Frases sobre tropa

Una colección de frases y citas sobre el tema del tropa, ser, mismo, enemigo.

Frases sobre tropa

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“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.”

Francisco Franco (1892–1975) general y dictador español

Parte oficial de guerra del 1 de abril de 1939, que puso fin a la Guerra Civil Española.

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“Las armas nacionales se han cubierto de gloria. Las tropas francesas se portaron con valor en el combate y su jefe con torpeza.”

Ignacio Zaragoza (1829–1862) militar mexicano

El informe que el general Zaragoza rindió sobre la Batalla de Puebla al Presidente Benito Juárez.

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“La guerra es un juego serio en el que uno compromete su reputación, sus tropas y su patria.”

Napoleon Bonaparte (1769–1821) político y militar francés

Citas de Napoleón

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“¿Tropas? ¿De dónde quiere que las saque? ¿Quiere que las fabrique?”

Napoleon Bonaparte (1769–1821) político y militar francés

Respuesta a la petición de un general suyo que pedía refuerzos para acabar con la última resistencia inglesa en Waterloo.
Citas de Napoleón, Otras (por colocar)

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“La tropa de humanoides que se ha manifestado en las calles destruyendo y robando todo lo que encontraban, esa es la gente del no”

José Toribio Merino (1915–1996) Comandante en Jefe de la Armada y miembro de la Junta de Gobierno (1973- 1990)

Respondiendo a la prensa por manifestaciones de la oposicion.
Fuente: Merino:"Estos son los del No";Pinochet:No pasaran los rojos http://www.youtube.com/watch?v=KdRu4iRUvrI

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“con una amenaza: «Si las tropas no están embarcadas”

Javier Moro (1955)

El Imperio eres Tú

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“Sabe dios hermano, si cuando se me acabe el tiempo de ser tropa no habrá otro soldado que me prenda y me lleve así a Lisboa, en tren nocturno, en la oscuridad de esta tierra, hoy sabemos qué somos y dónde estamos, mañana quien sabe, te dan un fusil, pero nunca te dijeron que apuntaras al latifundio, toda tu instrucción de apunta y fuego se dirige contra los de tu arma, no comprendes nada de lo que haces y un día te dan orden de disparar y te matas.”

José Saramago (1922–2010) escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués

Citas ordenadas
Variante: Sabe Dios hermano, si cuando se me acabe el tiempo de ser tropa no habrá otro soldado que me prenda y me lleve así a Lisboa, en tren nocturno, en la oscuridad de esta tierra, hoy sabemos qué somos y dónde estamos, mañana quien sabe, te dan un fusil, pero nunca te dijeron que apuntaras al latifundio, toda tu instrucción de apunta y fuego se dirige contra los de tu arma, no comprendes nada de lo que haces y un día te dan orden de disparar y te matas.

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“¿Saben cuál es la verdadera base del poder político? No las armas ni las tropas, sino la habilidad de hacer que los demás hagan lo que uno desea que hagan.”

Philip K. Dick (1928–1982) escritor estadounidense

Los Simulacros, 1964, Ed. Martínez Roca, Barcelona, 1988, p. 79.

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“En pocas ocasiones se ha puesto de manifiesto con tanto relieve el apasionamiento y la parcialidad de Wellington contra los españoles, como en sus juicios sobre la conducta de las tropas españolas en la batalla de Talavera.”

Pablo de Azcárate (1890–1971) político, jurisconsulto, diplomático e historiador español

Sobre la versión emitida por el Duque de Wellington de la participación de los ejércitos españoles durante la batalla de Talavera de 1809.
De su libro Wellington y España' (1960)

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“¡Qué tropa, joder, qué tropa!”

Conde de Romanones (1863–1950) Conde de Romanones

Dicen que cuando el Conde de Romanones fue propuesto para la Real Academia, le sugirió alguien que hiciese una visita de cortesía a todos los miembros de la Institución encareciéndoles su apoyo, porque esa era la costumbre. Así es que venciendo el natural pudor cumplimentó ese requisito y todo el mundo le aseguró que su voto sería para él. El día de la votación se acercó su secretario y en un aparte le dijo: Excelencia, traigo malas noticias: no hemos salido. ¿Cómo es posible? -preguntó perplejo- Pero si tenía garantizada la elección... El funcionario se encogió de hombros. Pero entonces ¿cuántos votos he tenido?- quiso saber. Ninguno, Excelencia- musitó el secretario con un hilo de voz. El político se quedó unos instantes pensativo y luego cabeceando ligeramente se volvió hacia su ayudante: ¡Joder, qué tropa!,- concluyó.
http://www.dariovidal.com/cgi-bin/articulos.cgi/2004/12/

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“Aquel gentío, aquellos gritos, 《¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!》, aquellas banderas españolas… Nadie trabajaba esa tarde. Las empresas habían dado permiso a sus empleados para ir a recibir al 《salvador》de la patria. Y la gente, como una alfombra extendida sobre las calles, lo llenaba todo, hasta el último rincón. ¿La misma gente que había luchado por la República? ¿La misma cuyos padres, maridos o hijos habían caído en el frente? ¿La misma que soportó los atroces bombardeos que buscaban crear el máximo miedo en la población civil? ¿La misma que pasó hambre y frío? Aquella mañana del 26 de enero de 1939, viendo a las tropas victoriosas entrando por la Diagonal, se preguntó de dónde sacaban los supervivientes las banderas, y si el entusiasmo y la alegría eran reales o un simple alivio por el fin de la guerra. Habían pasado poco más de diez años y todo seguía igual o… Banderas, saludos fascistas, gritos de adhesión al vencedor.
¿Tan rápido el olvido?
¿Tanta necesidad de paz a cualquier precio?
¿Tanto miedo que masticar y tragar con tal de seguir adelante?
¿Y los más de cien mil cadáveres enterrados en cunetas y montañas, fosas comunes y cementerios, a la espera de un tiempo mejor en el que volver a merecer un respeto y recuperar su dignidad, mientras el régimen seguía fusilando y aumentando la cuenta?
El dictador volvía por tercera vez a Barcelona y allí estaba la ciudad rendida a sus pies.
Tal vez los que permanecían en sus casas fueran más numerosos, mucho más, pero ellos callaban.
También lo hacían algunos de los presentes, obligados a presenciar toda aquella parafernalia porque si no podían ser represaliados por sus empresas, que en caso de estar lejos habían puesto autocares para la movilidad de sus empleados. Era un día sin excusas. Hasta los enfermos debían curarse milagrosamente.”

Jordi Sierra i Fabra (1947) escritor y periodista
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“Mujer negra

Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar.
La noche, no puedo recordarla.
Ni el mismo océano podría recordarla.
Pero no olvido el primer alcatraz que divisé.
Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales.
Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral
Me dejaron aquí y aquí he vivido.
Y porque trabajé como una bestia,
aquí volví a nacer.
A cuanta epopeya mandinga intenté recurrir.

Me rebelé.
Su Merced me compró en una plaza.
Bordé la casaca de su Merced y un hijo macho le parí.
Mi hijo no tuvo nombre.
Y su Merced murió a manos de un impecable lord inglés.

Anduve.
Esta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes.
Bogué a lo largo de todos sus ríos.
Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí.
Por casa tuve un barracón.
Yo misma traje piedras para edificarlo,
pero canté al natural compás de los pájaros nacionales.

Me sublevé.
En esta tierra toqué la sangre húmeda
y los huesos podridos de muchos otros,
traídos a ella, o no, igual que yo.
Ya nunca más imaginé el camin a Guinea.
¿Era a Guinea? ¿A Benín? ¿Era a
Madagascar? ¿O a Cabo Verde?
Trabajé mucho más.
Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza.
Aquí construí mi mundo.

Me fui al monte.
Mi real independencia fue el palenque
y cabalgué entre las tropas de Maceo.
Sólo un siglo más tarde,
junto a mis descendientes,
desde una azul montaña.

Bajé de la Sierra
Para acabar con capitales y usureros,
con generales y burgueses.
Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos.
Nada nos es ajeno.
Nuestra la tierra.
Nuestros el mar y el cielo.
Nuestras la magia y la quimera.
Iguales míos, aquí los veo bailar
alrededor del árbol que plantamos para el comunismo.
Su pródiga madera ya resuena.”

Nancy Morejón (1944) escritora cubana
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“Las tropas auxiliares, otras de las tropas inútiles de que he hablado, son aquellas que se piden a un príncipe poderoso para que nos socorra y defienda, tal”

Nicolás Maquiavelo (1469–1527) diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano

El Principe

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“Estas tropas pueden ser útiles y buenas para sus amos, pero para quien las llama son casi siempre funestas; pues”

Nicolás Maquiavelo (1469–1527) diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano

El Principe

Nicolás Maquiavelo Foto

“los cimientos indispensables a todos los Estados, nuevos, antiguos o mixtos, son las buenas leyes y las buenas tropas; y”

Nicolás Maquiavelo (1469–1527) diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano

El Principe

Nicolás Maquiavelo Foto

“Digo, pues, que las tropas con que un príncipe defiende sus Estados son propias, mercenarias, auxiliares o mixtas. Las mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas; y”

Nicolás Maquiavelo (1469–1527) diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano

El Principe

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“Que nunca ofrece retirarse de Popayán con la tropa en virtud de los tratados, pues si se le hubiera puesto esta condición nunca los habría aceptado, y que su intención había sido esperar la contestación del gobierno en Buenos Aires.”

Agustín Agualongo (1780–1824) caracteristicas de su personalidad

Fuente: Agustín Agualongo y su tiempo. Volumen 61 de Biblioteca Banco Popular. 2ª edición. Editorial Banco Popular, 1974. p. 255.

Indro Montanelli Foto

“Para impedir o limitar la limpieza étnica, las tropas de la OTAN deberían establecerse de manera fija en aquella martirizada tierra. ¿Es esto posible? Creo que no. Pienso que la única manera de salir de este laberinto es reconocer a Kosovo un status de república totalmente independiente de la república serbia. Aunque lógica y sin alternativa, ésta es una solución difícilmente practicable porque en la mitología serbia, Kosovo es la cuna de Serbia. Hablo de mitología porque históricamente, Kosovo siempre ha estado habitado por una población que no tiene nada que ver – ni étnica, ni religiosa, ni culturalmente – con Serbia. Pero fue en Kosovo donde el ejército serbio, hace ahora seiscientos años, intentó parar el devastador avance otomano. Aquel desastre ha quedado en la memoria de los serbios como su más fúlgida gloria. Por ello no renunciarán nunca a la tierra que representa para ellos el sagrario de aquel hecho glorioso. Los serbios han dejado que se marcharan por sus propios caminos Eslovenia y Croacia, y quizá dejarán también que se vaya Montenegro. Pero Kosovo no, que por lo tanto está destinado a ser su jardín de los suplicios. Aun en el caso de que Milosevic se marche (hipótesis aventurada) y el UCK sea desarmado (hipótesis todavía más aventurada), Kosovo está destinado a seguir siendo el problema de los problemas balcánicos, que se han convertido ya, por su cuenta, en el problema de los problemas europeos.”

Indro Montanelli (1909–2001) periodista italiano

Kosovo, el problema de Europa http://www.lanacion.com.ar/209873-kosovo-el-problema-de-europa La Nacion, 18 de julio de 1999

Mao Zedong Foto
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“Mi corazón está roto por la terrible pérdida que he sufrido entre mis viejos amigos y compañeros y mis pobres soldados. Créeme, nada excepto una batalla perdida puede ser la mitad de melancólica que una batalla ganada: la valentía de mis tropas hasta ahora me salvó del mal más grande; pero ganar una batalla como esta de Waterloo, a expensas de tantos galantes amigos, sólo podría calificarse de una gran desgracia, excepto por el resultado para el público.”

Arthur Wellesley (1769–1852) político, estadista y militar británico (1769-1852)

Original: «My heart is broken by the terrible loss I have sustained in my old friends and companions and my poor soldiers. Believe me, nothing except a battle lost can be half so melancholy as a battle won: the bravery of my troops hitherto saved me from the greater evil; but to win such a battle as this of Waterloo, at the expens of so many gallant friends, could only be termed a heavy misfortune but for the result to the public».
Fuente: [Adams], William Henry Davenport. Memorable Battles in English History: Where Fought, why Fought, and Their Results; with the Military Lives of the Commanders. Editorial Griffith and Farran, 1863. Procedencia del original: Universidad de Wisconsin - Madison. Digitalizado: 27 de marzo de 2009, p. 400.
Fuente: Carta desde el campo de Waterloo (junio de 1815).

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