti lo que te dé de comer.”

Roberto Arlt (1900–1942) novelista, cuentista, dramaturgo, periodista e inventor argentino

El jorobadito y otros cuentos

Haruki Murakami Foto

“Y durante mucho tiempo ocupó un lugar especial dentro de mi corazón. Lo guardé para ella, de la misma forma que se pone un aviso de 'reservado' en la mesa más tranquila al fondo de un restaurante. Y eso pese a creer que no volvería a verla jamás.”

Haruki Murakami (1949) escritor y traductor japonés

South of the Border, West of the Sun
Variante: Y durante mucho tiempo ocupó un lugar especial dentro de mi corazón. Lo guardé para ella, de la misma forma que se pone un aviso de <> en la mesa más tranquila al fondo de un restaurante. Y eso pese a creer que no volvería a verla jamás.

Woody Allen Foto
Umberto Eco Foto
Milan Kundera Foto
Francis Scott Fitzgerald Foto
Jeffrey Eugenides Foto
Sarah Dessen Foto

“Entonces", dice mientras íbamos por la carretera principal, el rompe el silencio, "he estado pensando."
"¿Sí?"
Él asintió "Realmente necesitas salir conmigo."
Parpadeé. "¿Perdona?"
"Ya sabes. Tú, yo. Un restaurante o una película. Juntos" Él me mira otra vez, cambia de velocidad. "¿Quizás es algo nuevo para ti? Si es así, voy a estar feliz de guiarte"
"¿Quieres llevarme a ver una película?", Pregunto.
"Bueno, realmente no", dijo. "Lo que en verdad quiero es que seas mi novia. Pero pensé que si te lo decía así te asustarías."
Sentí que mi corazón salto de mi pecho. "¿Siempre eres tan directo sobre este tipo de cosas?"
"No", dice. Doblamos a la derecha, subiendo por la colina hacia la ciudad, los altos edificios del hospital y la campana U eran visibles desde arriba de la colina.
"Pero tengo la sensación de que tienes prisa y estas dejando todo, así que pensé que debería ir al grano"
"Yo sólo estaré fuera una semana", digo en voz baja.
"Cierto", dice mientras seguimos subiendo. "Pero he querido hacerlo desde hace tiempos y ya no podía esperar."
"¿En serio?", Pregunto. Él asiente con la cabeza. "Como, ¿desde cuándo?"
Él lo piensa por un segundo. "El día que me golpeaste en baloncesto."
"¿Eso te pareció atractivo?"
"No exactamente", respondió. "Más bien fue como vergonzoso y humillante. Pero hubo algo en ese momento… Era como una pizarra limpia. Ninguna postura o pretensión. Fue como, ya sabes, real”.
Estábamos llegando a la ciudad ahora, pasando FrayBake, Luna Blu sólo estaba ha unas cuadras de distancia. "Real", repito.”

What Happened to Goodbye

Juan Gabriel Vásquez Foto
Douglas Adams Foto
Anna Funder Foto

“Aquel día ya lejano en que en un restaurante de moda pedí unos salmonetes de roca y descubrí que uno de ellos llevaba una colilla de Winston en la tripa, supe que el fin del mundo, tal como lo habíamos conocido, estaba cerca.”

Manuel Vicent (1936) escritor español

Fuente: [Vicent], Manuel. «Postrimerías.» 31 de marzo de 2019. https://elpais.com/elpais/2019/03/30/opinion/1553966320_477586.html El País. Consultado el 13 de noviembre de 2019.

Esta frase esperando revisión.
Esta frase esperando revisión.