Frases sobre escritorio

Una colección de frases y citas sobre el tema del escritorio, vida, hombres, hombre.

Frases sobre escritorio

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“Componer no es difícil, lo complicado es dejar caer bajo el escritorio las notas superfluas.”

Johannes Brahms (1833–1897) músico alemán

Sin fuentes
Variante: «No es difícil componer, pero es increíblemente difícil eliminar notas innecesarias».[Sin fuentes]

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“No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio.”

Oliverio Girondo (1891–1967) poeta argentino

Membretes
Fuente: Martín Fierro (1924-1927). Compilado por Beatriz Sarl. Editor Carlos Pérez, 1969. p. 150.
Fuente: Girondo, Oliverio; Freidemberg, Daniel. Noche tótem. Musarisca: Poesía. Editor y colaborador Daniel Freidemberg. Ediciones Colihue SRL, 2000. ISBN 9789505817573. p. 56.

Patrick Rothfuss Foto

“Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.
El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban. Si hubiera habido caballos en los establos, estos habrían piafado y mascado y lo habrían hecho pedazos. Si hubiera habido gente en la posada, aunque solo fuera un puñado de huéspedes que pasaran allí la noche, su agitada respiración y sus ronquidos habrían derretido el silencio como una cálida brisa primaveral. Si hubiera habido música… pero no, claro que no había música. De hecho, no había ninguna de esas cosas, y por eso persistía el silencio.
En la posada Roca de Guía, un hombre yacía acurrucado en su mullida y aromática cama. Esperaba el sueño con los ojos abiertos en la oscuridad, inmóvil. Eso añadía un pequeño y asustado silencio al otro silencio, hueco y mayor. Componían una especie de aleación, una segunda voz.
El tercer silencio no era fácil reconocerlo. Si pasabas una hora escuchando, quizá empezaras a notarlo en las gruesas paredes de piedra de la vacía taberna y en el metal, gris y mate, de la espada que colgaba detrás de la barra. Estaba en la débil luz de la vela que alumbraba una habitación del piso de arriba con sombras danzarinas. Estaba en el desorden de unas hojas arrugadas que se habían quedado encima de un escritorio. Y estaba en las manos del hombre allí sentado, ignorando deliberadamente las hojas que había escrito y que había tirado mucho tiempo atrás.
El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y se movía con la sutil certeza de quienes saben muchas cosas.
La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.”

The Name of the Wind

“El poder de las viejas es inmenso. No es verdad que las manden a esta Casa para que pasen sus últimos días en paz, como dicen ellos. Esto es una prisión, llena de celdas, con barrotes en las ventanas, con un carcelero implacable a cargo de las llaves. Los patrones las mandan a encerrar aquí cuando se dan cuenta de que les deben demasiado a estas viejas y sienten pavor porque estas miserables, un buen día, pueden revelar su poder y destruirlos. Los servidores acumulan los privilegios de la miseria. Las conmiseraciones, las burlas, las limosnas, las ayuditas, las humillaciones que soportan los hacen poderosos. Ellas conservan los instrumentos de la venganza porque van acumulando en sus manos ásperas y verrugosas esa otra mitad de sus patrones, la mitad inútil, descartada, lo sucio y lo feo que ellos, confiados y sentimentales, les han ido entregando con el insulto de cada enagua gastada que les regalan, cada camisa chamuscada por la plancha que les permiten que se lleven. ¿Cómo no van a tener a sus patrones en su poder si les lavaron la ropa, y pasaron por sus manos todos los desórdenes y suciedades que ellos quisieron eliminar de sus vidas? Ellas barrieron de sus comedores las migas caídas y lavaron los platos y las fuentes y los cubiertos, comiéndose lo que sobró. Limpiaron el polvo de sus salones las hilachas de sus costuras, los papeles arrugados de sus escritorios y sus oficinas. Restablecieron el orden en las camas donde hicieron el amor legítimo o ilegítimo, satisfactorio o frustrador, sin sentir asco ante esos olores y manchas ajenos. Cosieron los jirones de sus ropas, les sonaron las narices cuando niños, los acostaron cuando llegaron borrachos y limpiaron vómitos y meados, zurcieron sus calcetines y lustraron sus zapatos, les cortaron las uñas y los callos, les escobillaron la espalda en el baño, los peinaron, les pusieron lavativas y les dieron purgantes y tisanas para la fatiga, el cólico o la pena. Desempeñando estos menesteres, las viejas fueron robándose algo integral de las personas de sus patrones al colocarse en su lugar para hacer algo que ellos se negaban a hacer… y la avidez de ellas crece al ir apoderándose de más cosas, y codician más humillaciones y más calcetines viejos regalados como dádivas, quieren apoderarse de todo.”

The Obscene Bird of Night

Raymond Chandler Foto

“Carta a James Sandoe, 14 de octubre de 1949.

Ahora estoy leyendo “So little time”, de Marquand. Recuerdo, o creo recordar, que fue bastante maltratada cuando apareció, pero a mí me parece llena de ingenio agudo y vivacidad, y en general mucho más satisfactoria que “Point of no return”, que me resultó aburrida en su impacto total, aunque no aburrida mientras se la lee. También empecé “A sea change”, de Nigel Demis, que parece bien. Pero siempre me gustan los libros equivocados. Y las películas equivocadas. Y la gente equivocada. Y tengo la mala costumbre de empezar un libro y leer sólo lo necesario para asegurarme de que quiero leerlo, y ponerlo a un lado mientras rompo el hielo con otros dos. De ese modo, cuando me siento aburrido y deprimido, cosa que pasa con demasiada frecuencia, sé que tengo algo para leer tarde en la noche, que es cuando más leo, y no ese horrendo sentimiento desolador de no tener a nadie con quien hablar o a quien escuchar.
¿Por qué diablos esos idiotas de editores no dejan de poner fotos de escritores en sus sobrecubiertas? Compré un libro perfectamente bueno… estaba dispuesto a que me gustara, había leído sobre él, y entonces le echo una mirada a la foto del tipo y es obviamente un completo imbécil, una basura realmente abrumadora (fotogénicamente hablando) y no puedo leer el maldito libro. El hombre probablemente no tiene nada malo, pero para mí esa foto, esa tan espontánea foto con la corbata chillona desajustada, el tipo sentado en el borde de su escritorio con los pies en la silla (siempre se sienta así, piensa mejor). He pasado por esta comedia de la foto, sé lo que hace con uno.”

Raymond Chandler (1888–1959)

Selected Letters

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“La gente cree que soy una persona bastante extraña. Eso es incorrecto. Tengo el corazón de un niño pequeño. Está en un frasco de vidrio sobre mi escritorio.”

Stephen King (1947) escritor, novelista, columnista, productor cinematográfico y director estadounidense

Frase dicha por Robert Bloch, autor de la famosa novela de horror Psycho .
Citas erróneamente atribuidas
Fuente: http://www.bookslut.com/fear_factor/2003_07_000136.php.

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“El libro debe pedir pluma, tinta y escritorio, nunca al revés.”

Friedrich Nietzsche (1844–1900) filósofo alemán

El caminante y su sombra (1879)

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“Nadie mejor para espiar las acciones de los demás que aquellos a quienes nada les importan esas acciones. ¿Por qué este señor nunca viene antes de que oscurezca?; ¿por qué este otro no cuelga la llave en su respectivo clavo de la portería, los jueves?; ¿por qué camina siempre por callejuelas?; ¿por qué la señora desciende siempre del coche de alquiler antes de llegar a su casa?; ¿por qué mandará a comprar un cuadernillo de papel de cartas, cuando tiene repleto de papel su escritorio?, etcétera, etcétera. Hay personas que, con tal de saber el secreto de tales enigmas, que les son por completo indiferentes, gastan más dinero, consumen más tiempo y se toman más trabajo de lo que se necesitaría para ejecutar diez buenas acciones; y lo hacen gratuitamente, por placer, sin que su curiosidad reciba otro premio que la propia curiosidad. Seguirán a éste o aquél durante días enteros, se quedarán como centinelas largas horas en las esquinas, bajo los portales, de noche, con frío y con lluvia, corromperán a los criados, emborracharán a los cocheros y a los lacayos, comprarán a la doncella, sobornarán a un portero… ¿Y todo eso para qué? Para nada. Por el solo afán de ver, de saber y de penetrar en vidas ajenas. Pura comezón de murmurar. Y, con frecuencia, una vez conocidos estos secretos, publicados estos misterios, descifrados estos enigmas, acarrean catástrofes, duelos, quiebras, ruinas de familias, existencias amargadas, con gran placer de aquellos que lo han "descubierto todo", sin interés, por puro instinto. Es algo realmente triste.

Ciertas personas son malas únicamente por necesidad de hablar. Su conversación, charla en el salón, diálogo en la antecámara, es como esas chimeneas que consumen rápidamente la leña, necesitan mucho combustible, y el combustible es el prójimo.”

Les Misérables

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“PD. DE "LA OTRA CONSULTA". Revisé la parte de la correspondencia externa que va dirigida a mi pasamontañas. Hay de todo: caricaturas, albures, mentadas (de menta y de las otras), amenazas de muerte y retos a duelo. Estos son los resultados preliminares:

-El 97.98% de los consultados piensa que soy muy mamón. El 2% dice que no soy mamón, sino bastante payaso. El 0.02% no contestó (está contando un chiste de pepito).

-El 87.56% piensa que voy a terminar vendiéndome con el gobierno. El 12% pregunta que cuál es el precio. El 0.44% revisa la cartera en busca de cambio.

-El 74.38% dice que yo no escribo las cartas y comunicados, que con esta cara (?) dudan que pueda hilvanar un par de ideas coherentes. El 25% señala que sí escribo yo, pero me dictan. El 0.62% mejor se puso a leer El Chahuistle.

-El 69.69% dice lo que dice. El resto no lo dice, pero lo piensa. Varios no contestaron, pero entornaron los ojos y jadearon ostensiblemente.

-El 53.45% dice que nunca he estado en la montaña, que despacho desde un escritorio público donde se mecanografían tesis y cartas como la que, el otro día, me dictó Rutilio y que dice: "Ufemia: Claro necesito que me digas si querétaro las manzanas para que poninas dijo popochas y, si naranjas podridas y ni maiz palomas, me boinas con los cuadernos". El 46% dice que sí estuve en la montaña pero en la de Vail, Colorado, iuesei. El 0.55% está haciendo fila en la taquilla de la montaña rusa.

-El 49.99% dice que nunca he agarrado un arma y que soy "soldado de escritorio". El 50% dice que la única arma que he agarrado es la que diosito me dio y quién sabe, dicen. El 0.01% se mantuvo a prudente distancia (¡órale! ¡no salpiquen!).

-El 33.71% dice que "perdí el piso" con la crítica al PRD y el veto a "importantes diarios" (?). El 66% dice que nunca he tenido piso alguno, que seguro me desalojaron. El 0.29% no trajo su copia de la boleta predial.

-El 26.62% dice que mi pasamontañas ya está muy guango y que enseña TODO. El 73% dice que me suba el cierre del pantalón. El 0.38% fue por unos binoculares.

-El 13.64% dice que soy egocentrista. El 86% dice que soy un presumido. El 0.36% cambió de periódico y ahora lee Nexos.

-El 99.99999% dice que ya está hasta la madre de encuestas y consultas. El 0.00001% fue al baño, ahorita regresa (ojo: se llevó la hoja de la encuesta, no se vayan a manchar).”

Subcomandante Marcos (1957) ideólogo del EZLN
Jack Canfield Foto

“Si un escritorio desordenado es signo de una mente desordenada, ¿qué significa un escritorio ordenado? LAURENCE J. PETER”

Jack Canfield (1944) Spanish writer

Los Principios del Exito: Como Llegar de Donde Esta a Donde Quiere Ir

Carlos Ruiz Zafón Foto
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“Diariamente, antes de sentarse en su escritorio, bendijo tanto la idea como el resultado, ya que les debía el cumplimiento de su más querido deseo: la posesión de una biblioteca bien surtida, en perfecto orden y consolidada por todos lados. En el que ningún artículo o mobiliario superfluo, ninguna persona innecesaria podría distraerlo de sus serios pensamientos.”

Original: «Daily, before he sat down to his writing desk, he blessed both the idea and it results, since he owed to them the fulfilment of his dearest wish: the possesion of a well-stocked library, in perfect order and enclosed on all sides, in wich no single superfluous article or furniture, no single superfluous person could lure him from his serious thoughts».
Fuente: Canetti, Elias. Auto de fe. Edición reimpresa. Editorial Random House, 2011. ISBN 9781446475492. p. 23.
Fuente: Auto de Fe, 1936.

Thomas Young Davis Foto
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