Frases sobre marea

Una colección de frases y citas sobre el tema del marea, tiempo, vida, ser.

Frases sobre marea

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“Siempre he intentado vivir en una torre de marfil, pero una marea de mierda no deja de golpear sus muros y amenaza con tirarla abajo.”

Gustave Flaubert (1821–1880) escritor francés (1821-1900)

Fuente: Citado en Garzón, Baltasar. La fuerza de la razón. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial España, 2012. ISBN 9788499921587.

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“Las mareas calmas no crean marineros hábiles.”

Yehuda Berg (1972) escritor estadounidense

El poder de la Kabbalah. 13 principios para superar los desafíos y alcanzar la realización

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“Hay tres cosas que jamás he podido comprender: el flujo y reflujo de las mareas, el mecanismo social y la lógica femenina.”

Jean Cocteau (1889–1963) poeta, novelista, dramaturgo, pintor, ocultista, diseñador, crítico y cineasta francés (1889-1963)

Fuente: [Eusebio], Sebastián Arribas Enciclopedia básica de la vida. Cultivalibros. 2010. ISBN 978-84-99233-42-0, p. 73.

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“Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿ Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país ?
Solo aquí
diez mil manos siembran
y hacen andar las fabricas.

¡ Cuánta humanidad
con hambre, frio, pánico, dolor,
presión moral,
terror y locura !

Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.

Un muerto, un golpeado como jamas creí
se podria golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores
uno saltó al vacio,
otro golpeandose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija de la muerte.

¡ Qué espanto causa el rostro del fascismo !
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
Sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroismo
¿ Es este el mundo que creaste, dios mio ?
¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo ?
en estas cuatro murallas solo existe un numero
que no progresa,
que lentamente querrá más muerte.

Pero de pronto me golpea la conciencia
y veo esta marea sin latido,
pero con el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
llena de dulzura.
¿ Y México, Cuba y el mundo ?
¡ Que griten esta ignominia !
Somos diez mil manos menos
que no producen.

¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del companero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas
Asi golpeará nuestro puño nuevamente

¡Canto que mal me sales
Cuando tengo que cantar espanto!
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto.
De verme entre tanto y tantos
momentos del infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi,
lo que he sentido y que siento
hara brotar el momento…”

Víctor Jara (1932–1973) artista y activista político chileno
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“19/abril/1943 16:20h. Tomo por vía oral 0,5 cc de solución mitad acuosa mitad promil de tartrato de dietilamida = 0,25 mg de tartrato. Tomada diluida con aproximadamente 10 cc de agua. Tiene mal gusto.
17:00h. Comienzan los mareos, sensación de ansiedad, distorsiones visuales, síntomas de parálisis, deseo de reír.
Suplemento 21/abril: Viajo a casa en bicicleta.
De 18:00 - 20:00h aprox. Crisis más severa. (Véase el informe especial).
Aquí terminan las notas en mi cuaderno de laboratorio. Fui capaz de escribir las últimas palabras pero con un gran esfuerzo. A estas alturas ya estaba claro para mí que el LSD había sido la causa de la notable experiencia del viernes anterior, con percepciones alteradas que eran del mismo tipo que las anteriores, sólo que mucho más intensas. Tuve que luchar para hablar de manera inteligible. Le pedí a mi asistente de laboratorio, que estaba informado del auto-experimento, que me acompañara a casa. Fuimos en bicicleta, no hay automóviles disponibles debido a las restricciones sobre su uso en tiempo de guerra. De camino a casa, mi estado comenzó a asumir formas amenazadoras. Todo en mi campo de visión fluctuaba y estaba distorsionado, como si me viese en un espejo curvo. También tuve la sensación de ser incapaz de moverme de ese sitio. Sin embargo, mi asistente me dijo más tarde que habíamos viajado muy rápidamente. Finalmente, llegamos al hogar sanos y salvos, y yo apenas fui capaz de pedirle a mi compañero que llamase a nuestro médico de cabecera y pidiese leche a los vecinos.
A pesar de mi estado delirante, desconcertado, tenía breves períodos de pensamiento claro y eficaz - y elegí tomar leche como un antídoto inespecífico contra el envenenamiento.”

Albert Hofmann (1906–2008) químico suizo
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“Y si vieras las mareas surgir, y si vieras las aldeas pasar. Vas buscando un libro, un paraíso eterno hacia allá.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Spinetta y Los Socios del Desierto

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“Los desiertos y tus pasos tienen tiempo. Las mareas y las estelas tienen cielo de ti. Ojalá tuviese yo tu amor así, sin saber cómo entrar o como salir.”

Luis Alberto Spinetta (1950–2012) Músico argentino

Citas de canciones por banda, Solista
Fuente: Peluson of milk, "Cielo de ti", 1990

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“Por la vieja Sonora, la marea va subiendo.”

Manu Chao (1961) Músico, cantante y productor francoespañol

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Versos de canciones

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“La puerta fue abierta Me conduzco con la marea”

John Petrucci (1967) músico estadounidense

Scenes from a memory

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“El consenso más importante de la sociedad moderna es la organización del tránsito. La manera como puede interrelacionarse una marea de desconocidos que comparten un mismo camino y viajan casi todos sin incidentes. Con un conductor disidente hay suficiente para crear anarquia.”

Rant
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Variante: El consenso más importante de la sociedad moderna es la organización del tránsito. La manera como puede interrelacionarse una marea de desconocidos que comparten un mismo camino y viajan casi todos sin incidentes. Con un conductor disidente hay suficiente para crear anarquía.

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“La vida, a la hora de destrozarnos, tiene la terca paciencia de la marea.”

Enrique Vila-Matas (1948) escritor español

Lejos de Veracruz (1995)

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“¿Qué ha sido esa vergonzosa exhibición? —me preguntó Wilem cuando Marea se hubo marchado.
—¿Cómo dices?
—¿Cómo dices? —repitió imitando mi tono de voz—. ¿Cómo te atreves a fingir siquiera que eres tan imbécil? Si una chica tan guapa como esa me mirara con un solo ojo de la forma en que te ha mirado a ti con los dos… Ya habríamos encontrado una habitación, por expresarlo de forma educada.
—Ha sido simpática —protesté—. Y hemos hablado un rato. Me ha preguntado si querría enseñarle algunos acordes de arpa, pero hace mucho tiempo que no toco el arpa.
—Pues si sigues pasando por alto insinuaciones como esa, seguirás sin tocarla mucho tiempo —repuso Wilem con franqueza—. Lo único que ha faltado ha sido que se desabrochara otro botón.
Sim se inclinó hacia mí y apoyó una mano en mi hombro; era la viva imagen del amigo preocupado.
—Kvothe, hace tiempo que quiero hablar contigo de este problema. Si de verdad no te has dado cuenta de que esa chica se interesaba por ti, quizá tengas que admitir la posibilidad de que seas absolutamente inepto en lo relativo a las mujeres. Quizá debas plantearte el sacerdocio.
—Estáis borrachos —dije para disimular mi rubor—. ¿Os habéis quedado con que es la hija de un concejal?
—¿Te has quedado —replicó Wil en el mismo tono— con cómo te miraba?
Yo sabía que era deplorablemente inexperto con las mujeres, pero no tenía por qué reconocerlo. Así que descarté sus comentarios con un ademán y bajé del taburete.
—No sé, pero dudo que un revolcón detrás de la barra fuera en lo que estaba pensando esa chica. —Bebí un sorbo de agua y me alisé la capa—. Bueno, tengo que encontrar a mi Aloine y darle las gracias. ¿Qué aspecto tengo?
—¿Qué más da? —dijo Wilem.
Simmon le tocó el codo a Wilem.
—¿No lo ves? Va detrás de una presa más peligrosa que la escotada hija de un concejal.”

The Name of the Wind

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“muchas veces nos afferamos a algo contra viento y marea y esto no nos permite ver que lo mejor esta x llegar”

María Antonieta Collins (1952) periodista mexicana

Porque quiero, porque puedo y porque me da la gana

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“La naturaleza tiene muchas artimañas para convencer al hombre de su finitud —el incesante fluir de las mareas, la furia de la tormenta, la sacudida del terremoto, el largo retumbar de la artillería del cielo—, pero la más tremenda, la más sorprendente de todas es la fase pasiva del silencio blanco. Cesa todo movimiento, el aire se despeja, los cielos se vuelven de latón; el más pequeño susurro parece un sacrilegio, y el hombre se torna tímido, asustado del sonido de su propia voz. Única señal de vida que viaja a través de las espectrales inmensidades de un mundo muerto, tiembla ante su propia audacia, se da cuenta de que su vida no vale más que la de un gusano. Surgen extraños pensamientos no llamados, y el misterio de todas las cosas pugna por darse a conocer. Y el temor a la muerte, a Dios, al universo, se apodera de él, la esperanza en la resurrección y la vida, su deseo de inmortalidad, la lucha vana de la esencia aprisionada. Entonces, si alguna vez ocurre, el hombre camina solo con Dios.”

Jack London (1876–1916) escritor estadounidense

Fuente: El silencio blanco.
Fuente: London, Jack. El silencio blanco del libro La quimera del oro. Clásicos de la Literatura Estadounidense Carrascalejo de la Jara. Editorial NoBooks Editorial, 2009. https://books.google.es/books?id=JDX2DQAAQBAJ&printsec=frontcover&dq=La+quimera+del+oro+Cl%C3%A1sicos+de+la+Literatura+Estadounidense+Carrascalejo+de+la+Jara&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiT85C92ungAhWv1-AKHRSsAIoQ6AEIKDAA#v=onepage&q=%C3%9Anica%20se%C3%B1al%20de%20vida%20que%20viaja%20a%20trav%C3%A9s%20de%20las%20espectrales%20inmensidades%20de%20un%20mundo%20muerto%2C%20tiembla%20ante%20su%20propia%20audacia&f=false

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“La poesía nos hace tocar lo impalpable y escuchar la marea del silencio cubriendo un paisaje devastado por el insomnio.”

Octavio Paz (1914–1998) poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano

La llama doble

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