Frases sobre furia

Una colección de frases y citas sobre el tema del furia, vida, vida, ser.

Frases sobre furia

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“La furia fundida con la frialdad.”

John Katzenbach (1950) escritor estadounidense

La Historia del loco.

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“Fortaleza, con la linterna de la razón por delante, ya que de otra manera no serías fortaleza, sino estupidez, furia, audacia.”

Giordano Bruno (1548–1600) astrónomo, filósofo, religioso y poeta italiano

Expulsión de la bestia triunfante

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“Contra las furias inoportunas que nos vuelven monstruos.”

Enrique Bunbury (1967) músico español

¡Rueda, fortuna!, Héroes del Silencio.
Con Héroes del Silencio, Avalancha

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“El odio es la furia de los débiles.”

Héctor del Mar (1942–2019) locutor de radio y televisión español de origen argentino
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“Mañana, y mañana, y mañana se arrastra con paso mezquino día tras día hasta la sílaba final del tiempo escrito, y la luz de todo nuestro ayer guió a los bobos hacia el polvo de la muerte. ¡Apágate, apágate breve llama! La vida es una sombra que camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea y nunca más se le oye. Es un cuento que cuenta un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada.”

Macbeth
Variante: Mañana y mañana y mañana se arrastra con paso mezquino día tras día hasta la sílaba final del tiempo escrito. La luz de nuestro ayer guió a los necios hacia el polvo de la muerte. ¡Apágate, apágate breve llama! La vida es una sombra que camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea y a quien nunca más se oye. La vida es un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y furia, y que nada significa.

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“Una mano pequeña y fría me acarició la mejilla.
—No pasa nada —dijo Auri en voz baja—. Ven aquí.
Empecé a llorar en silencio, y ella deshizo con cuidado el apretado nudo de mi cuerpo hasta que mi cabeza reposó en su regazo. Empezó a murmurar, apartándome el cabello de la frente; yo notaba el frío de sus manos contra la ardiente piel de mi cara.
—Ya lo sé —dijo con tristeza—. A veces es muy duro, ¿verdad?
Me acarició el cabello con ternura, y mi llanto se intensificó. No recordaba la última vez que alguien me había tocado con cariño.
—Ya lo sé —repitió—. Tienes una piedra en el corazón, y hay días en que pesa tanto que no se puede hacer nada. Pero no deberías pasarlo solo. Deberías haberme avisado. Yo lo entiendo.
Contraje todo el cuerpo y de pronto volví a notar aquel sabor a ciruela.
—La echo de menos —dije sin darme cuenta. Antes de que pudiera agregar algo más, apreté los dientes y sacudí la cabeza con furia, como un caballo que intenta liberarse de las riendas.
—Puedes decirlo —dijo Auri con ternura.
Volví a sacudir la cabeza, noté sabor a ciruela, y de pronto las palabras empezaron a brotar de mis labios.
—Decía que aprendí a cantar antes que a hablar. Decía que cuando yo era un crío ella tarareaba mientras me tenía en brazos. No me cantaba una canción; solo era una tercera descendente. Un sonido tranquilizador. Y un día me estaba paseando alrededor del campamento y oyó que yo le devolvía el eco. Dos octavas más arriba. Una tercera aguda y diminuta. Decía que aquella fue mi primera canción.
—Nos la cantábamos el uno al otro. Durante años. —Se me hizo un nudo en la garganta y apreté los dientes.
—Puedes decirlo —dijo Auri en voz baja—. No pasa nada si lo dices.
—Nunca volveré a verla —conseguí decir. Y me puse a llorar a lágrima viva.
—No pasa nada —dijo Auri—. Estoy aquí. Estás a salvo.”

The Wise Man's Fear

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“No acometas obra alguna con la furia de la pasión; equivale a hacerse a la mar en plena borrasca.”

Thomas Fuller (1608–1661) historiador británico

Fuente: Palomo Triguero, Eduardo. Cita-logía. Editorial Punto Rojo Libros,S.L. ISBN 978-84-16068-10-4. p. 212.

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“Los que entonces repartían el juego -como Duhalde- tenían la obligación de saber que El Furia iba a Santacrucificar la Argentina.”

Jorge Asís (1946) escritor, periodista y político argentino

Fuente http://twitter.com/CayetanoAsis/status/285070397756563457

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“Nunca se quejó del frío, nunca se quejó del sueño, el pobre siente su paso y lo sigue como ciego. Su cabeza es rematada por cuervos con garra de oro como lo ha crucificado la furia del poderoso.”

Víctor Jara (1932–1973) artista y activista político chileno

El aparecido (1967)
Textos de canciones, Víctor Jara [Canto a lo humano] (1966), Victor Jara (1967)

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“¿Cómo podría la misma gente haber construido tales iglesias y [cientos de años después] haber destruido tantas de ellas en un arranque de furia ciega?”

Andréi Amalrik (1938–1980) disidente y escritor soviético

Nota:Antes de exiliarse, Amalrik realizó una peregrinación a aquellos lugares donde, en el siglo XIV, nació la región de Moscovia. Parado frente a un notable complejo de iglesias de madera a orillas del lago Onega, sintió un súbito arrebato de admiración.
Fuente: "Notas de un revolucionario".

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“El parte metereológico de hoy anuncia furia parcial con arranques ocasionales de rabia.”

Chuck Palahniuk (1962) Novelista y periodista estadounidense

Diario; Una novela

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“Una furia fria, glacial…”

Stirling Moss (1929) piloto de automovilismo británico

sobre Juan Manuel Fangio)

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“Furia la sorprendió tomándola entre sus brazos y pegándola a su cuerpo. Le suplicó al oído:
—Rafaela, no quiero que mañana se arripienta de ser mi mujer. Deténgame aura si mañana sentirá asco de mí.
La sonrisa suave de Rafaela lo desarmó. No recordaba haberla visto tan tranquila ni dueña de sí. Lo que ella expresó a continuación, le arrancó lágrimas, a él, que desde la muerte de sus padres no había vuelto a derramarlas.
—Lo amo, señor Furia, así como es usted, mal hablado, pendenciero, con argollas en la oreja, con un genio que hace honor a su apellido y hasta con olor a caballo. Lo amo como nunca amé a nadie porque nunca conocí a nadie con su nobleza, su pasión por el trabajo y su respeto por el prójimo. Lo admiro por su coraje, señor Furia, y por su orgullo sin vanidad. Lo amo porque usted es de las pocas personas que le mostró
cariño a Mimita. Pero sobre todo lo amo porque a su lado no tengo miedo.
—¡Rafaela! —exclamó, enloquecido, y la abrazó con fiereza, sacudiéndola como si se tratase de una muñeca rellena de estopa en su codicia por conquistar con la boca y las manos cada centímetro de su cuerpo.
Ella siguió hablándole, con el aliento entrecortado, con la cabeza echada hacia atrás y el cuello expuesto a los besos, los mordiscos y a la intemperancia del gaucho.
—No lo conozco. Poco sé de su vida y de su índole. Sin embargo, confío, confío ciegamente en usted, señor Furia.”

Florencia Bonelli (1971) escritora argentina

Me llaman Artemio Furia

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“Walking Around

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las pelquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a une monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.”

Pablo Neruda (1904–1973) poeta
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“La vida es solo una sombra caminante, un mal actor que, durante su tiempo, se agita y se pavonea en la escena, y luego no se le oye más. Es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, y que no significa nada" - Macbeth”

Macbeth
Variante: La vida es sólo una sombra caminante, un mal actor que, durante su tiempo, se agita y se pavonea en la escena, y luego no se le oye más. Es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, y que no significa nada.

“Los mexicanos sufrimos una enfermedad, una furia, un deseo de autodestruirnos, de cancelarnos, de borrarnos, de no dejar huella de nuestro pasado y de un modo de ser en el que creímos y al que nos consagramos.”

Guillermo Tovar de Teresa (1956–2013) historiador de arte autodidacta y coleccionista mexicano

De Tovar de Teresa, G. (1990). La Ciudad de los Palacios: crónica de un patrimonio perdido. Prólogo de Enrique Krauze. México: Vuelta.
Fuente: Reseña crítica "Estas vecindades que ves", de María José Rodilla. Nexos, 1 de mayo de 1991 (Consultado miércoles 27 de noviembre del 2013) http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=268512

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“La naturaleza tiene muchas artimañas para convencer al hombre de su finitud —el incesante fluir de las mareas, la furia de la tormenta, la sacudida del terremoto, el largo retumbar de la artillería del cielo—, pero la más tremenda, la más sorprendente de todas es la fase pasiva del silencio blanco. Cesa todo movimiento, el aire se despeja, los cielos se vuelven de latón; el más pequeño susurro parece un sacrilegio, y el hombre se torna tímido, asustado del sonido de su propia voz. Única señal de vida que viaja a través de las espectrales inmensidades de un mundo muerto, tiembla ante su propia audacia, se da cuenta de que su vida no vale más que la de un gusano. Surgen extraños pensamientos no llamados, y el misterio de todas las cosas pugna por darse a conocer. Y el temor a la muerte, a Dios, al universo, se apodera de él, la esperanza en la resurrección y la vida, su deseo de inmortalidad, la lucha vana de la esencia aprisionada. Entonces, si alguna vez ocurre, el hombre camina solo con Dios.”

Jack London (1876–1916) escritor estadounidense

Fuente: El silencio blanco.
Fuente: London, Jack. El silencio blanco del libro La quimera del oro. Clásicos de la Literatura Estadounidense Carrascalejo de la Jara. Editorial NoBooks Editorial, 2009. https://books.google.es/books?id=JDX2DQAAQBAJ&printsec=frontcover&dq=La+quimera+del+oro+Cl%C3%A1sicos+de+la+Literatura+Estadounidense+Carrascalejo+de+la+Jara&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiT85C92ungAhWv1-AKHRSsAIoQ6AEIKDAA#v=onepage&q=%C3%9Anica%20se%C3%B1al%20de%20vida%20que%20viaja%20a%20trav%C3%A9s%20de%20las%20espectrales%20inmensidades%20de%20un%20mundo%20muerto%2C%20tiembla%20ante%20su%20propia%20audacia&f=false