Frases sobre salvaje
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“Cuanto más lejos nos remontamos en la historia, tanto más aparece el individuo - y por consiguiente también el individuo productor - como dependiente y formando parte de un todo mayor: en primer lugar y de una manera todavía muy enteramente natural, de la familia y de esa familia ampliada que es la tribu; más tarde, de las comunidades en sus distintas formas, resultado del antagonismo y de la fusión de las tribus. Solamente al llegar el Siglo XVIII, con la "sociedad civil", las diferentes formas de conexión social aparecen ante el individuo como un simple medio para lograr sus fines privados, como una necesidad exterior. Pero la época que genera este punto de vista, esta idea del individuo aislado, es precisamente aquella en la cual las relaciones sociales (universales según este punto de vista) han llegado al más alto grado de desarrollo alcanzado hasta el presente. El hombre es, en el sentido más literal, un zoon politikon, no solamente un animal social, sino un animal que sólo puede individualizarse en la sociedad. La producción por parte de un individuo aislado, fuera de la sociedad - hecho raro que bien puede ocurrir cuando un civilizado, que potencialmente posee ya en sí las fuerzas de la sociedad, se extravía accidentalmente en una comarca salvaje - no es menos absurda que la idea de un desarrollo del lenguaje sin individuos que vivan juntos y hablen entre sí.”

Grundrisse: Foundations of the Critique of Political Economy

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“¡La laguna de Flint! Nuestra nomenclatura es pobre. ¿Qué derecho tenía el sucio y estúpido granjero, cuya granja lindaba con esta agua celestial, a darle su nombre tras haber desnudado sin piedad sus riberas? No es para mi el nombre de un avaro que prefería la resplandeciente superficie de un dólar o de un centavo nuevo, en la que podía ver su propia cara dura; que consideraba intrusos a los mismos patos salvajes que anidaban allí y cuyos dedos habían crecido hasta convertirse en garras curvas y callosas por el hábito de agarrar las cosas como una arpía. No voy allí a ver ni a oír hablar de alguien que nunca ha 'visto' (palabra enfatizada en cursiva) la laguna, ni se ha bañado en ella, ni la ha amado, ni protegido, ni pronunciado una palabra a su favor, ni agradecido a Dios que la creara. Démosle más bien el nombre de los peces que nadan en ella, de las aves salvajes o los cuadrúpedos que la frecuentan, de las flores silvestres que crecen en sus orillas o de algún hombre o niño salvaje cuya historia se haya entretejido con la de la laguna, no el de aquel que no podría mostrar otro título que el hecho de que otro vecino de mentalidad semejante o la cámara legislativa se lo hayan otorgado a él, que sólo pensaba en su valor monetario y cuya presencia ha sido nefasta para la orilla, que esquilmó la tierra a su alrededor y habría agotado el agua, que lamentaba que no fuera una pradera de heno inglés o de arándanos. A su parecer, nada había que salvar en la laguna y la habría drenado y venido por el légamo del fondo. La laguna no movía su molino ni era, para él, un privilegio contemplarla. No respeto su trabajo ni su granja, donde todo está tasado. Ese hombre sería capaz de llevar el paisaje y a su Dios y al mercado si pudiera obtener algo a cambio; su Dios es el mercado, por eso va allí; nada crece libremente en su granja: sus campos no dan cosechas, sus prados no dan flores, sus árboles no dan fruto, sino dólares. No ama la belleza de sus frutos; sus frutos no están maduros para él hasta que se convierten en dólares.”

Walden

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“En su campo de hombres, Gary veía a detenidos como él convertirse en pobres salvajes, en animales agonizantes. Lo que pensaban era una tragedia todavía más grave que lo que soportaban. Ser conscientes de ello era su peor tormento. Permanentemente humillados por la porción congrua de humanidad a la que se veían reducidos, aspiraban a la muerte. Hasta el día en que uno de ellos tuvo una idea genial: inventó el personaje de la dama.

(…)

Decidió que en adelante todos vivirían como si entre ellos hubiera una dama, una auténtica dama, con la que conversarían con los honores reservados a una persona de su posición y ante la cual uno temería no estar a la altura. Este invento de la imaginación fue adoptado por todos. Así se hizo.

Poco a poco, constataron que estaban salvados: a base de vivir en la elevada compañía de la dama ficticia, habían reconstituido la civilización. En las comidas, en las que los alimentos no valían mucho más que los nuestros, volvieron a conversar entre ellos, a dialogar, a escuchar a los demás con atención. Se dirigían a la dama con consideración para contarle cosas dignas de ella. Incluso cuando no hablaban con ella, se acostumbraban a la idea de vivir bajo su mirada, a tener una actitud que no resultara decepcionante para unos ojos semejantes.

Aquel renovado fervor no pasó desapercibido para los kapos, que escucharon rumores respecto a la presencia de una dama e iniciaron una investigación. Registraron hasta el último rincón del campo y no encontraron a nadie. Aquella victoria mental de los prisioneros les permitió resistir hasta el final.”

Acide sulfurique

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“En uno de sus poemas –Contribución a la estadística- Wislawa Szymborska enumera cuántas de cada cien personas son las dispuestas a admirar sin envidia –dieciocho-, las capaces de ser felices –como mucho, ventitantas-, las que de la vida no quieren más que cosas –cuarenta, aunque quisiera equivocarse-, las inofensivas de una en una pero salvajes en grupo –más de la mitad seguro-, las dignas de compasión –noventa y nueve- y acaba: “Las mortales: cien de cien. Cifra que por ahora no sufre ningún cambio”. Y sigue sin cambiar porque ayer la propia autora del poema acaba de confirmar la estadística con su fallecimiento.

En otros muchos aspectos, por el contrario, fue la excepción que desafía lo probable y rutinario. Su poesía es reflexiva sin engolamiento ni altisonancia, de forma ligera y fondo grave, directa al sentimiento pero sin chantaje emocional. Breve y precisa, escapa a ese adjetivo alarmante que tanto satisface a los partidarios de que importe el tamaño: torrencial. Sobre todo nos hace a menudo sonreír, sin incurrir en caricaturas ni ceder a la simpleza satírica. Lo más trágico de la poesía contemporánea no es lo atroz de la vida que deplora o celebra, sino la falta de sentido del humor de los poetas. Se les nota especialmente a los que quieren ser festivos y son sólo grotescos o lúgubres (aunque los entierros también son fiestas, claro y más precisamente fiestas de guardar).

De esta frecuente maldición escapa, risueña y agónica, Szymborska: ¿cómo podría uno renunciar a ella? Hija –y luego, con los años, algo así como hada madrina poética- de un país europeo que apuró el siglo XX hasta las heces y padeció dos totalitarismos sucesivos, en su caso la duradera atrocidad jugó a favor de su carácter: le dio modestia, le dio recato, le dio perspicacia y le permitió distinguir entre lo que cuenta y lo que nos cuentan. Carece de retórica enfática pero eso no disminuye su expresividad, sino que la hace más intensa por inesperada. Cuando comenzamos a leer uno de sus diáfanos poemas nos ponemos a favor del viento, para recibir la emoción de cara, pero nos llega por la tangente y no para derribarnos sino para mantenernos en pié. Confirma nuestros temores sin pretender desalentarnos: sabe por experiencia que todo puede ser política pero también nos hace experimentar que la política no lo es todo. Se mantiene fiel, aunque con ironía y hasta con sarcasmo, a la pretendida salvación por la palabra y sin embargo nunca pretende decir la última palabra: porque en ese definitivo miramiento estriba lo que nos salva.

Nadie ha sabido conmemorar con menos romanticismo y con mayor eficacia el primer amor, cuya lección inolvidable se debe a no ser ya recordado…y por tanto acostumbrarnos a la muerte. Se dedicó a las palabras con delicadeza lúdica, jugando con ellas y contra ellas pero sin complacerse en hacerlas rechinar. Como todo buen poeta, fue especialmente consciente de su extrañeza y hasta detalló las tres más raras de todas, las que se niegan a sí mismas al afirmar: “Cuando pronuncio la palabra Futuro, la primera sílaba pertenece ya al pasado. / Cuando pronuncio la palabra Silencio, lo destruyo. / Cuando pronuncio la palabra Nada, creo algo que no cabe en ninguna no-existencia”.”

Fernando Savater (1947) filósofo español
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“«Ahora me doy cuenta de que el verdadero encanto de la vida intelectual —la vida consagrada a la erudición, a las investigaciones científicas, a la filosofía, a la estética, a la crítica— es su facilidad. Es la sustitución de las complejidades de la realidad por simples esquemas intelectuales, o de los desconcertantes movimientos de la vida por la muerte formal y tranquila. Es incomparablemente más fácil saber muchas cosas, por ejemplo, acerca de la historia del arte y tener ideas profundas acerca de la metafísica y de la sociología, que saber intuitiva y personalmente algo acerca de nuestros semejantes, y llevar relaciones satisfactorias con nuestros amigos y nuestras amantes, nuestra mujer y nuestros hijos. Vivir es mucho más difícil que el sánscrito, la química o la economía política. La vida intelectual es un juego de niños; lo cual explica el que los intelectuales tiendan a convertirse en niños, y luego en imbéciles, y finalmente, como claramente de muestra la historia política e industrial de los últimos siglos, en lunáticos homicidas y bestias salvajes. Las funciones reprimidas no mueren; se deterioran, degeneran, retrogradan al estado primitivo. Pero, entretanto, es mucho más fácil ser un niño intelectual, o un lunático, o una bestia, que un hombre adulto y armonioso. He ahí por qué, entre otras razones, existe tanta demanda de educación superior. Las gentes se abalanzan hacia los libros y las universidades como hacia los cafés. Quieren ahogar su conciencia de las dificultades que presenta el vivir adecuadamente en este grotesco mundo contemporáneo: quieren olvidar su deplorable insuficiencia en el arte de la vida. Algunos ahogan sus penas en alcohol, mientras que otros, todavía más numerosos, las ahogan en los libros y en el diletantismo artístico; algunos tratan de olvidarse a sí mismos por medio de la fornicación, el baile, el cinematógrafo, la radiotelefonía; otros, por medio de conferencias y ocupaciones científicas. Los libros y las conferencias son mejores para ahogar las penas que la bebida y la fornicación: no dejan dolor de cabeza, ni aquella desesperante sensación del post coitum triste.»”

Point Counter Point

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“Las cosas buenas son son silvestres y gratuitas”

Henry David Thoreau (1817–1862) escritor, poeta y filósofo estadounidense
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“No hay otro lugar como la familia donde encontrar consuelo, alivio y ayuda para los parados, los enfermos crónicos y terminales, a los jóvenes que han embarrancado sus vidas en el alcohol, en la droga y en el sexo salvaje.”

Antonio María Rouco Varela (1936) Cardenal de la Iglesia Católica

Fuente: 20 minutos http://www.20minutos.es/noticia/2017663/0/rouco-varela/aborto/fiesta-familia/#xtor=AD-15&xts=467263

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“El hombre también pertenece al mundo salvaje. Habiendo evolucionado en él durante millones de siglos, lo salvaje no está alejado de nuestra civilización y forma parte de nuestros genes. De hecho, cuando nuestra civilización llegue a ser más poderosa, compleja y delicada, mayor será la probabilidad de que un colapso nos devuelva a la barbarie. Hay en lo salvaje algo que da forma a todos los experimentos vitales de la Tierra. ¿Podemos aprovecharlo sin experimentar lo triste que es volver a lo salvaje? ¿Podemos combinarla con desarrollos intelectuales de los que nos sentimos tan orgullosos, utilizarla para orientar nuestras tendencias antes de que conduzcan a un colapso mayor a los vividos por las civilizaciones antiguas? Creo que podemos, y para ello, debemos aprender de lo primitivo.”

Charles Lindbergh (1902–1974) aviador e ingeniero estadounidense

Original: «The wild world is the human world. Having evolved in it for millions of centuries, we are not far removed by a cloth of civilization. It is packed into our genes. In fact, the more power-driven, complex and delicate our civilization becomes, the more likelihood arises that a collapse will force us back to wildness. There is in wildness a natural wisdom that shapes all Earth's experiments with life. Can we tap this wisdom without experiencing the agony of reverting to wildness? Can we combine it with intellectual developments of which we feel so proud, use it to redirect our modern trends before they lead to a worse breakdown than past civilizations have experienced? I believe we can, and that to do so we must learn from the primitive.»
Fuente: "The Wisdom of Wilderness" en LIFE, (22 de diciembre de 1967).

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“Es un gran mal mirar a la humanidad con una visión demasiado clara. Parece que vives entre las bestias salvajes y te conviertes en una bestia salvaje.”

William Beckford (1760–1844) novelista inglés

Citas por obras, Vathek with The Episodes of Vathek
Original: «It is a great evil to look upon mankind with too clear vision. You seem to be living among wild beasts, and you become a wild beast yourself».
Fuente: Página 163. https://books.google.es/books?id=a08j7jDP7McC&pg=PA163&dq=It+is+a+great+evil+to+look+upon+mankind+with+too+clear+vision.+You+seem+to+be+living+among+wild+beasts,+and+you+become+a+wild+beast+yourself&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwic7PeYhtrgAhXixoUKHW_LAlYQ6AEIKzAA#v=onepage&q=It%20is%20a%20great%20evil%20to%20look%20upon%20mankind%20with%20too%20clear%20vision.%20You%20seem%20to%20be%20living%20among%20wild%20beasts%2C%20and%20you%20become%20a%20wild%20beast%20yourself&f=false

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“El mercado es una bestia salvaje, caótica e incontrolable.”

Fidel Castro (1926–2016) Ex Presidente de Cuba y Ex Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba

Conferencia magistral en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, 24/8/1998 http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1998/esp/f240898e.html.

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“Soy un salvaje peruano. Si os digo que, por línea materna, desciendo de un Borgia de Aragón, virrey de Perú, diréis que no es cierto y que me estoy dando importancia.”

Paul Gauguin (1848–1903) pintor francés

En referencia a su tio abuelo, Pío Tristan, último virrey de Perú.
Citas propias
Fuente: [Sweetman], David (traducción: Ignacio [Hierro]). Paul Gauguin: biografía de un salvaje, pp. 16-19. Grupo Planeta, 1998. https://books.google.es/books?id=wbU0xEhgb5oC&dq=gauguin&hl=es&source=gbs_navlinks_s En Google Books. Consultado el 27 de abril de 2019.

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“No puedes dejar que la naturaleza se vuelva salvaje.”

Walt Disney (1901–1966) Empresario, productor, director, guionista y animador estadounidense
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