Frases sobre injuria

Una colección de frases y citas sobre el tema del injuria, vida, hombres, dios.

Frases sobre injuria

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“Antes de pensar en la injuria que hemos recibido, hay que dejar pasar cuanto menos una noche.”

Napoleon Bonaparte (1769–1821) político y militar francés

Citas de Napoleón

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“La burla y el ridículo son, entre todas las injurias, las que menos se perdonan.”

Platón (-427–-347 a.C.) filósofo griego clásico que creo la teoría de las ideas

Fuente: [Palomo Triguero] (2013), p. 251.

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“Las injurias son las razones de los que tienen culpa.”

Jean Jacques Rousseau (1712–1778) escritor, filósofo y músico franco-helvético definido como un ilustrado

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Otra versión: «Las injurias son las razones de los que no tienen razón».

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“Si estás libre de enemigos porque a nadie hiciste injuria, no faltarán otros que lo sean por envidia.”

Lucio Anneo Seneca (-4–65 a.C.) filósofo, político, orador y escritor romano

Fuente: Luis de Granada. Obras. [seguido por] Vida. Editor L. Muñoz. Publicado en 1789. Procedencia del original: Universidad de Oxford . Digitalizado el 14 de julio de 2008, p. 381.

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“Si la cólera no se contiene nos hará más daño que la injuria que la provocó.”

Lucio Anneo Seneca (-4–65 a.C.) filósofo, político, orador y escritor romano

Fuente: Antología de pensamientos, apotegmas, proverbios, refranes, reflexiones, parábolas y axiomas de hombres célebres. Editorial Gisbert y Cía., 1988, p. 223.

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“Ama de veras a su enemigo el que no se duele de la injuria que se le hace, sino que, por el amor de Dios, se requema por el pecado que hay en su alma. Y muéstrele su amor con obras.”

Francisco de Asís (1182–1226) santo italiano y fundador de la Orden de los Franciscanos

Fuente: Saint Francis (of Assisi), Saint Clare (of Assisi). Los escritos de Francisco y Clara de Asís. Editorial Aránzazu, 1980.

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“Véase la preocupación de uno de esos salteadores políticos en obtener a ruegos el asentimiento de la mayoría para, en cualquier momento, poder alienar la responsabilidad. Pues ésta una de las principales razones por las que esa especie de actividad política es despreciable y odiosa a todo hombre de sentimientos decentes y, por tanto, también de valor, al tiempo que atrae a todos los caracteres miserables - aquellos que no quieren asumir la responsabilidad de sus acciones, sino que antes procuran huir, no pasando de cobardes villanos. Las consecuencias se dejarán sentir tan pronto como tales mediocres formen el gobierno de una Nación. Faltará entereza para obrar y se preferirá aceptar las más vergonzosas humillaciones antes de erguirse para adoptar una actitud resuelta, pues nadie habrá allí que por sí solo esté personalmente dispuesto a arriesgarlo todo en pro de la ejecución de una medida radical. Existe una verdad que no debe ni puede olvidarse: es la de que tampoco en este caso una mayoría estará capacitada para sustituir a la personalidad en el gobierno. La mayoría no sólo representa siempre la estupidez, sino también la cobardía. Y del mismo modo que de cien cabezas huecas no se hace un sabio, de cien cabezas no surge nunca una decisión heroica. Cuanto menos grave sea la responsabilidad que pese sobre el Jefe, mayor será el número de aquellos que, dotados de ínfima capacidad, se crean igualmente llamados a poner al servicio de la Nación sus "imponderables fuerzas". Con impaciencia esperan que les llegue el turno; forman una larga fila y cuentan, con doloridos lamentos, el número de los que esperan delante de ellos y casi calculan la hora sobre cuándo, posiblemente, alcanzarán su deseo. De ahí que sea para ellos motivo de regocijo el cambio frecuente de funcionarios en los cargos que ellos apetecen y que celebren todo escándalo que reduzca la fila de los que por delante esperan. En el caso de que uno de ellos no quiera dejar la posición alcanzada, casi se considera eso como una quiebra de una combinación sagrada de solidaridad común. Entonces es cuando ellos se vuelven intrigantes y no descansan hasta que el desvergonzado, al final vencido, pone su lugar nuevamente a disposición de todos. Por eso mismo, no alcanzará él tan pronto esa posición. Cuando una de estas criaturas es forzada a desistir de su puesto, procurará inmediatamente entrometerse de nuevo en la hilera de los que están a la expectativa, a no ser que lo impidan, entonces, los gritos y las injurias de los demás. La consecuencia de todo esto es la espeluznante rapidez con que se producen modificaciones en las más importantes jefaturas y oficinas públicas de un organismo estatal semejante, con un resultado que siempre tiene influencia negativa y que muchas veces llega a ser hasta catastrófico, porque no sólo el estúpido y el incapaz son lesionados por esos métodos de proceder, sino incluso los verdaderos jefes, si algún día el Destino los sitúa en esas posiciones de mando. Después que se verifica la aparición de un hombre excepcional, inmediatamente se forma un frente cerrado de defensa, sobre todo si una cabeza tal, no saliendo de las propias filas, osara penetrar en esa sublime sociedad. Lo que ellos quieren fundamentalmente es permanecer entre sí, y es considerado enemigo común todo aquél que pueda sobresalir en medio de tales nulidades. En este sentido, el instinto es tanto más agudo cuanto es inoperante en otros aspectos. El resultado será siempre un creciente empobrecimiento espiritual de las clases dirigentes. Cualquiera, desde el momento que no pertenece a ese clan de `jefes", puede juzgar cuáles serán las consecuencias para la Nación y para el Estado.”

Adolf Hitler (1889–1945) Führer y Canciller Imperial de Alemania. Líder del Partido Nazi

Mi Lucha

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“A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía. Mis muñecas han sabido a veces de las caricias de la seda y a veces de las injurias de la lana, del oro de los príncipes y de las cadenas de los esclavos. Mis dedos han levantado mil velos, mis labios han sonrojado a mil vírgenes, mis ojos han visto agonizar ciudades y caer imperios. Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano. Y tú permanecerás después de mí, hijo mío. Y guardarás mi recuerdo. Y leerás mis libros. Y entonces volverás a ver esta escena: tu padre, ataviado a la napolitana, en esta galera que lo devuelve a la costa africana, garrapateando como mercader que hace balance al final de un largo periplo. Pero no es esto, en cierto modo, lo que estoy haciendo: qué he ganado, qué he perdido, qué he de decirle al supremo Acreedor? Me ha prestado cuarenta años que he ido dispersando a merced de los viajes: mi sabiduría ha vivido en Roma, mi pasión en el Cairo, mi angustia en Fez, y en Granada vive aún mi inocencia.”

Leo Africanus

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“Oh pederastas incomprensibles, no seré yo el que lance injurias a vuestra gran degradación; no seré yo el que venga a arrojar el desprecio en vuestro ano de forma de embudo. Basta con que las enfermedades vergonzosas y casi incurables que os asedian traigan con ellas su seguro castigo. Legisladores de instituciones estúpidas, inventores de una moral estrecha, alejaos de mí, ya que soy un alma imparcial.”

O pédérastes incompréhensibles, ce n’est pas moi qui lancerai des injures à votre grande dégradation ; ce n’est pas moi qui viendrai jeter le mépris sur votre anus infundibuliforme. Il suffit que les maladies honteuses, et presque incurables, qui vous assiégent, portent avec elle leur immanquable châtiment. Législateurs d’institutions stupides, inventeurs d’une morale étroite, éloignez-vous de moi, car je suis une âme impartiale.
Los Cantos de Maldoror, 1869.

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“De todas las reacciones posibles ante una injuria, la más hábil y económica es el silencio.”

Comportamiento
Fuente: Charlas de café. https://books.google.es/books?id=Z41HDwAAQBAJ&printsec=frontcover&dq=9786071651174&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjQg_-djZ7hAhUK1-AKHSHTBDkQ6AEIKDAA#v=onepage&q=De%20todas%20las%20reacciones%20posibles%20ante%20una%20injuria%2C&f=false
Fuente: [Ramón y Cajal] (2017), p. https://books.google.es/books?id=Z41HDwAAQBAJ&printsec=frontcover&dq=9786071651174&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjQg_-djZ7hAhUK1-AKHSHTBDkQ6AEIKDAA#v=onepage&q=De%20todas%20las%20reacciones%20posibles%20ante%20una%20injuria%2C&f=false

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