Frases sobre asiento

Una colección de frases y citas sobre el tema del asiento, veces, ser, bien.

Frases sobre asiento

Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
Robert Downey Jr. Foto
Gregorio Marañón Foto
Blas Infante Foto
Jim Butcher Foto
Plutarco Foto

“«No necesito amigos que cambian cuando yo cambio, y asienten cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor».”

Plutarco (46–127)

Sin fuentes
Variante: No necesito amigos que cambien cuando yo cambio y asientan cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor.

Michio Kaku Foto
Juan Carlos Onetti Foto

“Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra “mi señora”; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono.

Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre.

No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.”

Juan Carlos Onetti (1909–1994) Escritor uruguayo

Cuentos completos

Karl Marx Foto
50 Cent Foto
Marilyn Monroe Foto
Theodore Roosevelt Foto

“Detrás del gobierno aparente se asienta entronizado un gobierno invisible que no debe lealtad ni reconoce responsabilidad alguna a la gente”

Theodore Roosevelt (1858–1919) político estadounidense

Original: Behind the ostensible government sits enthroned an invisible government owing no allegiance and acknowledging no responsibility to the people.

Oscar Wilde Foto

“Un corazón, no asienta bien con la ropa moderna.”

Oscar Wilde (1854–1900) escritor irlandés

Sin fuentes

Georges Clemenceau Foto
David Hume Foto
John Lennon Foto

“Para nuestro siguiente número me gustaría pedir vuestra ayuda: la gente de los asientos más baratos debe dar palmas, y el resto de ustedes puede simplemente sacudir sus joyas.”

John Lennon (1940–1980) músico multiinstrumentista y compositor (1940-1980)

Lo dijo porque, entre otras personas ricas, entre el público se encontraba la Reina de Inglaterra, que respondió con una risa).

Thomas Macaulay Foto
Isaac Rabin Foto
Taylor Swift Foto
Francesco Mario Pagano Foto

“Seamos libres, ciudadanos: gocemos de la libertad, pero recordemos que la libertad se asienta sobre el escabel de las armas, de los impuestos y de la virtud, y que no se puede fundar una República sin combatir, sin sacrificios y sin grandes virtudes. En el brillo y alegría de vuestras miradas veo ¡oh jóvenes! vuestro entusiasmo por la libertad; pero oid los consejos de un hombre encanecido, mas por el pensamiento de la patria y por los sufrimientos pasados en las cárceles, que por los años: corred á las armas y guardad en ellas severa disciplina. Todas las virtudes son necesarias a la República; pero la mas espléndida se muestra en los campos de batalla. La ciencia y la elocuencia hacen progresar al Estado; pero el valor guerrero lo conserva. Las repúblicas de los pueblos primitivos, porque el sistema republicano fue el primero rigió la sociedades humanas, eran groseras é ignorantes; pero su sostuvieron por las armas. Las repúblicas cultas, pero corrompidas, pronto caen, aunque abunden en buenas leyes y estatutos, en oradores y hombres de ingenio: por eso en vosotros mas que en nosotros se funda la esperanza de esta República: el gobierno provisional, legítimamente constituido, atiende desde este momento á sus deberes: atended vosotros al vuestro ¡oh jóvenes! corriendo á alistaros en la bandera republicana, para sostener bien alto la bandera tricolor.”

Francesco Mario Pagano (1748–1799)

Discurso de Mario Pagano después del establecimiento de la República Partenopea.
Fuente: Fernando Garrido, Historia de las persecuciones políticas y religiosas ocurridas en Europa: tomo 5, Imprenta y librería de Salvador Manero, 1865

Joaquín Sabina Foto
Ian Fleming Foto
Camilo José Cela Foto
Tomás de Aquino Foto
ToteKing Foto
Ray Loriga Foto
Roberto Bolaño Foto
John Perkins Foto

“Hoy esos hombres y mujeres van a Tailandia, a Filipinas, a Botswana, a Bolivia y a cualquier parte donde esperan encontrar gentes que necesitan con desesperación un trabajo. Van a esos países con la intención deliberada de explotar a los desdichados, a seres que tienen hijos desnutridos o famélicos, que viven en barrios de chabolas y que han perdido toda esperanza de una vida mejor; que incluso han dejado de soñar en un futuro. Esos hombres y mujeres salen de sus fastuosos despachos de Manhattan, de San Francisco o de Chicago, se desplazan entre los continentes y los océanos en lujosos jets, se alojan en hoteles de primera categoría y se agasajan en los mejores restaurantes que esos países puedan ofrecer. Luego salen a buscar gente desesperada.
Son los negreros de nuestra época. Pero ya no tienen necesidad de aventurarse en las selvas de África en busca de ejemplares robustos para venderlos al mejor postor en las subastas de Charleston, Cartagena o La Habana. Simplemente reclutan a esos desesperados y construyen una fábrica que confeccione las cazadoras, los pantalones vaqueros, las zapatillas deportivas, las piezas de automoción, los componentes para ordenadores y los demás miles de artículos que aquéllos saben colocar en los mercados de su elección. O tal vez prefieren no ser los dueños de esas fábricas, sino que se limitan a contratar con los negociantes locales, que harán el trabajo sucio por ellos.
Esos hombres y mujeres se consideran gente honrada. Regresan a sus países con fotografías de lugares pintorescos y de antiguas ruinas, para enseñárselas a sus hijos. Asisten a seminarios en donde se dan mutuas palmadas en las espaldas e intercambian consejos sobre cómo burlar las arbitrariedades aduaneras de aquellos exóticos países. Sus jefes contratan abogados que les aseguran la perfecta legalidad de lo que ellos y ellas están haciendo. Y tienen a su disposición un cuadro de psicoterapeutas y otros expertos en recursos humanos, para que les ayuden a persuadirse de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas.
El esclavista a la antigua usanza se decía a sí mismo que su comercio trataba con una especie no del todo humana, a cuyos individuos ofrecía la oportunidad de convertirse al cristianismo. Al mismo tiempo, entendía que los esclavos eran indispensables para la supervivencia de su propia sociedad, de cuya economía constituían el fundamento. El esclavista moderno se convence a sí mismo (o a sí misma) de que es mejor para los desesperados ganar un dólar al día que no ganar absolutamente nada. Y además se les ofrece la oportunidad de integrarse en la más amplia comunidad global. Él o ella también comprenden que esos desesperados son esenciales para la supervivencia de sus compañías, y que son los fundamentos del nivel de vida que sus explotadores disfrutan. Nunca se detienen a reflexionar sobre las consecuencias más amplias de lo que ellos y ellas, su nivel de vida y el sistema económico en que todo eso se asienta están haciéndole al planeta, ni sobre cómo, finalmente, todo eso repercutirá en el porvenir de sus propios hijos.”

Confesiones de un gángster económico

Gabriel García Márquez Foto
Woody Allen Foto
Julianna Baggott Foto
Arturo Pérez-Reverte Foto
Marco Aurelio Foto
Henry Hazlitt Foto
Eduardo Sacheri Foto

“Ahora es ella quien lo mira divertida, o tierna, o nerviosa, y finalmente le pregunta: —¿Vas a decirme qué te pasa, Benjamín? Chaparro se siente morir, porque acaba de advertir que esa mujer pregunta una cosa con los labios y otra con los ojos: con los labios le está preguntando por qué se ha puesto colorado, por qué se revuelve nervioso en el asiento o por qué mira cada doce segundos el alto reloj de péndulo que decora la pared próxima a la biblioteca; pero, además de todo eso, con los ojos le pregunta otra cosa: le está preguntando ni más ni menos qué le pasa, qué le pasa a él, a él con ella, a él con ellos dos; y la respuesta parece interesarle, parece ansiosa por saber, tal vez angustiada y probablemente indecisa sobre si lo que le pasa es lo que ella supone que le pasa. Ahora bien —barrunta Chaparro—, el asunto es si lo supone, lo teme o lo desea, porque esa es la cuestión, la gran cuestión de la pregunta que le formula con la mirada, y Chaparro de pronto entra en pánico, se pone de pie como un maníaco y le dice que tiene que irse, que se le hizo tardísimo; ella se levanta sorprendida —pero el asunto es si sorprendida y punto o sorprendida y aliviada, o sorprendida y desencantada—, y Chaparro poco menos que huye por el pasillo al que dan las altas puertas de madera de los despachos, huye sobre el damero de baldosas negras y blancas dispuestas como rombos, y recién retoma el aliento cuando se trepa a un 115 milagrosamente vacío a esa hora pico del atardecer; se vuelve a su casa de Castelar, donde esperan ser escritos los últimos capítulos de su historia, sí o sí, porque ya no tolera más esta situación, no la de Ricardo Morales e Isidoro Gómez, sino la propia, la que lo une hasta destrozarlo con esa mujer del cielo o del infierno, esa mujer enterrada hasta el fondo de su corazón y su cabeza, esa mujer que a la distancia le sigue preguntando qué le pasa, con los ojos más hermosos del mundo.”

Eduardo Sacheri (1967) escritor argentino

El secreto de sus ojos

Arturo Pérez-Reverte Foto
Gabriel García Márquez Foto
Steven D. Levitt Foto

“Según la Administración Nacional de Seguridad de Tráfico en Carreteras (NHTSA), más del 80 por ciento de los asientos para niños están mal instalados.”

SuperFreakonomics: Enfriamiento global, prostitutas patrioticas y por que los terroristas suicidas deberian contratar un seguro de vida (Vintage Espanol)

Francis Scott Fitzgerald Foto
Dan Brown Foto
Ricardo Piglia Foto
Sarah Dessen Foto

“Entonces", dice mientras íbamos por la carretera principal, el rompe el silencio, "he estado pensando."
"¿Sí?"
Él asintió "Realmente necesitas salir conmigo."
Parpadeé. "¿Perdona?"
"Ya sabes. Tú, yo. Un restaurante o una película. Juntos" Él me mira otra vez, cambia de velocidad. "¿Quizás es algo nuevo para ti? Si es así, voy a estar feliz de guiarte"
"¿Quieres llevarme a ver una película?", Pregunto.
"Bueno, realmente no", dijo. "Lo que en verdad quiero es que seas mi novia. Pero pensé que si te lo decía así te asustarías."
Sentí que mi corazón salto de mi pecho. "¿Siempre eres tan directo sobre este tipo de cosas?"
"No", dice. Doblamos a la derecha, subiendo por la colina hacia la ciudad, los altos edificios del hospital y la campana U eran visibles desde arriba de la colina.
"Pero tengo la sensación de que tienes prisa y estas dejando todo, así que pensé que debería ir al grano"
"Yo sólo estaré fuera una semana", digo en voz baja.
"Cierto", dice mientras seguimos subiendo. "Pero he querido hacerlo desde hace tiempos y ya no podía esperar."
"¿En serio?", Pregunto. Él asiente con la cabeza. "Como, ¿desde cuándo?"
Él lo piensa por un segundo. "El día que me golpeaste en baloncesto."
"¿Eso te pareció atractivo?"
"No exactamente", respondió. "Más bien fue como vergonzoso y humillante. Pero hubo algo en ese momento… Era como una pizarra limpia. Ninguna postura o pretensión. Fue como, ya sabes, real”.
Estábamos llegando a la ciudad ahora, pasando FrayBake, Luna Blu sólo estaba ha unas cuadras de distancia. "Real", repito.”

What Happened to Goodbye

Markus Zusak Foto

“¿Está bien?
Asiente con la cabeza y miente.
—Sí.”

Markus Zusak (1975)

I Am the Messenger

Rosa Montero Foto
Jon Kabat-Zinn Foto
Steven D. Levitt Foto
Mario Benedetti Foto
Patrick Rothfuss Foto
Markus Zusak Foto
Gabrielle Zevin Foto
Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
Francis Bacon Foto
Esta traducción está esperando su revisión. ¿Es correcto?
Helen Schucman Foto
Akio Morita Foto
Christopher Hitchens Foto
Hipólito Yrigoyen Foto
Charles Bukowski Foto

“Cualquier cosa puede volver loco a un hombre porque la sociedad se asienta en bases falsas.”

La máquina de follar (1974)
Fuente: Libro. https://books.google.es/books?id=tUZeAQAAQBAJ&printsec=frontcover&dq=La+m%C3%A1quina+de+follar.+Charles+Bukowski&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwixptCGrrzhAhVBKBoKHRYdAs8Q6AEIKDAA#v=onepage&q=Cualquier%20cosa%20puede%20volver%20loco%20a%20un%20hombre%20porque%20la%20sociedad%20se%20asienta%20en%20bases%20falsas&f=false

Pitágoras Foto

“Purifica tu corazón antes de permitir que el amor se asiente en él, ya que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.”

Pitágoras (-585–-495 a.C.) filósofo y matemático griego

Fuente: [Palomo Triguero] (1997), p. 76.

Matthew Arnold Foto

“Y entre nosotros uno, quien más ha sufrido, desalienta. Su asiento sobre el trono intelectual.”

Matthew Arnold (1822–1888)

Capítulo 19
The Scholar Gypsy (1853)
Fuente: [Matthew] (1996).

Vicente Carmelo Gallo Foto