Frases sobre mediodía

Una colección de frases y citas sobre el tema del mediodía, mañana, noche, veces.

Frases sobre mediodía

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“Buenas noches Chile. Muchas gracias Chile. Aunque ustedes no lo crean, estoy emocionado, soy muy sensible y tal vez por eso ustedes me interpretan y me quieren como yo los quiero a ustedes. Y me emociona profundamente cuando un país se une, y me entristece profundamente cuando un país se desune, aquí ha quedado demostrado lo que es ser chileno, y lo que es ser extranjero que ha hecho de Chile su segunda patria. Aquí ha quedado demostrado lo que es el poder de la televisión, y aquí trabajan muchos, claro, la cabeza es este gordo maravilloso que me presentó (refiriendose a Don Francisco)… y detrás de esto está Chile. Este Chile tan pequeño, tan aislado y tan en el fondo del mundo, pero que mientras más apretado se ve, mejor reacciona y con los puños un poco apretados dice: aquí estamos presente… Yo me siento tan chileno… y yo diría que en este momento nosotros, nueve o diez millones de chilenos estamos empeñados en un hospital. Soy un enamorado de la noche… y de noche Chile está diciendo presente, de noche cuando supuestamente Chile duerme, resulta que está diciendo presente, hay bancos abiertos, teléfonos que funcionan, niños que están de pie, hay matrimonios que dicen: "demos lo que no tenemos". Chile siempre confía en su destino. ¿Saben ustedes por qué? Porque el gran valor de este país, es su gente. El gran valor, la gran riqueza y el gran tesoro de este país, es su gente y su gente somos todos nosotros… Yo confío que mañana, antes del mediodía de mañana, yo creo que la Colonia Española tendrá que ponerse como tiene que ponerse… ellos me han pedido muchas veces favores a mí… y esta noche les pido que mañana antes de mediodía tienen que brindar el aporte que Chile espera de ellos… Les agradezco infinitamente la paciencia, la comprensión, la simpatía que me han dispensado a través de 33 años de carrera… no estoy cansado, parece que estuviera empezando, no me voy a apartar jamás de este amigo (micrófono) que es el mejor amigo que he tenido en mi vida, además no responde, es ideal: escucha en silencio. De manera que frente a este amigo que sabe cuando yo hablo con el corazón, es que les digo que pueden sentirse felices todos los que están colaborando de una manera u otra. Estamos contribuyendo a que los niños enfermos puedan sonreir. ¿Saben ustedes que es lo que hay en cada niño que sonríe? Un canto a la vida, un canto a la dicha, y un canto al amor. Muchas Gracias.”

Julio Martínez (1923–2008) periodista chileno
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“Prefiero no comer a mediodía durante seis meses y hacer así economía.”

Vincent Van Gogh (1853–1890) pintor neerlandés

Citas en sus Cartas a Theo

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“Por medio del presente, el Grupo Pachuca lamenta profundamente informar que este mediodía del martes 4 de diciembre de 2012, el máximo símbolo de los Tuzos, Miguel Ángel Calero Rodríguez, ha fallecido.”

Miguel Calero (1971–2012) futbolista colombiano

Fuente: Miguel Calero murió, 4 diciembre 2012, español, El Espectador http://www.elespectador.com/deportes/futbolinternacional/articulo-390643-miguel-calero-murio,
Fuente: Murió el arquero colombiano Miguel Calero, 4 diciembre 2012, español, Caracol Radio http://www.caracol.com.co/noticias/deportes/murio-el-arquero-colombiano-miguel-calero/20121204/nota/1806063.aspx,

“Si te ves horrible por la mañana… levántate al mediodía.”

Héctor del Mar (1942–2019) locutor de radio y televisión español de origen argentino
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“Se quedan un momento inmóviles y en silencio, mirándose, hasta que Wenceslao sacude la cabeza en dirección al cordero y dice:
—Lo despenamos y en paz.
Más adelante será una res roja, vacía, colgando de un gancho, después se dorará despacio al fuego de las brasas, sobre la parrilla, al lado del horno, después será servido en pedazos sobre las fuentes de loza cachada, repartido, devorado, hasta que queden los huesos todavía jugosos, llenos de filamentos a medio masticar que los perros recogerán al vuelo con un tarascón rápido y seguro y enterrarán en algún lugar del campo al que regresarán en los momentos de hambruna y comenzarán a roer tranquilos y empecinados sosteniéndolos con las patas delanteras e inclinando de costado la cabeza para morder mejor, dando tirones cortos y enérgicos, hasta dejarlos hechos unas láminas o unos cilindros duros y resecos que los niños dispersarán, pateándolos o recogiéndolos para tirárselos entre ellos en los mediodías calcinados en que atravesarán el campo para comprar soda y vino en el almacén de Berini, objetos ya irreconocibles que quedarán semienterrados y ocultos por los yuyos en diferentes puntos del campo durante un tiempo incalculable, indefinido, en el que arados, lluvias, excavaciones, cataclismos, la palpitación de la tierra que se mueve continua bajo la apariencia del reposo, los pasearán del interior a la superficie, de la superficie al interior, cada vez más despedazados, más irreconocibles, hechos fragmentos, pulverizados, flotando impalpables en el aire o petrificados en la tierra, sustancia de todos los reinos tragada incesantemente por la tierra o incesantemente vuelta a vomitar, viajando por todos los reinos —vegetal, animal, mineral— y cristalizando en muchas formas diferentes y posibles, incluso en la de otros corderos, incluso en la de infinitos corderos, menos en la de ese cordero hacia el que ahora se dirige Wenceslao llevando el cuchillo y la palangana.”

Juan José Saer (1937–2005) escritor argentino

El limonero real

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“Realicemos nuestro día con el mismo propósito que anima a la Naturaleza, y no nos dejemos apartar del camino por cascara alguna o por ala de mosquito que puedan caer en él. Levantémonos temprano, ayunemos o desayunémonos pausadamente y sin perturbaciones; que venga y vaya la compañía, que tañan las campanas o lloren los niños; sigamos, determinados a hacer de ello un día. ¿Por qué habríamos de someternos e ir con la corriente? No nos sintamos perturbados y vencidos en ese terrible rápido arremolinado que llamamos almuerzo, sito en los bajíos del mediodía. Sortead este peligro, y estaréis a salvo para el resto de la jornada, que discurrirá luego cuesta abajo. Con nervios templados y vigor matinal, dejadlo atrás, y como Ulises atado al mástil, poned la mirada en otra parte. Si silba el motor, que lo haga hasta enronquecer de insistencia. Si tañe la campana ¿por qué hemos de apresurarnos? Consideremos qué música nos ofrecen. Resolvámonos a hacer nuestro camino, llevando adelante nuestros pasos a través del barro y lodo de la opinión, prejuicios, tradición, engaño y apariencias que, cual tierra de aluvión, cubren el globo entero desde París a Londres, Nueva York, Bostón y Concord, a través de Iglesia y Estado, a través de la poesía, la filosofía y la religión, hasta que alcancemos un suelo duro y rocoso, al que podemos llamar realidad, y digamos: «Héla aquí, no hay duda». Y entonces, comencemos, contando con un point d’appui, bajo crecidas, heladas o fuego; un lugar donde se pueda encontrar un muro o una propiedad, donde se pueda erigir sin problemas un farol, o acaso un medidor, no un Nilómetro sino un Realímetro, para que las generaciones futuras sepan qué caudal llegaban a alcanzar de vez en cuando las riadas de engaños y apariencias. Si os enfrentáis cara a cara con un hecho, veréis brillar el sol en sus dos facetas, como si fuera una cimitarra, y sentiréis su suave filo, que os divide por el corazón y la médula, concluyendo así vuestra carrera mortal. Trátese de vida o muerte, nosotros ansiamos sólo la realidad. Si en verdad morimos, que oigamos el estertor en nuestras gargantas y sintamos el frío de nuestras extremidades; si estamos vivos, vayamos a lo nuestro. El tiempo no es sino el río donde voy a pescar. Bebo en él, y mientras lo hago, veo su lecho arenoso y descubro cuán cerca se encuentra de mí. Su fina corriente discurre incansable, pero la eternidad permanece. Yo quisiera beber de más hondo; y pescar en el cielo, cuyo cauce está tachonado de estrellas. No puedo contarlas. Ignoro la primera letra del alfabeto. Siempre he lamentado no ser tan sabio como el día en que nací. La inteligencia es un hendedor; discierne y saja su camino en el secreto de las cosas. No deseo ocupar mis manos más de lo necesario. Mi cabeza es manos y pies. Siento concentradas en ella mis mejores facultades. Mi instinto me dice que aquélla es un órgano excavador, como los hocicos y garras de algunos animales, y con ella minaría y horadaría yo mi camino a través de estas colinas. En algún lugar de estos alrededores se encuentra, creo, la vena más rica; me lo dicen mi varita mágica y los mágicos vapores que ascienden serpenteando. Aquí comenzaré a minar.”

Walden, la vida en los bosques

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“Si aquella noche el rostro de Inés se me mostró en las facciones de Bob, si en algún momento el fraternal parecido pudo aprovechar la trampa de un gesto para darme a Inés por Bob, fue aquella, entonces, la última vez que vi a la muchacha. Es cierto que volví a estar con ella dos noches después en la entrevista habitual, y un mediodía en un encuentro impuesto por mi desesperación, inútil, sabiendo de antemano que todo recurso de palabra y presencia sería inútil, que todos mis machacantes ruegos morirían de manera asombrosa, como si no hubieran sido nunca, disueltos en el enorme aire azul de la plaza, bajo el follaje de verde apacible en mitad de la buena estación.

Las pequeñas y rápidas partes del rostro de Inés que me había mostrado aquella noche Bob, aunque dirigidas contra mí, unidas a la agresión, participaban del entusiasmo y el candor de la muchacha. Pero cómo hablar a Inés, cómo tocarla, convencerla a través de la repentina mujer apática de las dos últimas entrevistas. Cómo reconocerla o siquiera evocarla mirando a la mujer de largo cuerpo rígido en el sillón de su casa y en el banco de la plaza, de una igual rigidez resuelta y mantenida en las dos distintas horas y los dos parajes; la mujer de cuello tenso, los ojos hacia delante, la boca muerta, las manos plantadas en el regazo. Yo la miraba y era “no”, sabía que era “no” todo el aire que la estaba rodeando.”

Juan Carlos Onetti (1909–1994) Escritor uruguayo

Cuentos completos

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“Lo que no ha pasado a mediodía puede pasar por la noche.”

Cesare Borgia (1475–1507) Gran César Borgia, Duque de Valentinois, Duque de Romagna, Príncipe de Andria y Venafro, Conde de Dyois, Se…

Fuente: Vida sexual de los monjes en las colonias de América Latina. Editorial Biblioteca Nacional, 1968, p. 35.

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“Ella quería tocar a Jorge y enamorarse de él, pero el paladín ya se había marchado, galopando, a su selva de Capadocia. Ya que no pudo tocar a Jorge, se enamoró, dolorida, de su ausencia, para ella representada por el eco del galopar de un caballo a mediodía.”

Álvaro Cunqueiro (1911–1981) novelista, poeta, dramaturgo y periodista

Fuente: El año del cometa (página 78).
Fuente: El año del cometa. Ediciones Destino, Barcelona, 1974; ISBN 8423308448.