Frases sobre despacho

Una colección de frases y citas sobre el tema del despacho, tiempo, ser, mujeres.

Frases sobre despacho

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“La corrupción se detiene en la puerta de mi despacho”

Joaquín Balaguer (1906–2002) abogado, escritor y político dominicano
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“Cuando me siento por las mañanas en mi despacho no pienso en los votos, pienso en los pisos.”

Carme Chacón (1971–2017) abogada, profesora universitaria y política española

Fuente: Libertad Digital Chacón dice que son pocos los que tienen que "apretarse más el cinturón" por la hipoteca http://www.libertaddigital.com/noticias/noticia_1276312428.html.

“Las termitas gustan de las maderas más nobles, normalmente con las que se fabrican los muebles de los despachos del poder.”

Iñaki de Juana Chaos (1955) activista de ETA (n. 1955)

En "Que viene el lobo." Gara 10-4-2006 http://webmasterchaos.tripod.com/id16.html

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“A Leopoldo Lugones

Los rumores de la plaza quedan atrás y entro en la Biblioteca. De una manera casi física siento la gravitación de los libros, el ámbito sereno de un orden, el tiempo disecado y conservado mágicamente. A izquierda y a derecha, absortos en su lúcido sueño, se perfilan los rostros momentáneos de los lectores, a la luz de las lámparas estudiosas, como en la hipálage de Milton. Recuerdo haber recordado ya esa figura, en este lugar, y después aquel otro epíteto que también define por el contorno, el árido camello del Lunario, y después aquel hexámetro de la Eneida, que maneja y supera el mismo artificio:

Ibant obscuri sola sub nocte per umbram.

Estas reflexiones me dejan en la puerta de su despacho. Entro; cambiamos unas cuantas convencionales y cordiales palabras y le doy este libro. Si no me engaño, usted no me malquería, Lugones, y le hubiera gustado que le gustara algún trabajo mío. Ello no ocurrió nunca, pero esta vez usted vuelve las páginas y lee con aprobación algún verso, acaso porque en él ha reconocido su propia voz, acaso porque la práctica deficiente le importa menos que la sana teoría.

En este punto se deshace mi sueño, como el agua en el agua. La vasta biblioteca que me rodea está en la calle México, no en la calle Rodríguez Peña, y usted, Lugones, se mató a principios del treinta y ocho. Mi vanidad y mi nostalgia han armado una escena imposible. Así será (me digo) pero mañana yo también habré muerto y se confundirán nuestros tiempos y la cronología se perderá en un orbe de símbolos y de algún modo será justo afirmar que yo le he traído este libro y que usted lo ha aceptado.”

Jorge Luis Borges (1899–1986) escritor argentino
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“El primer Scudetto lo ganaron en los despachos, el segundo sin adversarios y el tercero en el último minuto.”

José Mourinho (1963) entrenador de fútbol portugués

Después de perder 2-1 frente a Atalanta, cuando era entrenador del Inter).
Fútbol/ Filosofía de juego
Fuente: http://www.elgrafico.com.ar/2011/05/03/C-3440-aprenda-a-llorar-con-mourinho-en-50-frases.php

Arturo Pérez-Reverte Foto
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“Igual que el mendigo que creé que el cine es un escaparate, igual que una flor resignada decora un despacho elegante”

Amaia Montero (1976) Cantautora española

Pablo Benegas, "Deseos de cosas imposibles"
Lo que te conté mientras te hacías la dormida

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“Hoy esos hombres y mujeres van a Tailandia, a Filipinas, a Botswana, a Bolivia y a cualquier parte donde esperan encontrar gentes que necesitan con desesperación un trabajo. Van a esos países con la intención deliberada de explotar a los desdichados, a seres que tienen hijos desnutridos o famélicos, que viven en barrios de chabolas y que han perdido toda esperanza de una vida mejor; que incluso han dejado de soñar en un futuro. Esos hombres y mujeres salen de sus fastuosos despachos de Manhattan, de San Francisco o de Chicago, se desplazan entre los continentes y los océanos en lujosos jets, se alojan en hoteles de primera categoría y se agasajan en los mejores restaurantes que esos países puedan ofrecer. Luego salen a buscar gente desesperada.
Son los negreros de nuestra época. Pero ya no tienen necesidad de aventurarse en las selvas de África en busca de ejemplares robustos para venderlos al mejor postor en las subastas de Charleston, Cartagena o La Habana. Simplemente reclutan a esos desesperados y construyen una fábrica que confeccione las cazadoras, los pantalones vaqueros, las zapatillas deportivas, las piezas de automoción, los componentes para ordenadores y los demás miles de artículos que aquéllos saben colocar en los mercados de su elección. O tal vez prefieren no ser los dueños de esas fábricas, sino que se limitan a contratar con los negociantes locales, que harán el trabajo sucio por ellos.
Esos hombres y mujeres se consideran gente honrada. Regresan a sus países con fotografías de lugares pintorescos y de antiguas ruinas, para enseñárselas a sus hijos. Asisten a seminarios en donde se dan mutuas palmadas en las espaldas e intercambian consejos sobre cómo burlar las arbitrariedades aduaneras de aquellos exóticos países. Sus jefes contratan abogados que les aseguran la perfecta legalidad de lo que ellos y ellas están haciendo. Y tienen a su disposición un cuadro de psicoterapeutas y otros expertos en recursos humanos, para que les ayuden a persuadirse de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas.
El esclavista a la antigua usanza se decía a sí mismo que su comercio trataba con una especie no del todo humana, a cuyos individuos ofrecía la oportunidad de convertirse al cristianismo. Al mismo tiempo, entendía que los esclavos eran indispensables para la supervivencia de su propia sociedad, de cuya economía constituían el fundamento. El esclavista moderno se convence a sí mismo (o a sí misma) de que es mejor para los desesperados ganar un dólar al día que no ganar absolutamente nada. Y además se les ofrece la oportunidad de integrarse en la más amplia comunidad global. Él o ella también comprenden que esos desesperados son esenciales para la supervivencia de sus compañías, y que son los fundamentos del nivel de vida que sus explotadores disfrutan. Nunca se detienen a reflexionar sobre las consecuencias más amplias de lo que ellos y ellas, su nivel de vida y el sistema económico en que todo eso se asienta están haciéndole al planeta, ni sobre cómo, finalmente, todo eso repercutirá en el porvenir de sus propios hijos.”

Confesiones de un gángster económico

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“El secuestro neuronal ¿Qué es lo primero que ve usted cuando entra en el despacho de alguien? La respuesta a esa pregunta es la clave de lo que, en ese momento, está movilizando su foco ascendente. Es muy probable que, si sus intereses son de tipo financiero, lo primero que llame su atención sea el gráfico de beneficios de la pantalla del ordenador mientras que, si padece de aracnofobia, se fije en esa polvorienta tela de araña del rincón de la ventana. Esos son ejemplos de decisiones subconscientes de la atención. En todas ellas, la atención se ve capturada cuando los circuitos de la amígdala, centinela cerebral del significado emocional, advierten algo que, por una razón u otra, les resulta significativo (como un insecto de gran tamaño, un rostro enfadado o un bebé) y que evidencia la sintonía del cerebro con ese interés instintivo. [15]La reacción del cerebro medio ascendente es, hablando en términos de tiempo neuronal, mucho más rápida que la respuesta prefrontal descendente; envía señales hacia arriba para activar las vías corticales superiores que, alertando a los centros ejecutivos más lentos, los movilizan para prestar atención. Los mecanismos de atención de nuestro cerebro evolucionaron hace centenares de miles de años para permitirnos sobrevivir en la jungla de garras y dientes en la que las amenazas que acechaban a nuestros ancestros se hallaban dentro de una determinada franja visual, cuyo rango de velocidad iba desde la arremetida de una serpiente al ataque de un tigre. Nosotros hemos heredado el diseño neuronal de aquellos ancestros cuya amígdala fue lo suficientemente rápida como para ayudarlos a esquivar reptiles y tigres. Las serpientes y las arañas, dos especies a las que el cerebro humano está condicionado para responder alarmado, capturan nuestra atención aun cuando sus imágenes no destellen con la suficiente rapidez como para ser conscientes de haberlas visto. Su mera presencia activa los circuitos neuronales ascendentes, enviando una señal de alarma más rápidamente que ante los objetos neutros. Pero, si esas mismas imágenes se presentan a un experto en serpientes o arañas y capturan su atención, no activan ninguna señal de alarma. [16]”

Focus: Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia

Eduardo Sacheri Foto

“Ahora es ella quien lo mira divertida, o tierna, o nerviosa, y finalmente le pregunta: —¿Vas a decirme qué te pasa, Benjamín? Chaparro se siente morir, porque acaba de advertir que esa mujer pregunta una cosa con los labios y otra con los ojos: con los labios le está preguntando por qué se ha puesto colorado, por qué se revuelve nervioso en el asiento o por qué mira cada doce segundos el alto reloj de péndulo que decora la pared próxima a la biblioteca; pero, además de todo eso, con los ojos le pregunta otra cosa: le está preguntando ni más ni menos qué le pasa, qué le pasa a él, a él con ella, a él con ellos dos; y la respuesta parece interesarle, parece ansiosa por saber, tal vez angustiada y probablemente indecisa sobre si lo que le pasa es lo que ella supone que le pasa. Ahora bien —barrunta Chaparro—, el asunto es si lo supone, lo teme o lo desea, porque esa es la cuestión, la gran cuestión de la pregunta que le formula con la mirada, y Chaparro de pronto entra en pánico, se pone de pie como un maníaco y le dice que tiene que irse, que se le hizo tardísimo; ella se levanta sorprendida —pero el asunto es si sorprendida y punto o sorprendida y aliviada, o sorprendida y desencantada—, y Chaparro poco menos que huye por el pasillo al que dan las altas puertas de madera de los despachos, huye sobre el damero de baldosas negras y blancas dispuestas como rombos, y recién retoma el aliento cuando se trepa a un 115 milagrosamente vacío a esa hora pico del atardecer; se vuelve a su casa de Castelar, donde esperan ser escritos los últimos capítulos de su historia, sí o sí, porque ya no tolera más esta situación, no la de Ricardo Morales e Isidoro Gómez, sino la propia, la que lo une hasta destrozarlo con esa mujer del cielo o del infierno, esa mujer enterrada hasta el fondo de su corazón y su cabeza, esa mujer que a la distancia le sigue preguntando qué le pasa, con los ojos más hermosos del mundo.”

Eduardo Sacheri (1967) escritor argentino

El secreto de sus ojos

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“PD. DE "LA OTRA CONSULTA". Revisé la parte de la correspondencia externa que va dirigida a mi pasamontañas. Hay de todo: caricaturas, albures, mentadas (de menta y de las otras), amenazas de muerte y retos a duelo. Estos son los resultados preliminares:

-El 97.98% de los consultados piensa que soy muy mamón. El 2% dice que no soy mamón, sino bastante payaso. El 0.02% no contestó (está contando un chiste de pepito).

-El 87.56% piensa que voy a terminar vendiéndome con el gobierno. El 12% pregunta que cuál es el precio. El 0.44% revisa la cartera en busca de cambio.

-El 74.38% dice que yo no escribo las cartas y comunicados, que con esta cara (?) dudan que pueda hilvanar un par de ideas coherentes. El 25% señala que sí escribo yo, pero me dictan. El 0.62% mejor se puso a leer El Chahuistle.

-El 69.69% dice lo que dice. El resto no lo dice, pero lo piensa. Varios no contestaron, pero entornaron los ojos y jadearon ostensiblemente.

-El 53.45% dice que nunca he estado en la montaña, que despacho desde un escritorio público donde se mecanografían tesis y cartas como la que, el otro día, me dictó Rutilio y que dice: "Ufemia: Claro necesito que me digas si querétaro las manzanas para que poninas dijo popochas y, si naranjas podridas y ni maiz palomas, me boinas con los cuadernos". El 46% dice que sí estuve en la montaña pero en la de Vail, Colorado, iuesei. El 0.55% está haciendo fila en la taquilla de la montaña rusa.

-El 49.99% dice que nunca he agarrado un arma y que soy "soldado de escritorio". El 50% dice que la única arma que he agarrado es la que diosito me dio y quién sabe, dicen. El 0.01% se mantuvo a prudente distancia (¡órale! ¡no salpiquen!).

-El 33.71% dice que "perdí el piso" con la crítica al PRD y el veto a "importantes diarios" (?). El 66% dice que nunca he tenido piso alguno, que seguro me desalojaron. El 0.29% no trajo su copia de la boleta predial.

-El 26.62% dice que mi pasamontañas ya está muy guango y que enseña TODO. El 73% dice que me suba el cierre del pantalón. El 0.38% fue por unos binoculares.

-El 13.64% dice que soy egocentrista. El 86% dice que soy un presumido. El 0.36% cambió de periódico y ahora lee Nexos.

-El 99.99999% dice que ya está hasta la madre de encuestas y consultas. El 0.00001% fue al baño, ahorita regresa (ojo: se llevó la hoja de la encuesta, no se vayan a manchar).”

Subcomandante Marcos (1957) ideólogo del EZLN
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“Este es el mensaje, que no requiere cobertura el despacho de anticonceptivos. La salud reproductiva de una mujer no es una necesidad, no es una prioridad.”

Sandra Fluke (1981) abogada estadounidense, activista por los derechos de las mujeres

Testimonio ante el Congreso estadounidense (23 de febrero de 2012)
Original: «This is the message that not requiring coverage of contraception sends. A woman’s reproductive healthcare isn’t a necessity, isn’t a priority.»

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